Este domingo empezamos el Adviento. ¿Sabíais que se inventó en España? El padre Manuel González López-Corps, que enseña Liturgia a los seminaristas de Madrid, nos cuenta que, en el año 380, todos los obispos españoles se reunieron en Zaragoza, y «hablaron de una preparación para el nacimiento de Jesús, que entonces se celebraba el 6 de enero. Se invitaba a los cristianos a juntarse en las iglesias para rezar, todos los días desde el 17 de diciembre». Con el tiempo, la Navidad pasó al 25 de diciembre, y el Adviento eran los cuatro domingos de antes. Tiene tanta importancia, que terminó marcando el comienzo del año para la Iglesia.
Uno de los signos más característicos del Adviento es la corona. «Esta costumbre nace en Alemania, en el siglo XIX. En las casas, se hacía una liturgia familiar para bendecir la mesa el domingo. La corona tiene cuatro velas moradas, una por cada domingo del Adviento, colocadas en un círculo de plantas verdes, que representa el círculo del año y la eternidad de Dios. Esta costumbre pasó a las iglesias ya en el siglo XX».
¿Cómo celebrar el Adviento en familia?
¿Cómo se puede hacer una celebración familiar en torno a la corona de Adviento? Os proponemos una forma muy sencilla: cada domingo, cuando estéis todos juntos antes de comer, encendéis una vela el primer domingo, dos el segundo… Luego podéis leer o recordar el Evangelio que se ha leído ese día en Misa, y hacer una pequeña oración. Además, sería estupendo que, según cada lectura, hiciéramos un buen propósito para cumplir durante toda esa semana:
–Primera semana: Hay que estar vigilantes para descubrir cuándo viene Jesús a nuestra vida. Por eso, estaremos muy atentos para ver cuándo podemos hacer algo bueno.
–Segunda semana: Para preparar el camino a Jesús, vamos a rezar un poco más esta semana (y el resto del Adviento), pidiéndole que Él siempre sea lo más importante para nosotros.
–Tercera semana: Como san Juan Bautista, tenemos que ser profetas de Jesús, hablando de Él a los demás y explicándoles el verdadero sentido de la Navidad y por qué estamos alegres.
–Cuarta semana: La Virgen y san José se fueron hasta Belén casi sin nada, y nadie los ayudó cuando llegaron e iba a nacer Jesús. Nosotros lo compensaremos intentando ayudar a quienes lo necesiten.
–En Francia, el Adviento empezó a celebrarse como un tiempo parecido a la Cuaresma. Por eso, en Misa se utiliza el color morado y no se canta el Gloria. La Cuaresma es un tiempo penitencial, en el que lo más importante es arrepentirse de los pecados. El Adviento no es exactamente así, sino un tiempo de expectación, porque viene Jesús. Hasta el 16 de diciembre, preparamos su segunda venida, al final de los tiempos. Desde el día 17, preparamos su nacimiento. «Hay que vivir este tiempo desde la oración y con esperanza. Y también con sobriedad» y sencillez, porque todavía no es Navidad. De hecho, «hasta hace poco, en Adviento también se ayunaba».
–En el siglo VIII, en España, a partir del 17 de diciembre, «había catequesis en las iglesias sobre Quién es el que viene, explicando los títulos que tiene Jesús en el Antiguo Testamento. En los monasterios, al acabar la catequesis, los monjes repartían dulces o nueces. De ahí sale la costumbre de dar peladillas los días antes de Navidad». De esas catequesis, se conservan sólo unas oraciones cortas que se leen antes del Evangelio en la Misa de esos días.
–El Adviento tiene sus personajes propios: el profeta Isaías, que anunció la llegada de Jesús; san Juan Bautista, que avisó al pueblo de Israel de que el Mesías estaba cerca; y la Virgen. En España, desde el siglo VIII, el 18 de diciembre celebramos a Santa María de Adviento. Ahora se la conoce como Nuestra Señora de la Esperanza o la Virgen de la O, y se la representa embarazada. En el norte de Europa, dan mucha importancia a santa Lucía, porque su nombre recuerda a la luz que trae Jesús. En el Este, se celebra la fiesta de San Nicolás, que fue un obispo de Turquía que se dedicó a enseñar y ayudar a los niños.