La Iglesia valenciana «no echa la persiana» tras el incendio
Parroquias, scouts, falleros y el Arzobispado de la ciudad prestan su apoyo a través de la recogida de material y atención espiritual a los damnificados tras el dramático incendio del edificio en Campanar
«Quien pueda venir esta tarde para organizar cajas será bien recibido, acaba de venir un camión del Ayuntamiento y se ha llevado casi 400 mantas que teníamos», dice una nota de voz en el grupo de WhatsApp Voluntarios San Josemaría al que Alfa y Omega ha tenido acceso. La que habla es Mavi, «gobernanta», como la definen los 70 miembros del grupo, del centro social de esta parroquia vinculada al Opus Dei y tan solo a 500 metros del edificio que fue pasto de las llamas el 22 de febrero en el barrio valenciano de Campanar.
Mavi explica que, según la noticia del incendio se difundió entre los valencianos, sin previo aviso, «un montón de gente empezó a llegar a nuestra parroquia». Fue el primer sitio al que se le ocurrió acudir a los vecinos. Como resultado, el garaje del centro, con capacidad para unos 70 coches, se ha llenado de donaciones que periódicamente algún vehículo reparte entre los más de 400 vecinos que han perdido su casa.
Al cierre de esta edición siguen recibiendo ayuda. «Somos una parroquia y no podemos decir “no” a quienes traigan cosas», opina Mavi. Considera que el centro «no es como un negocio que echa la persiana, está en la casa de Dios y aquí acogemos a todos el mundo». Confiesa que todos los vecinos se han implicado y «quienes no tienen medios han vaciado sus propias casas» recopilando todo lo que tuvieran a mano.
La ayuda de los vecinos ha desbordado las necesidades más urgentes de los damnificados. «Aquí hay suficiente como para mandar un contenedor en barco a un país que lo necesite», opina Mavi. Durante el fin de semana ha organizado turnos de 50 voluntarios, obligando a descansar a los más entusiastas e insistiendo en que comieran lo que otros vecinos habían enviado para ellos. «Yo soy sanitaria, pero no os puedo estar atendiendo si os desmayáis», les decía.
Scouts y falleros al rescate
Álvaro Koppers es jefe del grupo Santiago Apóstol y María Inmaculada de los Guías y Scouts de Europa, adscrito a esta parroquia. Coordina a unos doce monitores, cada uno a cargo de un grupo de niños. Según supo de la iniciativa movilizó a todos los scouts de Valencia. «Uno de nuestros pilares es el servicio y tenemos experiencia porque en la JMJ de 2011 nos encargamos de organizar la seguridad», cuenta. Koppers revela que, entre los vecinos que se lanzaron a la ayuda, «vino gente que había viajado desde Buñol y se negaba a volverse con las cosas que había traído». «Mucha gente piensa que las personas no solemos volcarnos, pero cuando suceden estas urgencias la respuesta es sorprendente».
Ricardo Atencia, presidente de la Falla Islas Canarias Dama de Elche, también coordinó junto a otros casales (los locales que albergan los ninots) el envío de donativos a la parroquia de San Josemaría. Como es policía, coordinó una columna de diez vehículos y su entrada en el garaje del centro social, «una zona complicada que no conocíamos». «Los mismos falleros son altruistas y, si los enseres que se han recogido no se destinan a las víctimas del incendio, irán a otras personas necesitadas», valora.
Por su parte, Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, aparte de prestar apoyo a las diferentes parroquias a través de Cáritas, presidió el viernes 23 de febrero una vigilia de oración en la basílica de la Virgen de los Desamparados por las víctimas y los afectados por el incendio. Y pidió a la Virgen «por esas personas, para que les dé la certeza de que, a pesar de tanto sufrimiento, Dios no deja de amarlos».