Las Iglesias en Irak se preparan para una Navidad poco festiva

Las Iglesias en Irak se preparan para una Navidad poco festiva

La guerra en Gaza, la muerte de 133 cristianos en una boda en Qaraqosh en septiembre y la disputa entre el Gobierno y el patriarca caldeo han hecho que los cristianos opten por la austeridad

María Martínez López
Navidad Irak
El ambiente navideño será escaso este año en la llanura de Nínive. Foto: AFP / Zaid al Obeidi.

La guerra de Gaza no solo ha oscurecido la Navidad en Tierra Santa. La sombra del conflicto se extiende hasta Irak. En este país, como ha ocurrido en Israel y Palestina, los cristianos se están preparando para vivir una Navidad vivida desde la austeridad y el recogimiento. Lo hacen en respuesta a la decisión de los líderes eclesiales, que han optado por cancelar las fiestas sociales de Navidad y Año Nuevo. «Las celebraciones se limitarán a las oraciones y liturgias de la Iglesia», recoge la organización Puertas Abiertas.

Esta decisión se ha tomado «por respeto a las víctimas de Qaraqosh y de Tierra Santa». Se refieren, además de la última oleada del conflicto palestino-israelí, al incendio ocurrido en septiembre durante una boda cristiana en esta ciudad de la llanura de Nínive y que se saldó con 133 víctimas mortales. Esta apuesta por unas fiesta de Navidad vividas desde la sobriedad implica también que «no podremos aceptar felicitaciones ni recibir a funcionarios en las iglesias».

Esta última afirmación apunta a otra posible lectura añadida de esta decisión, en clave más nacional. En efecto, la Navidad es un tiempo en el que no es extraño que distintos líderes políticos y sociales visiten a las comunidades cristianas para demostrar su buena voluntad hacia ellas. Ahora, las Iglesias han cerrado la puerta.

A pesar de ser fiesta nacional

El ambiente prenavideño de este año en Irak difiere mucho del de hace tres años. El 16 de diciembre de 2020, pocos días después de que se anunciara la visita del Papa Francisco en marzo de 2021, el Parlamento del país aprobó una ley para que el día de Navidad fuera fiesta nacional cada año. Esa Nochebuena, el entonces presidente, Barham Salih, musulmán sunita, participó en la Misa de gallo en la catedral de San José, en Bagdad. «El Gobierno debe hacer esfuerzos serios para permitir a los cristianos que vuelvan y viva una vida segura y digna en su patria», subrayó en esa ocasión.

Esta apuesta por una Navidad austera se hizo durante una reunión convocada en Erbil (Kurdistán iraquí) por el patriarca caldeo Louis Raphael Sako. Su comunicado final, hecho público el 28 de noviembre, mostraba su miedo a que «el Estado siga sin pasar a la acción para preservar los derechos de los cristianos», hacerles justicia y «devolverles las propiedades usurpadas».

Cabe recordar que Sako se encuentra desde julio en esta región del norte del país después de que el presidente del país, Abdul Latif Jamal Rashid, revocara el decreto oficial que lo reconocía como máximo líder de la Iglesia caldea. El texto final del encuentro reivindicaba que los cristianos «constituyen una parte esencial del patrimonio cultural, social y nacional» del país. «No son una minoría en su patria y algo importado. Sus raíces son profundas», desde antes de la llegada del islam, y «su presencia no ha cesado», subrayaban.