Hermano Alois: «Si no vivimos el proceso sinodal en oración perdemos algo esencial»
En una entrevista conjunta a cuatro medios europeos, el prior de Taizé presenta la vigilia ecuménica con la que el 30 de septiembre se preparará el Sínodo
«Me parece muy bello que la Iglesia católica se embarque en un sínodo sin saber cuál será el resultado final. Es una aventura; pero es que la Iglesia misma es una aventura». El hermano Alois, superior de la comunidad de Taizé, considera que el proceso sinodal supone «un punto de inflexión» para la Iglesia.
Y esta comunidad ecuménica ha querido hacer su aportación. En una entrevista conjunta a Nederlands Dagblad (Países Bajos), La Croix (Francia), Avvenire (Italia) y Kristeligt Dagblad (Dinamarca), su prior explica cómo encaja en este camino la vigilia Juntos. Encuentro del pueblo de Dios, que Taizé animará el 30 de septiembre, víspera de la apertura de la primera asamblea general del Sínodo —la segunda será en octubre de 2024—. El Papa Francisco anunció este evento el pasado domingo, y se presentará este lunes en el Vaticano.
«Estamos en un momento difícil como Iglesia», reconoce el sucesor del hermano Roger. «Nos damos cada vez más cuenta de que como iglesias somos vulnerables. Ya no somos un gran barco navegando por el océano de la humanidad para salvarla». En vez de eso, somos «un botecito durante una tormenta». Esta experiencia «hace muy concreta la confianza en el Espíritu Santo». Poniéndose en sus manos y «confiando en Cristo y no en nuestras fuerzas», se puede vivir incluso con alegría.
Todo el pueblo de Dios
La iniciativa de Juntos comenzó a gestarse en octubre de 2021. El hermano Alois participó en la apertura del itinerario sinodal, en Roma. En una breve intervención, «llamé a vivir este proceso en una actitud de oración. El sínodo suscitará muchas cuestiones importantes. Si no lo vivimos en oración, nos estamos perdiendo algo esencial».
Por eso, luego tuvo la idea de organizar una oración antes de la asamblea general, «no solo con los obispos, sino con todo el pueblo de Dios». Para el prior de la comunidad ecuménica, esto implica «también a los cristianos de otras iglesias, y a los que se encuentran en los márgenes de la sociedad». El Papa acogió la idea con entusiasmo, y le invitó a ponerse manos a la obra. Para ello, Taizé está colaborando con el Vaticano y comunidades católicas, ortodoxas, protestantes, anglicanas, movimientos ecuménicos y agentes de pastoral juvenil.
También fuera de Roma
El momento central de Juntos será la vigilia ecuménica de oración, el 30 de septiembre, en la plaza de San Pedro, con el Papa Francisco y otros líderes eclesiales. Pero el programa es más amplio. A los jóvenes de 18 a 35 años Taizé les ofrece un fin de semana entero en la ciudad eterna, acogidos por parroquias y familias, como ocurre en los encuentros europeos.
El sábado por la mañana, distintos itinerarios llevarán a los participantes por la ciudad de Roma para entrar en contacto, explica el prior, con «cuestiones de espiritualidad y fe, pero también sociales y de actualidad». Después de la comida, varios movimientos carismáticos organizarán un momento de alabanza, antes de iniciar una peregrinación hasta el Vaticano. La vigilia, aunque será al estilo de Taizé, contará también con testimonios de experiencias de Iglesia y de compromiso concreto.
El prior de Taizé no cree que los jóvenes de otras confesiones tengan inconveniente en viajar a Roma en relación con un evento católico. «Pueden estar dispuestos a cruzar fronteras. Un aspecto que podría llamarles es la búsqueda de la fraternidad global». Y, así, pueden «contribuir a la búsqueda de la sinodalidad incluso sin darse cuenta».
Por otro lado, la Santa Sede y Taizé piden que este momento de oración no se quede en Roma. «Queremos que se celebre en otros lugares del mundo, por ejemplo en pequeños grupos, u organizado por algunas parroquias, o en alguna catedral invitando a otras iglesias cristianas». Más aún, el religioso anima a confiar a los jóvenes la responsabilidad de prepararlo. «Estoy convencido de que se comprometerán».
«Mucho que aportar»
El hermano Alois está convencido de que «los jóvenes tienen mucho que decir y aportar» al proceso sinodal. Los mueve una gran búsqueda de espiritualidad y de comunidad: tienen el «deseo de estar juntos, de encontrar un sentido de pertenencia, de extender la amistad a otros grupos de la sociedad y de solidaridad con toda la creación». Estos valores «pueden ayudar a descubrir un rostro distinto de la Iglesia».
Sin embargo, «la Iglesia se está convirtiendo en algo cada vez más abstracto para muchos» de ellos. «La dificultad está principalmente en el lenguaje eclesiástico». Prueba de ello es la misma palabra «sinodalidad», que les resulta totalmente ajena. Por ello el evento del 30 de septiembre gira en torno a conceptos como «juntos», «encuentro» o «pueblo de Dios».
A nivel más general, el prior de Taizé subraya que al convocar este proceso sinodal «el Papa Francisco ha hecho una pregunta muy importante: la de la corresponsabilidad de todos los bautizados en la vida de la Iglesia, en este nuevo rostro que buscamos y en el que todos puedan participar activamente».
«Dones de las otras iglesias»
¿Qué papel pueden jugar en este proceso las demás confesiones cristianas? «Hay dones del Evangelio que se han preservado en las distintas tradiciones». Las comunidades de la Reforma, además de dar gran peso a la Escritura y a la relación personal con Dios, tienen «estructuras en las que todos los bautizados, laicos y laicas, participan en la toma de decisiones importantes».
Las iglesias ortodoxas, «se entienden como una comunión de iglesias, y dentro de ellas se practica una sinodalidad vivida». Mirándolas, «la Iglesia católica puede dejarse cuestionar, manteniendo su especificidad».
Este momento eclesial, además, es importante también para las demás comunidades cristianas. El prior de Taizé ve una importante novedad en el hecho de que «nos estamos escuchando unos a otros», tomando en cuenta la realidad de cada uno. «Todas las iglesias se están dando cuenta de que se necesitan» unas a otras.