Marinos, migrantes y «gente humilde», los protagonistas del mensaje por el Domingo del Mar
El cardenal Michael Czerny pide «navegar juntos» con la gente del mar y, en España, el obispo Luis Quinteiro Fiuza pide «mayor seguridad» y el cumplimiento de los convenios internacionales
«Cada año, el Domingo del Mar ofrece a las comunidades católicas del mundo la oportunidad de no olvidar cuáles son nuestros orígenes y rezar por quienes trabajan hoy a bordo de embarcaciones», afirma el cardenal Michael Czerny en el mensaje para el Domingo del Mar. Esta jornada se celebra el 9 de julio en todo el mundo con la excepción de España, donde debido a la especial devoción a la Virgen del Carmen tiene lugar el día 16 del mismo mes. El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral señala que quienes se empeñan en este sector son «más de un millón de seres humanos, gracias a los cuales nuestra cotidianidad se vuelve posible y la economía se sostiene».
Czerny subraya que a menudo la gente del mar pasa desapercibida y «no sabemos casi nada» de su fe, sus esperanzas ni «cómo pueden amar». Diagnostica que incluso tienen problemas para acceder a la Eucaristía porque «son muchos los que se encuentran forzosamente lejos de sus seres queridos y su comunidad». Es por esta dificultad que desde 1975 la Iglesia comenzó a observar esta fiesta, aunque el prefecto recuerda en su mensaje que «el Domingo del Mar no está reservado exclusivamente a la gente de mar, sino que busca también centrar la atención de toda la comunidad cristiana en aquellos gracias a los cuales nos llegan gran parte de los bienes de los que nos alimentamos o de los que nos servimos cada día».
El cardenal checo denuncia que «la compleja organización de nuestras sociedades y una cierta propensión a ocultar las desigualdades dejan a menudo en una zona gris los tesoros espirituales y las necesidades materiales de la gente humilde». Pide para ellos reconocimiento y les recuerda que la Iglesia está a su lado. «No solo tenemos algo que darles, sino también queremos acoger sus historias, sus testimonios: lo que opinan sobre el trabajo, la economía, sobre las relaciones entre religiones y culturas diferentes». El prefecto les invita a hablar sobre su fe porque «solo desde su experiencia pueden llegar e interpelar a todos los miembros de la Iglesia y, a través de ellos, a nuestras sociedades».
Michael Czerny insiste en que «somos una Iglesia sinodal» y, por tanto, «debemos navegar juntos sin dejar a nadie atrás». E invita a los cristianos a enriquecerse mutuamente y advierte de «que nadie piense que no tiene nada que ofrecer».
«Dan mucho, merecen más»
En España, el lema para el Domingo del Mar este año es Dan mucho, merecen más. Luis Quinteiro Fiuza, obispo promotor del Apostolado del Mar, lo define como «bien elocuente» porque considera que estos trabajadores se vuelcan en su labor y «proporcionan mucho bienestar a la población mundial». Aun así lamenta que no estén lo suficientemente protegidos por los convenios internacionales que, si bien «son instrumentos muy importantes», a menudo solo buscan «garantizar mínimos» y «su aplicación no siempre es la más adecuada».
El obispo de Tui-Vigo denuncia especialmente la peligrosidad laboral en el mundo de la pesca, donde «las jornadas son largas y los ritmos de trabajo cada vez más estresantes». Y pide para todos los marinos «más atención, seguridad física y laboral, una acogida humana cuando llegan a puerto, un contacto lo más fluido posible con sus familias, suficientes vacaciones y salarios acordes a sus circunstancias de vida y trabajo».
Luis Quinteiro Fiuza recuerda que «la gente de mar sufre aún en parte las consecuencias de la guerra de Ucrania» y que «muchos marinos han visto cómo sus familias huyen a otros países», tienen dificultades para comunicarse con ellos y «no saben cuándo y dónde volverán a reunirse». Finalmente reivindica que la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Marítima Internacional exigen que los puertos dispongan de «un servicio de asistencia a las tripulaciones» que tenga en cuenta sus necesidades y «vele por su dignidad».