El Papa denuncia que «algunos países retroceden» en su ayuda militar a Ucrania - Alfa y Omega

El Papa denuncia que «algunos países retroceden» en su ayuda militar a Ucrania

En la rueda de prensa al volver de su viaje apostólico a Marsella, Francisco ha revelado también que el viaje del cardenal Zuppi a Pekín «ha ido bien»

Rodrigo Moreno Quicios
El Papa Francisco en la rueda de prensa al volver de Marsella. Foto: CNS / Lola Gómez.

En la rueda de prensa al volver de su viaje apostólico a Marsella, Francisco ha denunciado que «algunos países retroceden, que no entregan armas» al ejército ucraniano. «Así comienza un proceso donde los mártires serán ciertamente el pueblo ucraniano, ¡esta es una cosa fea!». Lo ha dicho en respuesta a una pregunta de Javier Martínez-Brocal, corresponsal en Roma de ABC, quien pedía conocer los frutos del viaje del cardenal Matteo Zuppi a Pekín. «Alguna vez se siente frustración porque la Secretaría de Estado está haciendo de todo por ayudar», ha contestado Francisco, quien también ha revelado que «la misión de Zuppi ha ido bien en algún detalle relacionado con los niños» deportados por Rusia y que Ucrania intenta repatriar.

El Papa ha sostenido que «esta guerra tiene muchos intereses más allá del problema ruso-ucraniano, como el comercio de armas». Ha narrado cómo un economista le explicó que «las inversiones que dan más rédito son la fabricación de armas, ¡la fabricación de muerte!». Y ha recordado que «el pueblo ucraniano es un pueblo mártir, tiene una historia de maltrato», también bajo el dominio de Stalin.

En cuanto al tema principal de su viaje, las dificultades para acoger a migrantes y refugiados, ha diagnosticado que «hoy hay conciencia del programa migratorio». «Y hay conciencia de cómo hemos llegado a este punto similar al de una patata caliente que nadie sabe cómo coger». En su respuesta al periodista Raphaelle Schapira, de France Televisions, ha elogiado las propuestas de políticos como la excanciller alemana Angela Merkel, que proponía «resolver los problemas en África elevando el nivel de vida de los africanos». Aunque Francisco ha matizado que también ha habido propuestas «muy feas, donde los migrantes se devolvían como si estuvieran en un pimpón».

El Papa ha invitado a los periodistas de nuevo a leer Hermanito, un libro que recoge el trayecto migratorio real de Ibrahima Balde, un guineano que finalmente llegó a Madrid. También ha recordado el caso de un joven que «de noche, en el momento de embarcar, vio que la nave no tenía seguridad y no quiso embarcarse». Ha contado que lo mataron de dos disparos «y fin de la historia, es el reino del terror».

Francisco ha repetido sus cuatro verbos «acoger, proteger, promover e integrar». Y ha matizado que si realmente «no puedes integrar a un migrante en tu país, acompáñalo e intégralo en su país, pero no lo dejes en manos de la gente cruel que se dedica a la trata de personas».

El Pontífice ha revelado también que uno de los participantes en el Sínodo es el jefe de Mediterranea Saving Humans, quien salva vidas con una embarcación en naufragios como los de la costa de Lampedusa. «Te cuentan historias terribles». Aunque ha recordado que, tras su primer viaje a la isla en 2013, «las cosas han mejorado, hay más conciencia». «Yo no sabía dónde estaba Lampedusa, pero al escuchar las historias en la oración sentí que debía ir, como si el Señor me mandara allí en mi primer viaje», ha confesado.

«Con la vida no se juega»

Clément Melki, periodista de Agence France-Presse, ha preguntado al Papa si habló con Emmanuel Macron sobre la ley de eutanasia en Francia. «Hoy no, pero lo hemos hablado en otras visitas», ha respondido. Y ha recalcado que «con la vida no se juega, ni al inicio ni al final». Francisco ha recomendado a los periodistas la lectura de otro libro, El señor del mundo, de Robert Benson. Es una novela de ciencia-ficción escrita en 1907 que aborda la eutanasia entre otros temas «y nos hace ver como si el autor conociera los problemas actuales».

Finalmente, el Papa ha denunciado «las colonizaciones ideológicas que arruinan la vida humana». «Hoy se cancela la vida de los abuelos, por ejemplo, cuando la riqueza humana está precisamente en el diálogo entre abuelos y nietos», ha sentenciado.