Les enseñaba con autoridad - Alfa y Omega

Les enseñaba con autoridad

Martes de la 1ª semana del tiempo ordinario / Marcos 1, 21-28

Carlos Pérez Laporta
Estudio para 'Cristo exorcizando a un demonio'. Salvator Rosa. Städel Museum, Frankfurt am Main’.
Estudio para Cristo exorcizando a un demonio. Salvator Rosa. Städel Museum, Frankfurt am Main’. Foto: Städel Museum.

Evangelio: Marcos 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó:

«Cállate y sal de él».

El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:

«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Comentario

La verdad sin amor pierde su sentido. Es un arma arrojadiza, un instrumento del maligno. Cuando tratamos de decir la verdad sin partir del amor la usamos para lanzarla a los demás y separarnos de ellos o aplastarlos. Si no hay cierto amor, sin el deseo de unirse al los demás, la verdad no cumple su función. Porque la verdad siempre es la verdad del mundo, o la verdad de otro, o la verdad de Dios. La verdad es aquello que establece un punto en común, una comunión. Si no, la verdad no es verdad. Es una idea. Y las ideas se parecen a la verdad, pero no son la verdad porque la verdad coincide con la realidad en común.

Por eso, Jesús manda callar a los demonios que dicen su nombre «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Ellos lo dicen sin amor, desde el odio. Creen que la verdad abstracta sobre Jesús le hará más daño aún que el desconocimiento. Si todo el mundo conoce teóricamente su identidad sin amarle, sin que exista una relación personal con Él, vivirán aún más separados.

Dios siempre revela la verdad de manera paulatina, dentro de una historia en común con nosotros. Lo hace en la medida en que el hombre va ensanchándose y puede asumir más verdad. De ahí la importancia de su autoridad. Si no se conoce a Dios en Jesús al reconocerle autoridad sobre uno y sobre el mundo, es decir, al reconocer su capacidad de mostrar la verdad a todos, la verdad es separación. Eso les ocurre a los demonios: la verdad les separa de Dios porque no le reconocen la autoridad de un mundo bueno y con sentido, y por eso tratan de destruirlo.