Los obispos de Haití reclaman al primer ministro que actúe «por el bien de la nación»
El país está sumido en una oleada de protestas ante la negativa de Ariel Henry de convocar elecciones antes del 7 de febrero, como se había comprometido
Los obispos de Haití reclamaron el pasado jueves al primer ministro del país, Ariel Henry, que asuma «la gravedad de la situación actual» y «tome una decisión sabia por el bien de toda la nación». El país está «seriamente amenazado en sus bases fundamentales», subraya la Conferencia Episcopal Haitiana en un comunicado. Sale así al paso de las violentas protestas que se están viviendo estos días. Hasta la fecha, se han saldado con seis muertos, a cuyas familias la Iglesia hace llegar sus condolencias.
La explosión popular se debe a que Henry no ha cumplido su compromiso de convocar elecciones antes del 7 de febrero y ceder el poder a una nueva administración. Era lo acordado tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021.
Al mismo tiempo, la Conferencia Episcopal Haitiana llama a los ciudadanos del país a «no caer en la trampa de la violencia, y de las luchas fratricidas». Estas «desprecian y burlan nuestra dignidad, desfiguran nuestra humanidad y deshonran la imagen de nuestro país».
Se cierre el grifo de la sangre
Los prelados aluden a los «sobresaltos y angustias» que se están viviendo en las últimas horas. Piden que «se cierre el grifo de la sangre» y se pueda dejar de contar muertos. El país lleva tres años inmersos en una violencia desbordada. En 2023, fueron asesinadas 4.800 personas y secuestradas 2.500, según datos recopilados por la ONU. En ambos casos, supone en torno al doble de víctimas que el año anterior.
La tendencia al alza continúa en el nuevo año. Uno de los casos recientes que más eco ha tenido fue el secuestro de seis religiosas, hermanas de Santa Ana, secuestradas el 19 de enero y puestas en libertad el 24 del mismo mes. «La madre patria» está «en peligro», advierte el comunicado del episcopado. E insta a las autoridades a «poner fin al sufrimiento del pueblo de forma inmediata».
«Testigos de la miseria y del sufrimiento de nuestros conciudadanos», los obispos renuevan su compromiso con la reconstrucción del país. Pero para que esta pueda salir adelante hace falta el consenso de todos «sin violencia, en la vía que nos conducirá al nuevo Haití que todos deseamos».