Lo peor y lo mejor del ser humano
Se han estrenado dos películas extraordinarias, cada una en su estilo. La americana Los idus de marzo supone una inteligente y muy amena reflexión sobre las sinuosas estrategias del poder político. La francesa Intocable ofrece una divertida y fresca mirada sobre la condición humana a través de la enfermedad y los lazos humanos
Los idus de marzo
El actor George Clooney, en Los idus de marzo, sube su listón como director con la adaptación de la obra teatral de Beau Willimon, estrenada en 2008 e inspirada en la campaña presidencial del demócrata Howard Dean en 2004. Con un guión de hierro, Clooney destripa los interiores de una campaña de primarias del partido demócrata en la que los dos candidatos en liza luchan por triunfar en el Estado de Ohio.
Morris, encarnado por el propio Clooney, representa la honestidad, la corrección política, y un cierto populismo. Su jefe de campaña, Meyers, al que da vida Ryan Gosling, es un idealista convencido de los mensajes de Morris. Su contrincante es el jefe de campaña del otro candidato, Pullman, y lo interpreta Paul Giamatti. Este trío se rodea de unos secundarios de lujo, como Philip Seymour Hoffman —el superior de Meyers—, Marisa Tomei —la periodista influyente— y Evan Rachel Wood —la becaria carne de cañón—.
Ningún ingrediente de la alta política falta en este delicioso cóctel. Poder, prensa, sexo, chantaje, ambición, mentira… se combinan inteligentemente en esta cinta para mostrar cómo la corrupción es algo que empieza de forma sutil, siempre de la mano de un pequeño —y a menudo comprensible— error. No estamos ante una película radical o maniquea de hombres puros frente a ambiciosos llenos de cinismo. No es una obra firmada por Oliver Stone, Ken Loach o Costa Gavras. Todos los personajes fueron honrados una vez, y se han ido manchando las manos tratando de sobrevivir en el mundo de la política. Pequeñas concesiones que dan paso a otras pequeñas concesiones… Los idus de marzo está, por tanto, más cerca de la mirada crítica de clásicos modernos como Sidney Lumet, Alan Pakula, Sidney Pollack, o el último Frankenheimer.
George Clooney no presenta una película cínica o sin perspectiva ética. Todo lo contrario. Incluso el drama del aborto, que irrumpe con fuerza en el film, aparece dibujado con todo su cruel y siniestro rostro. La película, más que una crítica a la práctica política, que lo es, dibuja los entresijos de una filosofía de vida maquiavélica. Y esto, hoy en día, se extiende a la empresa, a la banca…, e incluso a las relaciones personales.
Estamos ante una película de personajes, sostenidos por unos diálogos y unas interpretaciones brillantes. El director, junto a Grant Heslov —que ya le ayudó en el guión estupendo de Buenas noches y buena suerte—, se han sentado para trabajar minuciosamente en un guión donde lo sutil y lo brutal conviven sin molestarse, un guión que, a pesar de su elaboración, destila naturalismo y carece de impostación. Pero ese perfeccionismo hubiera quedado en nada sin un casting que reúne a los actores dramáticos más grandes del momento. Clooney sabe retirarse del protagonismo y dejar que los demás actores brillen con toda su luz eclipsando al galán de Nespresso. Gracias a todo ello, Los idus de marzo funciona como un reloj de precisión.
George Clooney
Estados Unidos
2011
Drama
+18 años
Intocable
Llega a España, tras un éxito sin precedentes en Francia, la película Intocable, de Eric Toledano y Olivier Nakache, basada en una historia real. Philippe (François Cluzet) es un multimillonario parisino que ha quedado tetrapléjico tras un accidente de parapente. Contrata como enfermero y cuidador a Driss (Omar Sy), un senegalés barriobajero y delincuente que supone el contrapunto existencial que Philippe buscaba. De su atípica relación va surgiendo una amistad que les va a humanizar paulatinamente a los dos.
Esta hilarante comedia no es del todo original, ya que recuerda a otras cintas como las francesas El mundo de Marty (Denis Bardiau, 2000), o la más popular La escafandra y la mariposa (Julian Schnabel, 2007), también inspirada en hechos reales. Sin embargo la frescura de su puesta en escena, su desinhibición, y su acertada combinación de humor y ternura la convierten en una cinta especial.
A pesar de su optimismo antropológico, la película es muy francesa en su relativismo y en su ausencia de reflexión profunda sobre el sentido de una vida amputada. Sin embargo, propone el amor como sanación, alaba la responsabilidad sobre la propia vida y exalta el valor de la diferencia.
Olivier Nakache y Eric Toledano
Francia
2011
Comedia dramática
+7 años