«La comisión recuperará el rostro y la historia de los mártires recientes»
Uno de los objetivos de la Comisión para los Nuevos Mártires es recopilar las historias de cristianos olvidados en asesinatos multitudinarios
«En un mundo con tanto olor a muerte, los mártires hablan siempre de vida», opina Marco Gnavi. Este sacerdote italiano es, aparte de uno de los responsables internacionales de la Comunidad de Sant’Egidio, el secretario de la Comisión para los Nuevos Mártires que el Papa acaba de constituir en aras del Jubileo de Roma de 2025. Con este departamento, el Dicasterio para las Causas de los Santos recopilará las historias de sacrificio de este primer cuarto de siglo XXI. «Es necesario hacer hablar hoy a los mártires contando no solo quién los persiguió, sino la fuerza humilde de los cristianos que murieron amando, rezando y promoviendo la misericordia», cuenta el secretario a Alfa y Omega.
La designación de Gnavi para formar parte de esta comisión llega 27 años después de que Juan Pablo II lo eligiera para trabajar en otra muy parecida que arrancó en 1996 y concluyó con otro Jubileo, el del 2000. Es un legado que Francisco elogia y quiere reavivar ahora. En aquel momento el Papa polaco estaba preocupado por la memoria de los mártires y ya había redactado en 1994 la carta apostólica Tertio millennio adveniente para transmitir el recuerdo de «los militantes desconocidos de la gran causa de Dios». Participar en aquella comisión impresionó profundamente a Gnavi, de solo 37 años por entonces, quien asume ahora el mismo reto con mayor experiencia. «Fue asombroso, aquellos años maduraron en mí un sentido de deuda. Yo, que estoy vivo, debo muchísimo a los mártires. Así que estoy contento de poder hacer algo».
Roberto Regoli es otro miembro de la Comisión para los Nuevos Mártires creada por Francisco, profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana y uno de los grandes historiadores vivos de la Iglesia. Subraya el hincapié del Papa en que se estudiarán perfiles no católicos para promover «el ecumenismo de la sangre». Regoli explica que es «un elemento de comunión entre cristianos» a la altura del bautismo, «porque los asesinos no hacen diferencias entre católicos romanos, coptos u ortodoxos». Y pone como ejemplo a los 21 coptos asesinados en Libia en 2015, que Francisco prometió a Tawadros II incluir en el Martirologio Romano. «Estos mártires fueron bautizados no solo en el agua y en el Espíritu, sino también en la sangre, con una sangre que es semilla de unidad para todos los seguidores de Cristo», dijo ya Francisco en 2021, cuando se cumplían seis años de su sacrificio. La Iglesia ortodoxa copta cuenta con una amplísima lista de fieles que entregaron su vida y es por ello que recibe el nombre de Iglesia de los mártires. Son la mayor comunidad cristiana de Oriente Próximo y en Egipto, de donde proceden, suponen el 15 % de la población.
Marco Gnavi los mira con admiración. «Nosotras, las Iglesias amigas, tenemos que ayudarnos y recibir el testimonio de otros». Pronostica que el reconocimiento de estos 21 cristianos «supondrá un proceso de canonización histórico» y que incluirlos en los registros de los católicos «nos habla de una universalidad del martirio que las Iglesias hacen brillar en un mundo oscuro». «Cuando un cristiano muere, se reencuentra con una comunión más grande».
El perfil de los perseguidores ha cambiado mucho desde el 2000. «Tras el 11 de septiembre se generó una matriz terrorista que ha golpeado a muchos musulmanes y cristianos», explica Gnavi. También ha habido más asesinatos relacionados con el narcotráfico. Sin embargo, el perfil de los mártires es el mismo. «Hay muchísimas expresiones diferentes del mal y la oscuridad, pero los cristianos siguen rompiendo el círculo de la violencia, del silencio y llevando la noticia del Evangelio». A juicio de su secretario, «la comisión no debe hacer solo un censo de este cuarto de siglo, sino también encender el recuerdo de aquellos que continúan muriendo hoy».
Roberto Regoli aclara que los mártires actuales «ya no están ligados a una ideología política como en el pasado, sino a problemas relacionados con la intolerancia». Con la URSS disuelta, aunque sigue existiendo persecución comunista, el grueso de mártires mueren a manos de fanáticos religiosos «por haber dado testimonio de Cristo ante sus asesinos».
El historiador de la Iglesia aclara que, por encima de otros factores, la comisión valorará especialmente los perfiles de «quienes han sido asesinados por odio a la fe». Y subraya que para ser mártir «no basta con vivir el Evangelio» y ser asesinado. «Lo que cuentan son los últimos momentos, cuando el mártir acepta dar la vida por Cristo y el asesino tiene este odio por la fe».
Con esta nueva comisión asumen el reto de individuar cada testimonio, algo especialmente difícil en el caso de los asesinatos multitudinarios como los de la Pascua de 2019 en Sri Lanka. «Cuando hay tantos juntos existe un riesgo de olvidar y siempre se conocen las historias de algunos mártires más famosos que otros», añade Regoli. Pero, a pesar de los retos, su compañero Gnavi es optimista y considera el 2025 un año muy prometedor para «restituir el rostro y la historia» de estos referentes.