Los jesuitas preparan una demanda contra Nicaragua: «Es importante que quede constancia del abuso»
En entrevista con Alfa y Omega, el portavoz de la Compañía de Jesús en este caso, José María Tojeira, confirma la voluntad de la orden de acudir a instancias internacionales
José María Tojeira, SJ, conoce bien hasta dónde puede llegar la persecución contra la Iglesia en general y contra los jesuitas en particular. En 1989 se encontraba en El Salvador a unos pocos pasos del lugar en el que mataron a cinco jesuitas españoles —entre ellos Ignacio Ellacuría—, otro salvadoreño y dos mujeres. «Desde mi ventana hasta el lugar donde los mataron había solo 40 metros», explicó Tojeira, entonces provincial de la orden en Centroamérica, a este periódico hace dos años. El crimen se produjo en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de la que el jesuita fue rector entre 1997 y 2010.
La experiencia ha llevado a la Compañía de Jesús a nombrar a José María, que nació en Vigo (España) en 1947, portavoz de la orden ante los ataques que el Gobierno sandinista de Nicaragua está perpetrando en los últimos días contra ellos: El Ejecutivo primero congeló las cuentas de la UCA de Nicaragua, después confiscó la universidad y todos sus bienes y terminó por robar la casa en la que vivían los religiosos. Como colofón, el régimen presidido por Daniel Ortega y Rosario Murillo canceló la persona jurídica con la que actuaban los jesuitas en el país.
Ante la gravedad de los hechos, Tojeira confirma que la Compañía de Jesús está trabajando en la preparación de una demanda internacional para que quede constancia del abuso. En la entrevista con Alfa y Omega, el portavoz también confiesa que aunque no se teme por la vida de los jesuitas, la orden está sacando a los religiosos más mayores del país porque «la persona jurídica que nos han cancelado es la que utilizábamos para pagar su atención sanitaria».
¿Cómo valora la disolución de la Compañía en Nicaragua?
Yo creo que es parte de una persecución más amplia contra la Iglesia. El Gobierno no admite ninguna crítica y considera enemigo a todo el que no respalda absolutamente sus decisiones. La Iglesia ha criticado la forma de proceder del régimen sandinista y eso ha provocado que se revuelva tremendamente contra ella. Hay como una especie de decisión de aplastar no solamente todo tipo de oposición, sino de acabar con la remota posibilidad de que alguien se pueda oponer.
¿Insinúa que esto no acaba aquí? ¿Veremos nuevos episodios de persecución?
Creo que ahora vendrá una etapa de cierta lentitud en la persecución, pero sí van a seguir. Será una especie de goteo de abusos. No tengo muy claro qué diseño de persecución están aplicando, pero es seguro que hay un ensañamiento contra la Iglesia y que todavía no ha acabado. A los hermanos de La Salle, por ejemplo, les están pidiendo documentación también y están preocupados por lo que pueda pasar con sus colegios. Están presionando para que la Iglesia no pueda desarrollar su labor profética.
¿Cómo se encuentran los jesuitas que fueron expulsados de su casa?
Son conscientes de que en cualquier momento los pueden expulsar del país. Siguen trabajando, porque los dos colegios y la red Fe y Alegría están funcionando con normalidad. Confiamos en que se pueda mantener esta labor. Están actuando de forma prudente, pero no sabemos qué puede pasar.
¿Temen que les pueda pasar algo?
No creemos que sus vidas estén amenazadas. Con las congregaciones religiosas, están utilizando el modelo de la disolución o la expulsión. Por eso no les vamos a sacar del país. Solo han salido los jesuitas más mayores: uno mexicano, otro nicaragüense y ahora estamos intentando sacar a uno español, que tiene algunos problemas con el pasaporte.
¿A qué se deben estos traslados? ¿Únicamente por cuestión de edad?
Sí, de edad y de salud. Lo que ocurre es que la persona jurídica que nos eliminaron era la persona jurídica que utilizábamos para enviar fondos para sufragar los gastos sanitarios de los ancianos que teníamos en la enfermería. Ahora no podemos enviar ese dinero y, por ello, creemos que los más mayores están mejor en otro país de Centroamérica donde puedan recibir la atención que necesitan.
¿Les dieron alguna explicación sobre la cancelación de la persona jurídica?
Lo que dijeron públicamente es que no habíamos presentado cuentas y que estaba desactualizada la información que debe darse al Ministerio de Gobernación. La realidad, sin embargo, es que los jesuitas de allí fueron todos los años, puntualmente, a presentar la documentación requerida. Es una información económica, de entra-salida de partidas, de comprobación de gastos, etc. Y lo que ocurre es que no les recogían la documentación. Se la rechazaban. Suponemos que había orden de rechazarla. Tampoco nos daban ningún tipo de justificante de que habíamos intentado presentarla.
Esto revela premeditación.
Sí, hubo premeditación. Estoy convencido. Probablemente no había tomado la decisión de cerrar la compañía, de eliminar esa persona jurídica, pero habían ordenado no aceptarnos la documentación para poder actuar contra nosotros en cualquier momento. Era como una amenaza constante. Y la han terminado ejecutando como venganza, pienso yo, por nuestra solidaridad ante la situación del obispo encarcelado Rolando Álvarez, que se ha convertido en un símbolo de la fuerza de la Iglesia en Nicaragua.
Otro símbolo histórico son los jesuitas asesinados en El Salvador en 1989. Ellacuría y compañía. ¿Ve similitudes entre ambos casos?
Ellacuría fue un hombre que trabajó intensamente por la paz. Nunca dejó de hacerlo, a pesar de amenazas de muerte que le habían llegado. Murió en la acción, podríamos decir, en esa acción evangélica de buscar paz, justicia, de buscar diálogo entre las partes para que no se diera una guerra civil sangrienta.
La similitud viene más por el lado de las medidas represivas de dos regímenes distintos, uno que estaba entonces involucrado en una guerra civil y otro que tiene en la actualidad un control absoluto del país y que quiere establecer el pensamiento único. En tiempo de guerra y armas, e produce un asesinato, y en tiempo de control total, pues no necesitan matar, simplemente destierra, encarcelan, etc. Hay una cierta similitud por el lado del autoritarismo.
El Papa, jesuita, se ha mantenido en silencio sobre la disolución. ¿Esperan un pronunciamiento público de Francisco?
Sabemos que el Papa nos está alentando y animando y eso nos alegra y nos da fuerza para seguir. Pero creo que él está ahora más preocupado por Rolando Álvarez, que en este momento es como la parte más dolorosa de la Iglesia. Que se tenga en estas condiciones a un obispo, que ha sido un profundo servidor de la gente, de los pobres, pues es normal que sea la prioridad a nivel diplomática. Y sobre nuestro caso nos parece muy bien que guarde silencio, porque si habla demasiado puede provocar una respuesta brutal de este Gobierno. Así que estamos contentos con la labor que él hace y con el apoyo personal que indudablemente nos brinda.
¿Y qué me dice de España? Sorprende el silencio actual cuando el Gobierno se ha pronunciado ante otros casos.
Sería bueno que se pronunciara el Gobierno de España. Al fin y al cabo, también están sufriendo religiosas españoles, entre otros. Es decir, que cierre una enfermería donde hay ciudadanos españoles, pues también es algo un poco lesivo a los intereses de España. Espero que la embajada esté actuando en lo que pueda, aunque es difícil dar pasos. En cualquier caso, sería bueno que el Estado español, que ha sido generoso dando la nacionalidad a muchos nicaragüenses exiliados, mostrara ahora una exigencia de diálogo al Gobierno de Ortega. Yo creo que sería importante.
¿Esperan recuperar los bienes incautados en algún momento?
Sí, esperamos que la UCA nos pueda ser devuelta. Pensamos que no puede durar mucho esta situación. No habrá un cambio inmediato, pero no creo que se tarde muchos años en revertir la situación. Aunque hay que decir que se debería revertir de forma inmediata. De hecho, estamos pensando en la posibilidad de acudir a instancias internacionales, como la ONU o la OEA, para exigir la devolución de los que nos han quitado de modo arbitrario. No es que confiemos plenamente en que esto dé un resultado automático, pero sí que es importante que a través de las instancias internacionales quede constancia del abuso. Yo creo que eso es muy importante, así que estamos trabajando para llevar adelante alguna demanda internacional.