Comienzan las obras de restauración del baldaquino de la basílica de San Pedro
Concluirán antes de la Navidad de este año, a tiempo para la apertura de la Puerta Santa con la que iniciará el Jubileo de 2025
El baldaquino de la basílica de San Pedro, la estructura de madera con cuatro columnas que cubre su altar mayor y marca la posición de la tumba de san Pedro, ha comenzado en la mañana del 21 de febrero sus obras de restauración. Como ya informó en enero a los medios vaticanos el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica, las obras presumiblemente acabarán antes de la Navidad de este año, justo a tiempo para la apertura de la Puerta Santa con la que iniciaría el Jubileo de 2025.
La prioridad de la intervención es detener la degradación de la estructura. También se recuperarán los diseños dorados con los que Bernini decoró sus columnas en 1635 y a los que otras intervenciones en el pasado y el polvo en el templo han arrebatado su brillo. El presupuesto total es de unos 700.000 euros que han aportado los Caballeros de Colón, una organización católica estadounidense fundada en 1881.
El baldaquino es más alto que los edificios comunes en la Roma de su época. Con sus 29 metros, se podría comparar con un bloque de diez pisos de la actualidad. También se estima que su peso total es de unas 63 toneladas. Solamente cada uno de los ángeles que decoran sus esquinas ya pesa dos toneladas y media. Su construcción fue encargada en 1624 por el Papa Urbano VIII a través de un concurso que buscaba concentrar en el altar mayor la atención de los peregrinos. Las dimensiones de la basílica los sobrecogían y a veces perdían de vista que tenían la tumba del primer Pontífice bajo sus pies.
Su última restauración completa fue en 1758, cuando unas 60 personas trabajaron durante tres meses para retirar el óxido de sus piezas metálicas y limpiarlo. En esta ocasión, un equipo mucho más pequeño, de entre diez y doce personas, trabajarán el triple de tiempo, unos nueve meses. Lo harán dentro de una estructura de andamios que procurará aislar la obra al máximo posible para que no interfiera con las celebraciones papales y que los turistas puedan seguir visitando la basílica.