El primer ministro etíope se reúne por primera vez con líderes de Tigray
Mientras se dan nuevos pasos hacia la paz tras la firma de los acuerdos del 2 de noviembre, el conflicto en la región de Oromia amenaza con causar un cisma en la Iglesia ortodoxa etíope
«Los acuerdos de paz entre el gobierno y los guerrilleros del Tigray siguen dando buenos frutos», afirma a Alfa y Omega Juan González, administrador apostólico de Hawassa, al sur del país. El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, se reunió el pasado viernes por primera vez con representantes de los rebeldes de Tigray, tres meses después de la firma en Sudáfrica del acuerdo de paz que puso fin a dos años de guerra entre la región norteña y Adís Abeba, confirmó el Gobierno etíope según recoge EFE.
«El primer ministro Abiy, el vice primer ministro Demeke (Mekonen) y otros funcionarios se reunieron hoy y mantuvieron conversaciones con una delegación del FPLT (Frente Popular de Liberación de Tigray) sobre el progreso del proceso de paz», dijo a través de Twitter Redwan Hussien, viceministro de Asuntos Exteriores y asesor de Seguridad Nacional de Abiy.
«Como resultado, el primer ministro Abiy aprobó decisiones para aumentar los vuelos, los servicios bancarios y otros temas que favorecerían la confianza y facilitarían la vida de los civiles», añadió Hussien, negociador del Gobierno de Etiopía para el pacto de paz, auspiciado por la Unión Africana (UA).
Restablecimiento de la normalidad
Esta reunión constituye el primer encuentro —o el primero que se ha hecho público— entre Abiy y los rebeldes desde el inicio de la guerra en noviembre de 2020. Asistieron el general rebelde Tsadkan Gebretensay y Getachew Reda, portavoz del FPLT, partido que gobernaba en Tigray cuando estalló el conflicto, según confirmaron medios locales y se podía ver en las imágenes compartidas por Hussien.
Durante los últimos meses desde la firma del acuerdo el pasado 2 de noviembre, los tigrinos observaron el restablecimiento de los vuelos comerciales, la electricidad y las operaciones bancarias, mientras el FPLT ya ha empezado a entregar sus armas pesadas.
Asimismo, cumpliendo uno de los puntos más importantes del pacto, se ha facilitado de manera progresiva la entrada de ayuda humanitaria a Tigray, que sufrió durante la guerra un «bloqueo humanitario de facto», según denunció la ONU.
«También en Gumuz las cosas van mejor», asegura González sobre otro de los enfrentamientos locales que, aunque a escala menor, siguen afectando al país. «Pero hay otros conflictos, como el de los oromo, que se han agudizado. Tendremos que seguir rezando».
El conflicto en la región de Oromia, la más grande y poblada de Etiopía, amenaza con provocar un cisma en la Iglesia ortodoxa en el país. En enero, los obispos de esta zona decidieron establecer un sínodo desvinculado de la sede de Adís Abeba. Se amparaban en una supuesta discriminación por parte de la jerarquía por el hecho de que las celebraciones en Oromia no se pueden hacer en lengua oromo.
Según informa la televisión francesa TV5, los líderes de la Iglesia ortodoxa etíope, que representa alrededor del 40 % de unos 115 millones de etíopes, declararon ilegal el cisma. La semana pasada su patriarca, Abune Mathias, acusó al clero disidente de ocupar ilegalmente lugares de culto y pidió al Gobierno que tome medidas para proteger «iglesias y edificios administrativos legalmente reconocidos».
Del mismo modo, acusó al primer ministro Abiy Ahmed de interferir en este asunto interno. En el Consejo de Ministros Abiy, él mismo de la comunidad oromo, había invitado a dialogar a las dos partes. Según él, ambas tienen «su propia verdad». Sus palabras suponen, para el patriarca, un reconocimiento de un «grupo ilegítimo» y excomulgado. «El Gobierno no debe interferir en los asuntos religiosos y canónicos de la Iglesia», dijo el patriarca.
Las relaciones entre la Iglesia de Etiopía y el gobierno de Abiy Ahmed se habían deteriorado como consecuencia de la guerra en Tigray. El patriarca Mathias, tigrino, criticó duramente al Gobierno en mayo de 2021, acusándolo de querer «destruir Tigray» y deplorando las masacres en terrenos de la Iglesia y los daños causados a los famosos monasterios ortodoxos de la región.