La basílica de San Pedro impulsará varios proyectos con presidiarios y migrantes de cara al Jubileo de 2025
Con Los Rosarios del Mar, el Vaticano espera ayudar económicamente a solicitantes de asilo y, con Segunda Oportunidad, a personas encarceladas
Apenas queda un año para el arranque del Jubileo en Roma, que comenzará el 24 de diciembre de 2024 y se prolongará hasta la misma fecha de 2025. Mientras, la basílica de San Pedro ya ha presentado en la mañana del 5 de diciembre un programa de promoción social inspirado en este gran evento y destinado a personas refugiadas y encarceladas. Recibe como nombre Los Rosarios del Mar, dará empleo a varios solicitantes de asilo en Italia y está organizado en colaboración con la fundación Casa del Espíritu y de las Artes.
Como el nombre de la iniciativa indica, los trabajadores de Los Rosarios del Mar aprovecharán la madera de las embarcaciones que han atravesado el Mediterráneo en busca del Mediterráneo para elaborar cuentas. Después serán ensambladas en la Fábrica de San Pedro, un taller en el interior del Vaticano que elabora otros objetos como algunos de los medallones o cerámicas que el Papa regala a líderes extranjeros cuando lo visitan.
Aparte de los refugiados, otros usuarios forman parte de la cadena de producción de Los Rosarios del Mar. Es el caso de los internos de algunos centros penitenciales en Milán, Monza y Roma. Los de Milán son los encargados de desmontar las barcas de las que se extrae la madera. Y los de Monza y Roma elaboran las cruces que coronarán los rosarios. El proyecto también cuenta con la participación de personas sin hogar.
El Papa Francisco ha sido el receptor del primero de estos rosarios y se pretende con la venta de estos objetos de devoción apoyar económicamente a los solicitantes de asilo y otros perfiles que forman parte del proyecto.
Una iniciativa de segundas oportunidades
Aparte de con Los Rosarios del Mar, algunas personas privadas de libertad también podrán buscar una nueva vida a partir de un segundo proyecto revelado por la Fábrica de San Pedro el 5 de diciembre. En este caso lleva como nombre Segunda Oportunidad, está apoyado por una asociación homónima que promueve la reinserción de prisioneros a través del trabajo y tiene como mejores ejemplos a un presidiario procedente del penal romano de Rebibbia que se encarga del mantenimiento de la instalación eléctrica de la basílica de San Pedro. En el futuro cabe esperar más incorporaciones de esta cárcel así como del centro Regina caeli. Ambos penales han sido visitados en varias ocasiones por Francisco, quien ha además lavado los pies de sus prisioneros en varias ocasiones durante la celebración, el Jueves Santo, de la Misa en la Cena del Señor.
Aparte de la asociación Segunda Oportunidad que da nombre al proyecto, otras organizaciones se han adherido a esta iniciativa. Es el caso del proyecto Mammagialla Sailin’ nacido de la cárcel Mammagialla de Viterbo, a unos 100 kilómetros al norte de Roma. Allí existe una sastrería en la que sus trabajadores reutilizan velas navales y tejidos de primera mano para elaborar bolsas de lona destinadas a clubes deportivos, organismos públicos y empresas. La Fábrica de San Pedro ha revelado además que barajan encargarles este tipo de productos para ponerlos a la vente en los negocios turísticos alrededor de la basílica de San Pedro.