«Níger merece más atención»
Ayuda a la Iglesia Necesitada invita a no olvidar a esta nación tras el golpe de estado. Mientras, los países occidentales abandonan Níger, entre ellos, España que evacuará a 70 compatriotas
Los primeros aviones franceses ya han partido de Niamey para retornar a Francia a los ciudadanos que vivían en Níger. Quedó claro que, tras el golpe de Estado contra el presidente Mohamed Bazoum perpetrado por el ejército, la junta militar provisional no desea más la presencia de quienes fueron sus colonizadores y así lo escenificaron miles de ciudadanos atacando con violencia la sede de la embajada francesa. También quemando banderas francesas por la calle y ondeando la de la Federación Rusa.
Por ello, Francia ha suspendido con efecto inmediato todas las acciones de ayuda al desarrollo y el apoyo económico a Níger. El país galo es partidario de que se respete al primer presidente elegido democráticamente en las urnas. Níger es el principal proveedor de uranio para Francia y ahora podría ser Rusia la que aprovechara ese codiciado material.
El conflicto se complica por momentos y ahora los militares, a través del comunicado de uno de los golpistas, Amadou Abdramane, aseguran que París desea intervenir militarmente. Por su parte, los vecinos de Níger, Malí y Burkina Faso, han dejado claro que cualquier intervención militar en Níger la tomarán como una declaración de guerra contra ellos. En un comunicado conjunto indican que apoyan al «pueblo hermano de Níger que ha decidido, bajo su total responsabilidad, hacerse cargo de su destino y asumir frente a la historia la plenitud de su soberanía». Los golpistas nigerinos han advertido de que cualquier intento extranjero de reponer al destituido Bazoum tendrá como consecuencia «un derramamiento de sangre y el caos».
Y mientras la población inocente atrapada entre dos fuegos. Níger, uno de los países menos desarrollados del mundo, ahora atrae la atención internacional debido al golpe, sin embargo, su estabilidad ya pendía de un hilo antes de estos eventos. En definitiva «merecía más atención», como recuerda Ayuda a la Iglesia Necesitada a través de un comunicado en el que insiste en las condiciones de extrema pobreza en las que se encuentra la población por cuestiones como un gasto público insostenible e ineficiente, el analfabetismo generalizado y un rápido crecimiento de la población. «Preocupantes circunstancias socioeconómicas que se suman la debilidad de las instituciones, la corrupción, la deficiente infraestructura y un frágil sistema judicial», indican.
En Níger más del 98 por ciento de la población es musulmana. El auge del islam más radical y conservador ha influido también en la política. ACN señala que este hecho ha creado tensiones dentro la propia comunidad musulmana y entre confesiones, incluida la cristiana: «A esto se suma la creciente presencia de grupos islamistas armados que aterrorizan a la población civil. En concreto, grupos yihadistas como el Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS), grupos afiliados a Al-Qaeda y a Boko Haram, con base en Nigeria». El ISGS incluso controla grandes zonas en la frontera entre Burkina Faso y Mali y ya ha penetrado en Níger, país que acoge a unos 700.000 refugiados, desplazados internos y solicitantes de asilo.
Persecución a los cristianos
La falta de seguridad ha limitado el acceso a la ayuda humanitaria haciendo que la pobreza se extienda a toda la población, incluida la cristiana. ACN señala que Iglesia católica, que representa una comunidad muy pequeña de fieles, «está comprometida con el diálogo islámico-cristiano, pese a que las perspectivas actuales para la libertad religiosa en Níger siguen siendo muy negativas». Las comunidades cristianas han sido objeto de ataques yihadistas y persecución. Uno de los casos más recientes y conocidos fue el secuestro del misionero italiano Pier Luigi Maccalli, SMA, en su misión de Bomoanga en 2018. Pasó dos años secuestrado por distintos grupos yihadistas que lo usaron como moneda de cambio.
Por eso, desde ACN esperan que «el interés internacional suscitado por el golpe de Estado no sea efímero, e induzca a los principales actores políticos implicados y a las instituciones internacionales a afrontar el problema de la inestabilidad política y la expansión de los islamistas en Níger y en el resto del continente africano, para fin de garantizar la convivencia pacífica de las poblaciones y la libertad de las comunidades cristianas».