¿Para qué sirve el dinero? - Alfa y Omega

¿Para qué sirve el dinero?

Sábado de la 31ª semana del tiempo ordinario / Lucas 16, 9-15

Carlos Pérez Laporta
Foto: Freepik.

Evangelio: Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero». Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.

Y les dijo:

«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

Comentario

¿Para qué sirve el dinero? Todas las disquisiciones morales en el seno del cristianismo debieran poder reconducirse a la orden de Jesús: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas». Con “dinero de iniquidad” no se refiere Jesús a dinero fruto actividades ilegales. Está hablando de las riquezas que se generan en el mundo por sí mismas, para vivir de ellas, poniendo la esperanza en ellas. El dinero se ha generado de esa manera. Y los cristianos viven en este mundo que funciona así, generando riqueza para sostenerse por sí mismo. Cristo no es un ingenuo ni un ideólogo: no piensa que el hombre pueda vivir sin entrar dentro del curso económico del mundo, ni piensa en generar un sistema paralelo absolutamente puro.

Por el contrario, Jesús pretende introducir dinámicas nuevas dentro del mismo curso errabundo del mundo. «Ganaos amigos», hay que ganar amigos con ese dinero. Dentro del uso normal del dinero, el mundo laboral y mercantil tiene que ser un espacio para ganar amistades verdaderas, generando dinámicas de relaciones que por sí sola la economía no produce y que terminan por ordenar el uso mismo del dinero para el bien. Para encontrar a los hombres de nuestro mundo que viven a la espera de Cristo mientras ponen legítimamente su esperanza en seguir recibiendo su sueldo y en poder ganarse la vida; pero también para encontrar a aquellos hombre que piensan que solo el enriquecimiento hará florecer sus vidas. En todos los niveles de nuestro mundo, desde los más altos a los más bajos, son necesarios los cristianos ganando amigos a través de sus operaciones mercantiles y laborales. Si cada uno de nosotros, en lo poco, en lo suyo, fuera un amigo fiel, tendríamos ya mucho ganado. Y cuando nos faltase la vida, nos recibirían estos nuevos amigos en las moradas eternas.