Líderes religiosos denuncian la desprotección de la vida humana por las leyes del Gobierno
Afirman en un documento que la dignidad de la persona no depende de circunstancias vitales ni de consensos sociales
Líderes religiosos de varias confesiones cristianas —católicos, evangélicos, anglicanos y ortodoxos— y del islam han firmado este miércoles en Madrid una declaración en la que denuncian que las leyes promovidas por el Gobierno en los últimos años —aborto y eutanasia— van «contra el derecho a la vida».
El texto se publica en pleno debate sobre el aborto en nuestro país, tras la reciente decisión del Tribunal Constitucional y la votación este jueves de la reforma de la ley, aunque, como ha dicho el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán, es «un marco general de apuesta por la vida».
Además, los representantes se han repartido para entregar el texto en diversos organismos. Lo llevarán al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), al Ministerio de la Presidencia, el encargado de las relaciones con las confesiones, y al Congreso de los Diputados.
En la declaración, afirman que la vida es un «don de Dios para el conjunto de la creación y de la humanidad» y que la dignidad humana «no depende de las circunstancias vitales ni del consenso social, sino que es una cualidad intrínseca de todo ser humano, cuyos derechos han de ser respetados siempre». «Toda vida humana, por tanto, en su inviolable dignidad, debe ser protegida desde el principio hasta el fin», añaden.
Del mismo modo, recuerdan que la protección de la vida de todo ser humano y sus derechos, especialmente de los más débiles, es un «signo del progreso y la prosperidad de una sociedad». Y continúan: «No puede considerarse que dicho respeto sea un retroceso o contrario a la libertad».
Son conscientes de que hay situaciones complejas y «aparentes conflictos de derechos que son difíciles de resolver», pero añaden que «los profundos dilemas éticos y morales no pueden resolverse de forma genérica con el sacrificio de uno de los derechos humanos afectados —el de la vida— haciendo prevalecer el otro».
«Rogamos a nuestros fieles, a la sociedad en general y a la comunidad política, que reflexionen una vez más y asuman el compromiso de cooperar y trabajar juntos para que toda vida humana sea protegida y custodiada como un don de Dios, dotado de la más alta dignidad», concluyen.