Iglesia bonsái - Alfa y Omega

Un bonsái es, como saben, un árbol miniaturizado por la acción paciente y deliberada del hombre, pero que conserva todas las características de sus hermanos mayores.

La Iglesia en Argelia es como un bonsái: nuestra talla ha sido reducida por la acción humana, pero es una Iglesia de verdad, que conserva todas las características de una auténtica comunidad cristiana: oración litúrgica, actividades caritativas, anuncio, vocaciones, fraternidad, llamada a la santidad…

Acabamos de terminar en Argel la jornada diocesana en la que nuestro obispo nos ha presentado no solo los diferentes consejos (Pastoral, Episcopal, Económico…), sino que, además, y, sobre todo, le ha pedido a cada uno de los 250 católicos presentes que se comprometa en alguno de los nueve equipos que la diócesis propone.

Ese pequeño número de fieles era la mitad de los practicantes de nuestra Iglesia bonsái: emigrantes, misioneros, estudiantes, diplomáticos, argelinos, empresarios… Todos queremos vivir plenamente el Evangelio, y cada equipo (Formación, Liturgia, Acogida, Caridad, Diálogo, Finanzas, Catequesis, Juventud y Organización de Eventos) está llamado a dar lo mejor de sí mismo.

En 1970, el entonces cardenal Ratzinger hablaba de la Iglesia del futuro diciendo: «La Iglesia se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. [Pero] se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que solo se puede acceder a través de una decisión. Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros».

Durante años el modelo misionero fue el de formar allí grandes comunidades. Tal vez haya llegado el momento de inspirarse en las Iglesias bonsái que hay el mundo y que, en circunstancias adversas, siguen floreciendo, dando fruto y conservando semillas de vida en plenitud. «Cuando dos o tres están reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos» (Mt 18, 20). No necesitamos nada más.