Los medios de comunicación no son el enemigo

Estamos buscando una vacuna contra el miedo y eso siempre es una buena noticia. El pasado miércoles la CONFER dio un paso de gigante en esta investigación con un congreso en el que juntó a congregaciones, sus directores de comunicación y periodistas para analizar cómo se deja ver la Iglesia en los medios. La periodista Ana Pastor enmarcó bien la hoja de ruta. Han quedado en segundo plano «la claridad, la valentía y la transparencia», algo que «perjudica a la institución» y dificulta el arraigo entre sociedad e Iglesia. El motivo de este retroceso es, efectivamente, el miedo. Miedo a perder credibilidad si se exponen los motivos reales de las crisis por las que pasa tal o cual congregación. Miedo al periodista, que quizá utilice las palabras en su beneficio —no hay entrevista, y, en ocasiones, si la hay, por encuesta y revisada, tirando por tierra el noble oficio del plumilla—. Miedo a la vanagloria, porque ya sabemos aquello de que lo que haga la mano derecha no lo sepa la izquierda. Miedo a la mera aparición pública, porque es mejor vivir en segundo plano, «no vaya a ser que salte la liebre».

La directora de las consagradas del Regnum Christi en España, Betty Rivera, reconoce que vio durante mucho tiempo a los medios como enemigos y no como aliados. Ha sido el trabajo de su dircom el que la llevó a entender la comunicación como parte de la misión. Las instituciones eclesiales que, como ellos, han sido valientes en esta claridad y transparencia —sobre todo después del escándalo de su fundador— generan empatía y agradecimiento, tanto periodístico como social. Otro ejemplo son las diócesis que han encarado abiertamente el problema de los abusos, ofreciendo datos y abriendo puertas.

Termina Pastor asegurando que es indispensable «ampliar el número de referentes —más plurales y diversos— que representan a la Iglesia en los medios». Esa tarea nos la apuntamos nosotros. Que solo llamamos a unos o solo aparecemos en otros.