Parolin, el gran imán de Al-Azhar y otros líderes firman en Abu Dabi un manifiesto ecologista
Piden la adopción de medidas concretas contra el cambio climático durante la COP28 que Dubái albergará a partir del 30 de noviembre
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, el Gran Imán de al-Azhar, Mohamed Al-Duweini y otros 30 líderes religiosos han firmado en Abu Dabi una declaración interconfesional por la lucha contra el cambio climático. Lo han hecho durante la clausura de la cumbre Global Faith Summit on Climate Action. Parolin, Al-Duweini y otros líderes judíos, budistas, sikhs e hindúes se han comprometido a movilizar sus comunidades de fe por esta causa y exigido medidas concretas a los políticos que acudirán del 30 de noviembre al 12 de diciembre a la COP28 en Dubái. El Papa Francisco confirmó el pasado 1 de noviembre que él también asistiría del 1 al 3 de diciembre.
Entre las reivindicaciones de este manifiesto, los firmantes piden acelerar la transición energética, cambiar hacia modelos de economía circular y una mayor presencia de las energías limpias en el mundo. Asimismo han mostrado su apoyo al Pabellón de la Fe que se desplegará al inicio de la COP28 y se han comprometido a reunirse en las próximas cumbres del clima.
En una entrevista posterior con Vatican News, Parolin ha subrayado los esfuerzos de la Santa Sede por «reducir las emisiones de gases» y su preocupación sobre «el aumento del nivel del mar». Ha recalcado la importancia que da el Vaticano a «cambiar nuestra forma de vida, no para dañar la creación y la naturaleza, sino para ser administradores, como dijo el Papa».
Finalmente el purpurado italiano ha pedido educar a los más jóvenes para que hagan un uso más ecológico de los recursos. «Este es un compromiso universal y mundial de la Santa Sede, también lo retomamos al firmar el Acuerdo de París», ha recodado. Y ha presumido de que «precisamente este punto fue subrayado por la Santa Sede porque también tenemos una parte de nuestro compromiso que concierne a la Ciudad del Vaticano», aunque el cardenal ha también reconocido que el impacto de las emisiones del Vaticano en el mundo es simbólico y «nuestro Estado es muy pequeño».