Un informe señala las irregularidades del Villa de Pitanxo
Tenía el motor encendido y la red echada cuando empezó a hundirse y llevaba más tripulantes de los permitidos
Pocos días después de que se haya cumplido un año de la tragedia del Villa de Pitanxo, un informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) ha constatado varias irregularidades en el buque antes de su hundimiento. Entre ellas, que estaba en marcha y con el arte de pesca en el mar cuando empezó a hundirse y que había más tripulantes de los permitidos.
El documento, que tiene carácter preliminar, recoge que a las 4:19 horas del 15 de febrero de 2022 el patrón del barco emitió una llamada de socorro. El buque estaba escorado a babor y no podía recuperar la estabilidad, pero, aun en esa situación, el motor no estaba parado y seguía navegando, lo que contradice la versión del patrón, Juan Padín, que defendía que se había producido un fallo repentino en el motor, informa EFE.
El sistema de identificación automática del barco, cuatro minutos después de esa señal socorro, acredita que el Villa de Pitanxo navegaba a una velocidad de 2,6 nudos. La investigación técnica sostiene que, minutos antes del naufragio, el barco tenía el arte de pesca largado por popa, conteniendo todavía las capturas de las últimas horas de arrastre, ejerciendo con su peso un «fuerte tiro» que limitaba sus movimientos.
Por causas que, según la comisión, «aún se están analizando», el Villa de Pitanxo se quedó sin capacidad de maniobra en medio de un temporal con vientos de hasta 40 nudos y olas, que, en su mayor altura, superaban los diez metros.
Se hundió en pocos minutos
A merced del viento, el oleaje, las corrientes y el tiro del arte, el buque se escoró a babor y el agua entraba «constantemente» por la rampa de popa, llegando algunas de las olas a pasar por encima de su costado e inundar la cubierta superior. La escora fue aumentando «lenta y progresivamente» debido a que no había tiempo para que el agua acumulada en el barco pudiera salir. Fue así hasta que «se hace evidente que la situación es irrecuperable y es perentorio abandonar el buque», apunta la CIAIM en su informe.
Ninguno de los tripulantes llevaba puesto traje de supervivencia, a excepción del capitán y su sobrino, que embarcaron en una de las balsas junto con otros cinco compañeros, mientras que muchos otros se quedaron «probablemente» en los espacios interiores o en la cubierta del barco.
El buque se hundió en «pocos minutos», certifican los técnicos, en unas aguas que estaban a tan solo dos grados. Además, los tripulantes que llegaron a la balsa «no pudieron mantenerse secos» al desgarrarse en el fondo y entrar agua en la embarcación. Los siete marineros que iban a bordo permanecieron en ella durante más de cinco horas, hasta que el Playa de Menduíña Dos llegó hasta su posición y los rescató, pero cuatro ya habían muerto por hipotermia.
Solo podía llevar 22 personas
El informe certifica otras irregularidades. Entre ellas, que el Villa de Pitanxo zarpó del puerto de Vigo con 25 personas a bordo, 24 tripulantes y un biólogo marino. Pero el barco, según sus certificados estatutarios, solo podía llevar a 22 personas como máximo. Uno abandonó el buque diez días antes del naufragio, al ser transferido a otro barco de pesca de bandera española, el Río Caxil, que participó en las tareas de búsqueda de los desaparecidos.
Este informe de la CIAIM es todavía preliminar y no recoge, por lo tanto, ninguna conclusión sobre las causas del naufragio. En este sentido, recuerda que aún está pendiente la bajada al pecio hundido, que se realizará el próximo verano.