La diócesis de Getafe responde al «abandono» que sienten algunos sanitarios
Ante la entrada en vigor de leyes como la de eutanasia, «los profesionales necesitan sentirnos cercanos, que los acompañemos». Era el objetivo del I Encuentro de Sanitarios de Getafe, que se celebró el pasado sábado
«Todavía se me sigue viniendo a la cabeza de repente». Belén Vila, médico de la UCI del Hospital Universitario Infanta Cristina, en Parla (Madrid), se refiere al primer paciente que murió por eutanasia en su servicio. Se le aplicó en la UCI porque iba a donar sus órganos. Aunque Vila no participó en el procedimiento, confiesa que «ese día fue difícil». Esta práctica «nos afecta a todos los sanitarios, y esto no ha hecho más que empezar».
Esta realidad ha hecho que crezca entre los médicos y demás profesionales católicos una cierta sensación de «abandono por parte de la Iglesia. Necesitan su apoyo», explica Aurelio Carrasquilla, vicario para la Pastoral Caritativa y Social de la diócesis de Getafe. Así se lo expresó Vila durante una visita al hospital de Parla. «Le comenté que la pastoral sanitaria en el hospital era bastante escasa, y que echaba de menos algo más de movimiento», y que se atendiera también a los profesionales, relata ella.
«Desde luego, lo primero es atender al enfermo. Y tengo que dar gracias porque la capilla está siempre abierta, pero salvo eso no hay nada más». Esta doctora también desearía poder conocer a más colegas que compartan la fe. «Seguro que en mi hospital hay personas que son creyentes y ni nos conocemos». Ha calado la idea de que «cada uno tiene que vivir la fe en su casa, y se vive el cristianismo de puertas para dentro, que no se note mucho».
De esa visita pastoral nació la idea de convocar el I Encuentro de Sanitarios de la diócesis de Getafe. Se celebró el pasado sábado en la parroquia Santa Maravillas de Jesús, de esta misma localidad, y asistieron unos 40 sanitarios. Fueron la misma Vila y otros dos compañeros quienes se encargaron de la organización, a petición de Carrasquilla. El vicario para la Pastoral Caritativa y Social está convencido de que «deben ser ellos los que lleven la voz cantante y concreten lo que necesitan».
Humanizar las UCI
Su propuesta fue organizar un intercambio de experiencias y reflexiones sobre el final de la vida, moderado por José Beltrán, director de la revista Vida Nueva. Participaron José Rodelgo, doctor en Economía y paciente oncológico; José Sastre, especialista en cuidados paliativos, y Calixto Plumed, hermano de San Juan de Dios y psicólogo.
En su intervención, Sastre ratificó la experiencia de Vila. Compartió lo importante que es no vivir solo la fe en el mundo sanitario, y cómo el apoyo del capellán y los sacerdotes le había ayudado en los momentos «muy malos» que había vivido.
De Rodelgo, le supuso un revulsivo cuando contó que «su peor experiencia durante la enfermedad había sido el contacto con la UCI», por el ambiente inhóspito y los ruidos constantes. «Cada vez estamos más pendientes de esas cosas, pero qué duda cabe de que hay que humanizarla», reconoce.
Y de la intervención de Plumed destaca su invitación a formarse. No es suficiente ser católico, sino que es necesario saber de qué se habla al hablar de cuidados paliativos. Y, más en general, se debe estar documentado sobre qué es legal y qué no lo es. Por último, Carrasquilla presidió la celebración de la Eucaristía.
Más allá de la rutina
Como explica el vicario a Alfa y Omega, no es la primera vez que descubre que «hay cosas que estamos haciendo muy desde la rutina», desatendiendo alguna necesidad real. Le ocurrió también con una petición similar por parte de los profesionales de instituciones penitenciarias. Por eso la petición de Vila y sus compañeros y su fruto en este encuentro «ha sido un toque de atención».
Apunta que se ha dado cuenta de que desde la Iglesia «decimos muchas cosas pero no nos sentamos a escuchar a los sanitarios cuando tienen una dificultad». Una actitud de escucha que, por otra parte, encaja a la perfección con el proceso sinodal sobre la sinodalidad que se está viviendo en la Iglesia.
«Los profesionales necesitan sentirnos cercanos, que nos hagamos presentes, que los acompañemos y los animemos en su vida profesional desde la fe». Por eso, desde el principio se bautizó la convocatoria como «primer encuentro». «Queremos darle continuidad, pero será la que ellos nos pidan». Vila no esconde su esperanza de que a partir de este encuentro, el curso que viene se puedan empezar a hacer más cosas.