Papa Francisco: «Huid de la tristeza que arruina la vida personal y consagrada»
El Papa ha recibido a los Misioneros del Sagrado Corazón reunidos en Roma por su vigésimo Capítulo General. Les ha pedido «no tener miedo al silencio», compartir la palabra de Dios y anunciar con alegría en la misión
«Conoced el Corazón de Jesús meditando el Evangelio y no tengáis miedo del silencio, ¡no tengáis miedo!», ha dicho el Papa a los Misioneros del Sagrado Corazón reunidos en Roma para celebrar su vigésimo Capítulo General. Francisco les ha explicado que «la fuerte experiencia» del silencio «puede convertirse en luz para el camino». Esta congregación fue fundada el 8 de diciembre de 1854 por el sacerdote francés Jules Chevalier y cuenta además con asociados laicos conocidos como los Laicos de la Familia Chevalier.
Francisco ha recordado que Jules Chevalier «amaba definir el Evangelio como el libro del Sagrado Corazón mientras invitaba a todos a contemplar la caridad con la que el Salvador se dejó tocar por la pobreza». Y elogió que con esta decisión Jesús «fue feliz de derramar la ternura y la compasión de su Corazón sobre los pequeños y los pobres, los que sufren, los pecadores y todas las miserias de la humanidad».
El Papa ha pedido a los religiosos hacer pasar sus experiencias «por el enriquecimiento del compartir». Ha puesto como ejemplo a los discípulos de Emaús que, «justo después de reconocer a Jesús, se preguntaron el uno al otro con asombro sobre lo que habían visto». Francisco ha animado a los misioneros a «regalarle al otro la maravilla que nace del corazón cuando se encuentra al Señor». «Antes de encontrarlo, los dos compañeros hablaban de fracaso y desilusión, pero luego estaban exultantes por haber visto al Resucitado», ha añadido.
Siguiendo con el ejemplo de los discípulos de Emaús, Francisco ha pedido a los Misioneros del Sagrado Corazón «anunciar la alegría de la misión» como ellos hicieron «partiendo sin demora a Jerusalén para contar lo que había sucedido». Según el Papa, en la misión «no faltan los desafíos». «Lo testimonian los mártires de vuestra congregación y las muchas obras de caridad a las que ya habéis sido llamados en todos los continentes», ha añadido. Ha reconocido el valor de su fundador cuando aceptó una misión en Melanesia y Micronesia. «Los pobres, los migrantes y las miserias e injusticias que ocurren en el mundo nos siguen interrogando con urgencia», ha recordado.
El Pontífice ha invitado a los misioneros a realizar su evangelización «al estilo de Dios», que se resume en «cercanía, compasión y ternura». «Sed también vosotros así con los demás», les ha indicado. También les ha encargado «huir de la tristeza que arruina la vida personal y consagrada». «Esa tristeza nos tira abajo, no es como la buena tristeza del arrepentimiento», ha matizado. Finalmente, ha pedido a los religiosos «rezar por mí porque lo necesito y este trabajo no es fácil».