Bartolomé es investido doctor honoris causa por la Universidad Pontificia de Salamanca
La universidad eclesiástica ha reconocido su apuesta por el diálogo ecuménico e interreligioso, su compromiso con el medio ambiente y su labor de reconstrucción de las Iglesias ortodoxas tras la caída de la URSS
El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, ha pedido este martes en Salamanca diálogo en «el conflicto perpetuo» entre Israel y Palestina. Durante su ceremonia de investidura como doctor honoris causa en la Universidad Pontificia de Salamanca en el marco de la primera visita de un patriarca constantinopolitano a nuestro país, Bartolomé ha lamentado que «ante nuestros propios ojos vemos la devastadora pérdida de innumerables vidas inocentes, junto con la pérdida destructiva de estructuras e infraestructuras en Oriente Medio». Todo ello por un enfrentamiento que se debe a que «como seres humanos no estamos dispuestos a colaborar y ceder por el bien de nuestros hermanos».
No se trata solo de Oriente Medio. «En los últimos meses hemos observado la destrucción de vidas humanas y la devastación del medio ambiente natural en la invasión injustificada de Rusia, y no provocada, al territorio soberano de Ucrania». Son «las trágicas consecuencias de un mundo que rechaza el diálogo y refuerza la división».
Frente a este «mundo destrozado por contrastes y conflictos, el intercambio de un diálogo pacífico y constructivo constituye la única manera de lograr la reconciliación y la unidad», ha afirmado. «La verdad no teme al diálogo; al contrario, la verdad siempre invita y persigue el diálogo».
En este sentido, ha recordado cómo «en el pasado, junto con nuestro querido hermano, el Papa Francisco, nos esforzamos por reunir y dialogar con los líderes de Israel y Palestina. Y hace solo unos días emitimos una firme declaración contra el uso de la violencia supuestamente para establecer la paz».
En otro momento de su discurso, ha reivindicado que «el servicio ecuménico es nada menos que el ADN mismo del Patriarcado ecuménico». En el contexto de las tensiones con la Iglesia ortodoxa rusa, que rechaza una primacía de Constantinopla que no sea meramente honorífica, ha afirmado que «a pesar de las críticas persistentes y equivocadas, la Iglesia de Constantinopla nunca ha percibido su ministerio o misión como una forma mundana o un modelo secular de expansionismo. Más bien, entiende su propósito y aspiración como la aceptación universal y el avance de la dignidad humana y la justicia social en cada persona, creada a imagen de Dios y en cada rincón del mundo de Dios».
Cooperación y libertad de culto
Bartolomé ha sido distinguido como doctor honoris causa, entre otras razones, por su liderazgo en «la cooperación interortodoxa, intercristiana e interreligiosa, así como por las visitas formales a líderes católicos, veterocatólicos, ortodoxos y musulmanes», ha asegurado su padrino de investidura, Fernando Rodríguez Garrapucho. Asimismo, la Universidad Pontificia de Salamanca ha reconocido «sus esfuerzos promoviendo la libertad de culto y los derechos humanos, así como sus iniciativas a favor de la tolerancia religiosa en el mundo», que «son universalmente reconocidos».
Otro mérito en su haber es la labor de reconstrucción de las Iglesias ortodoxas tras la caída del Telón de Acero. «Fue el principal desafío afrontado por su Santidad» al acceder al trono de Constantinopla en noviembre de 1991. Durante el proceso, además, propició el acercamiento entre ellas, que hizo posible la celebración, en 2016 en Creta, del Concilio Panortodoxo. Un hecho que significó «una gran apología del diálogo dentro de la Ortodoxia, y con otras Iglesias cristianas, y un laudable exhorto a la comunidad internacional en pro de “una resolución de los conflictos armados’ en Oriente Medio”».
Sin embargo, estos esfuerzos se vieron frustrados en 2019, cuando la concesión de la autocefalía a la Iglesia ortodoxa de Ucrania le acarreó «grandes sufrimientos y el rechazo del Patriarcado de Moscú». A pesar de ello, ha resaltado Rodríguez Garrapucho, «su papel como líder espiritual del cristianismo ortodoxo no ha hecho más que crecer durante su pontificado».
Otros dos motivos para concederle el mayor reconocimiento académico es su preocupación «por los problemas medioambientales», sobre los que «entiende que debemos aprender a sensibilizar más a nuestras comunidades cristianas»; y su cercanía ecuménica con la Iglesia católica y, en particular, su relación «cordial y sin fisuras con los tres Papas de Roma de su patriarcado: san Juan Pablo II, con Benedicto XVI y Francisco».