Marcos Moreno: «Creamos una empresa real y donamos el 15 % del beneficio a Cáritas»
Marcos Moreno estudia 2º de Bachillerato en el colegio Santa Joaquina de Vedruna en Madrid, uno de los 21 centros de la Fundación Educación Católica. Tiene su mirada puesta en el mundo de la empresa, que ya ha empezado a conocer gracias a las clases de Economía y a un acuerdo de su colegio con la Fundación Junior Achievement. «El trato con las personas me parece lo más importante», asegura.
La Fundación Educación Católica —21 colegios en diez comunidades autónomas— y la Fundación Junior Achievement firmaron a mediados de enero un acuerdo para que los 15.000 alumnos de la primera puedan participar en los programas de la segunda, cuyo objetivo es «impulsar el talento de los jóvenes a través del fomento de la orientación laboral, la educación financiera y la educación emprendedora», como se lee en el documento. Con el método Aprender haciendo, la idea es ayudar a los estudiantes a que se inicien en el mundo del emprendimiento empresarial y que tengan claro, desde el comienzo, que no todo vale y que el dinero no es el único elemento importante. Los participantes han tenido que poner en marcha una empresa, con todos sus departamentos e implicaciones.
Te queda poco para enfrentarte a la EvAU. ¿Hacia dónde vas a dirigir tu futuro? ¿Te ves en el mundo de la empresa?
He elegido el Bachillerato de Ciencias Sociales porque lo que me gusta es la economía. Quiero hacer un doble grado que incluya Administración y Dirección de Empresas. Más allá de la carrera, veremos qué pasa. Pero sí, me gusta el mundo de la empresa. Sobre todo la parte comercial, que es donde más contacto hay con las personas.
¿Por qué?
El trato con las personas me parece lo más importante para una empresa a todos los niveles. En el plano puramente económico, no puedes ofrecer algo si no sabes lo que quiere la gente. Una compañía tiene que estar pendiente de lo que demanda el mercado. Qué es lo que la gente, de verdad, necesita. Y luego también hay un nivel social. Creo que lo que tiene que hacer una empresa, básicamente, es ayudar a la sociedad y, sobre todo, a las personas con menos recursos. Por último, se puede hablar de la empresa como medio de vida para las personas que trabajan en ella. Estás creando empleo y generando riqueza para tu país.
¿En qué consistía vuestro proyecto?
Propusimos varios. Primero uno que reutilizaba los plásticos del bolígrafo. Otro proyecto fue una especie de servicio de Uber personalizado. Y el que llevamos a término fue una empresa para vender pulseras y llaveros en la fiesta de final de curso del colegio. Nos fue muy bien. Fue una empresa real, con sus departamentos financiero, comercial, de producción, recursos humanos, etc. Nosotros compramos todo el material y lo financiamos con diversas acciones. Invertimos algo más de 100 euros y sacamos como unos 800 de beneficio, un dinero que luego repartimos en función del número de acciones. La verdad es que fue muy bien.
¿Aplicasteis de alguna forma esa centralidad de la persona de la que hablábamos antes?
Claro, totalmente. Tratamos de cuidar mucho la relación con los proveedores, los inversores y la atención a los clientes. Y luego donamos un 15 % de los beneficios a una entidad que trabaja con las personas más vulnerables. A Cáritas, donde colabora la madre de una amiga nuestra.
¿De dónde te viene esa sensibilidad de pensar en los demás?
De la educación que he recibido en casa. Mis padres siempre me han enseñado a compartir y a dar a los demás. Y también en el colegio, que es católico, y nos han inculcado valores como la caridad. De hecho, tenemos una actividad de voluntariado y colaboramos mucho con la parroquia de la Ventilla o con el comedor social Cachito de Cielo. Vamos dos días a la semana fuera del horario escolar.
Jesús dice que «quien no se hace como un niño no entrará en el Reino de los cielos». ¿Qué te gustaría cambiar de la sociedad?
Que no vivamos en una burbuja y que nos demos cuenta de que hay gente que lo está pasando mal a nuestro alrededor, en nuestro país y también fuera de él. No todo el mundo tienen las mismas circunstancias ni un punto de vista común y hay que estar atento a sus necesidades.