Perdonad, y seréis perdonados - Alfa y Omega

Perdonad, y seréis perdonados

Lunes de la 2ª semana de Cuaresma / Lucas 6, 36-38

Carlos Pérez Laporta
Ilustración: Freepik.

Evangelio: Lucas 6, 36-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Comentario

Dios se nos da por completo. Pero recibimos sólo lo que nosotros le permitimos dar. Cuando cerramos nuestra vida sobre la medida de nuestras ideas, impedimos que Dios supere nuestros límites. Cuando tratamos a alguien según nuestras categorías, reducimos la vida a lo que somos capaces nosotros de ver y entender. Cuando tratamos a alguien según nuestro punto de vista nos perdemos la posibilidad de ver más de lo que éramos capaces de poner nosotros con nuestras ideas.

Por eso, dice Jesús, «no juzguéis, y no seréis juzgados». Porque aún cuando conocemos el mal objetivo que haya hecho alguien, si abrimos ese mal a la posibilidad de redención negándonos a juzgar con nuestras categorías podremos descubrir a Dios tratando de redimir a los hombres. «No condenéis, y no seréis condenados»: porque quien se abstiene de condenar definitivamente es porque espera una redención que revierta el mal cometido. Quien no condena vive de la esperanza y se abre a su propia redención.

Así, quien perdona por encima de su medida se abre al amor desmesurado de Dios: «perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros». La realidad abierta al amor desmesurado De Dios se llena de una espejaran a que supera todos nuestros juicios y categorías.