Representante de Ayuda a la Iglesia Necesitada ante la UE: «Los cristianos de Siria e Irak nos llaman a asumir que el Daesh comete genocidio»
Este jueves, el Parlamento Europeo vota una resolución en la que se califica de «actos de genocidio», crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra las acciones del grupo terrorista Daesh en Siria e Irak. La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ha estado muy implicada en su elaboración. Su representante ante la UE, Marcela Szymanski, explica que aunque en los últimos tiempos hay más sensibilidad hacia los cristianos perseguidos, las potencias tienen miedo al término «genocidio» porque les obligaría a hacer más contra el Daesh de lo que han hecho hasta ahora
¿Qué implicaciones tendría que el Parlamento Europeo aprobara finalmente la resolución que acusa al Daesh de genocidio?
El Parlamento Europeo no es una institución muy poderosa. Pero una toma de posición así por parte de un cuerpo de representantes elegidos en cada Estado miembro de la UE tiene un peso. Quisiéramos que fuera un empujón a la ONU para hacer lo mismo. La UE no es miembro de la ONU, pero sí marcaría una diferencia que los 28 ministros de relaciones exteriores de la Unión dijeran «vamos a llevar esto a las Naciones Unidas». La resolución puede dar pie a otros parlamentarios, o a las ONG, a forzar a sus propios gobiernos a ser consecuentes con los compromisos adquiridos cuando firmaron la Convención de la ONU sobre el genocidio. Mientras, Estados Unidos o Canadá van avanzando sobre este camino, sacando sus propias resoluciones.
Los iraquíes ya han reconocido que es genocidio. Pero su parlamento es un avispero, están más preocupados por el provecho que quiera sacar el Kurdistán de haber acogido a los cristianos y yazidíes que por lo que le pase a cualquiera de estos grupos. Con todo, como Irak está buscándose amigos en Occidente, creemos que sí podemos contar con ellos si vamos al Consejo de Seguridad de la ONU con este tema.
¿Qué significa exactamente el término «genocidio»?
Para ser víctima de genocidio no necesitas estar muerto. El genocidio tiene dos elementos: un elemento mental y otro físico. El mental es que una persona, grupo o entidad –no tiene que ser un país ni estar reconocido por la comunidad internacional– tiene la intención de destruir en todo o en parte a tu grupo nacional, étnico, racial o religioso. Dentro del elemento físico, hay cinco maneras de hacerte víctima de genocidio: matarte, causarte daño físico o mental, ponerte deliberadamente en unas condiciones que no te van a dejar vivir —como empujarte a la cima de una montaña—, imponer medidas que prevengan el nacimiento de niños dentro del grupo —como separar a hombres y mujeres—; y transferir a los hijos forzosamente de un grupo a otro, ya sea llevándoselos o cambiando la ley. Por ejemplo, ahora en Irak hay un grupo de parlamentarios que quiere que si algún padre es musulmán los niños se convierten automáticamente en musulmanes. Eso también es un acto de genocidio.
Esta resolución se vota una semana después de que el Consejo de Europa aprobara otra en la que también se habla del genocidio del Daesh.
Esta resolución se titula Sobre los combatientes extranjeros, pero sus autores introdujeron un párrafo innovador en el que se llama a todos los signatarios a asumir que esto es genocidio y a actuar en consecuencia. Eso nadie lo había dicho hasta la fecha, y ha sido muy consolador para nuestros hermanos en Irak y Siria. Ellos nos están llamando a asumir que lo que está ocurriendo cumple las condiciones del genocidio. Pero hasta la fecha ha sido muy difícil. Todas las instituciones quieren que sea otro el que declare primero que es genocidio.
Si los crímenes del Daesh son calificados de genocidio, ¿a qué estarán obligados los estados?
Los signatarios de la Convención de Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio tienen la obligación de actuar contra ello. El genocidio implica un castigo para quienes lo cometen, para los que conspiran para hacerlo, para los que incitan a ello, para los que lo intentan sin éxito y también para los cómplices. Pueden comenzar por bloquear cuentas bancarias, por llamar al orden a los países que sostienen el genocidio y no comerciar con ellos. Enviar tropas es el último recurso, hay muchas otras medidas que se pueden tomar antes. Simplemente si se les congelaran las cuentas a ciertos actores que se benefician de la venta de petróleo sería posible frenarlo.
¿Quiere decir que hasta ahora los estados no han hecho lo suficiente?
Efectivamente. Están ayudando a las víctimas, que es muy necesario. Pero mientras, se están cometiendo actos de genocidio.
¿Ha sido difícil llegar hasta aquí?
Se ha armado un caso sólido, para que no se pueda acusar de usar el término «genocidio» de forma ideológica. Ese es el término que la ONU tipifica como un crimen en su Convención sobre el genocidio. Estos días, Federica Mogherini —alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad— y otros han hablado de religiocidios o de masacres (mass murder). No hay crímenes llamados así. ¿Para qué buscar un nuevo crimen, cuando lo que el Daesh está haciendo a las minorías religiosas en Irak, Siria y en todos los países donde ponen el pie ya está perfectamente descrito como genocidio? La UE y las grandes potencias tienen tanto miedo a la palabra «genocidio». Tienen tanto miedo que estos días ha habido presiones de varios países hacia sus parlamentarios para decirles que eliminen del texto la referencia a la Convención de Naciones Unidas. Esto haría que el resto del documento no tuviera sentido.
¿Qué reacciones ha habido entre los europarlamentarios?
IU y Los Verdes han quitado la referencia en sus propuestas, a pesar de que durante el debate todos los parlamentarios de Izquierda Unida decían que era genocidio. ¿Con quién quieren congraciarse? Con tal de no decir que se persigue a los cristianos hacen lo que sea. Es una cobardía que tiene consecuencias sangrientas. No sé cómo pueden dormir. ¿Qué quieren, que esto siga?
¿Cómo lo justifican?
Ellos hablan de «crímenes contra la humanidad». ¡Todo genocidio es un crimen contra la humanidad! La diferencia es que los crímenes contra la humanidad son ataques contra cualquier población, quien los comete no tiene por qué haber dicho que los va a eliminar. Pero el Daesh ha dicho muchas veces que allí donde estén no quedará ni un cristiano ni un yazidí. Es cuestión de tiempo que empiecen a decirlo de otros, pero por el momento esto es lo que tenemos. Y ellos piensan que toda Europa es cristiana. No podemos decir que esto afecta solo a los cristianos de Irak. Tenemos que empezar por esto, porque el Daesh mira tanto al norte, donde estamos nosotros, como al sur, a África.
¿Por qué hay miedo a la palabra «genocidio»?
Porque los países saben que van a tener que dejar de hacer la vista gorda sobre Turquía y su frontera con Siria, por la que los miembros del Daesh transitan, se arman, pasan camiones petroleros y van a tratarse a hospitales turcos. Todo el mundo hace la vista gorda, menos los rusos, y por eso se les critica. Hay una serie de situaciones geopolíticas que Turquía ha sabido jugar: es miembro de la OTAN y por allí pasan muchos oleoductos desde el mar Caspio. Turquía lo ha hecho muy bien para extorsionar a Europa conservando una barrera de refugiados, como diciendo: «Si haces algo que no me gusta, te los mando». Los están usando para amenazar a Europa.
¿Creen que la resolución puede salir adelante, a pesar de todo?
Lo importante durante esta semana están siendo las negociaciones entre los partidos políticos, porque cada uno ha sacado su propia versión de la resolución. La original, que presentó el PPE, se hizo intencionadamente larga y exhaustiva para que cuando los partidos comenzaran a revisarla y a quitar cosas quedara lo más importante. Los que están de acuerdo en hablar de genocidio ya tienen un texto común. Son el PPE, los liberales (donde está Javier Nart —Ciudadanos—, que es un ardiente defensor), los conservadores y reformistas y los no inscritos. Entre estos tendrían los suficientes votos. Esperemos que nadie se eche atrás, porque ya lo hemos visto antes. Los más duros de roer son los socialistas, pero su texto era claro y decía «genocidio».
¿Cómo ha surgido esta resolución?
Su promotor es Lars Adaktusson, un europarlamentario democristiano sueco, que se ha movido por todas partes. Él preparó el documento y ha ido por las diferentes familias políticas para convencerlos de la importancia de esto. No ha cejado ni un segundo de hablar con unos y con otros y de presentar sus pruebas. Tiene una gran capacidad de persuasión, y el tema bien armado, con muy buenas bases legales.
Todo ha ocurrido a una velocidad que no te puedes imaginar. Adaktusson llevó el primer texto al PPE el 16 de diciembre, y el 11 de enero ya estaba en la agenda. Eso, con las vacaciones de Navidad por medio. Nunca he visto nada parecido. Ese tipo de cosas no pasan solas, para nosotros ha sido una intervención divina.
¿Qué papel ha jugado Ayuda a la Iglesia Necesitada en la tramitación de la resolución?
Nosotros no tenemos capacidad legal para actuar ante el Parlamento Europeo, pero tenemos muchas pruebas de los actos de genocidio. Solo en el libro Antes de que sea demasiado tarde, de Raquel Martín, identifiqué diez. Todos los días la gente que trabaja en Irak y Siria, los misioneros, nos cuentan que los están persiguiendo. Adaktusson nos pidió ayuda, y nosotros estructuramos esa información para dársela a los europarlamentarios que nos lo han pedido. Además, hemos preparado un documento respondiendo a todas las objeciones que nos han presentado. También ha participado asesoró José Luis Bazán, asesor jurídico de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE).
¿Qué significa esta resolución para los cristianos de estos lugares?
Los patriarcas cristianos de Irak y Siria nos habían pedido que hiciéramos todo lo que pudiéramos para que este vocabulario se utilice de forma constante en los escenarios internacionales. Nosotros sabemos que no solo daría mucha esperanza a las víctimas, sino que además les daría la esperanza de que esto se detenga.
En el debate sobre la resolución del día 20, se leyó un texto enviado por el patriarca caldeo Luis Sako. ¿Tuvo efecto?
Sí, ayudó. La gente lo leía y decía: «Qué tragedia, esto no puede ser». El debate funcionó muy bien.
¿Hay más sensibilidad ahora en la Unión Europea sobre la persecución religiosa?
Hasta hace poco algo así habría sido imposible. Todavía tengo un comunicado del PPE de finales de 2014 echando en cara a otro partido el no haber querido firmar una resolución por una serie de asesinatos a cristianos en Pakistán. Poco a poco, por la gracia de Dios, vamos viendo que más gente toma conciencia. La última resolución en este sentido se aprobó el 30 de abril de 2015. Políticamente fue un triunfo porque era un texto buenísimo. Pero a los europarlamentarios que lo promovieron, sobre todo Teresa Becerril y el presidente del PPE, les costó un desgaste espantoso.
Desde AIN, para aumentar la velocidad de este goteo de gente que se suma, traemos a las instituciones europeas a gente de esos lugares para que vean a los políticos y les digan lo que está pasando. Lo repetimos y lo repetimos, y cada vez más gente se va dando cuenta no solo de que está teniendo lugar una persecución, sino de que allí los cristianos están prestando servicios irremplazables, y de que a todo el mundo le conviene que no se vayan. Esto también da ánimo y valentía a los políticos que están dispuestos a jugarse todo lo que uno se juega aquí.