Explota la casa de los jesuitas en Murcia: «La puerta de mi cuarto se hizo pedazos»
En el momento del incidente Juan Manuel Martín, SJ, se encontraba dentro del piso, donde la comunidad tiene acogidos a dos jóvenes marroquíes
El jesuita Juan Manuel Martín se encontraba este martes dentro de la casa que la compañía tiene en la céntrica calle Enrique Villar, de Murcia; cuando, de pronto, se produjo una «explosión tremenda», relata el religioso a Alfa y Omega. «Tan tremenda que la puerta de mi cuarto salió hecha pedazos al pasillo».
Martín salvó la vida de milagro, al igual que los otros dos jesuitas y un joven marroquí que la comunidad tiene acogido. Todos ellos se encontraban en ese momento en el domicilio, donde en total residen cinco religiosos y dos chicos acogidos. «Gracias a Dios ninguno de ellos estaba en la zona de la casa en la que se produjo el incidente».
Tras la explosión se produjo una humareda negra, que en pocos segundos se esparció por toda la casa. Ante esta situación, Martín y el resto de sus compañeros tomaron la decisión de salir a la terraza, al aire libre, para refugiarse y pedir ayuda. «La verdad es que los bomberos, la Policía y varias ambulancias se presentaron rapidísimo», agradece.
Inmediatamente, los bomberos subieron hasta la sexta planta y colocaron una mascarilla con oxígeno a cada residente antes de evacuarlos «para que pudiéramos respirar, porque la escalera también estaba toda llena de humo». Una vez en la calle, «sentimos que el peligro había pasado», aunque «el hermano que vivía en el cuarto donde se produjo la explosión lo ha perdido todo. Está con lo puesto».
Por precaución, los sanitarios se llevaron al hospital a uno de los religiosos que había inhalado un poco más de humo. «El problema es que le han operado del corazón hace poco y querían controlar que todo estaba bien». Lo estaba, porque le dieron el alta unas horas después.
Según Martín, el obispo de Murcia, José Manuel Lorca, se enteró enseguida de lo ocurrido y, «sin que nosotros le pidiéramos nada, nos ofreció que fuéramos a vivir a la casa sacerdotal», situada al lado del seminario. Desde allí atiende el religioso a Alfa y Omega.
Desde el piso que ahora ha explotado, los jesuitas atendían una iglesia, «que está en el centro de Murcia». También el Centro Loyola, donde tenemos doce grupos de seglares, desde grupos de oración hasta de acción caritativa o catecumenado», concluye el jesuita. Espera que en un par de meses puedan volver a su casa.