Sobhy Makhoul, secretario del Patriarcado Maronita en Jerusalén: «Los cristianos esperamos mucho de esta visita» - Alfa y Omega

Sobhy Makhoul, secretario del Patriarcado Maronita en Jerusalén: «Los cristianos esperamos mucho de esta visita»

Casado y con dos hijos, Sobhy es natural de Jerusalén. Como católico, está viviendo intensamente esta peregrinación del Papa Benedicto XVI a su tierra natal, donde los cristianos necesitan apoyos y reconocimiento de fuera

Anabel Llamas Palacios
El Papa, ante la Llama eterna del Yad Vasem, el Museo del Holocausto (Jerusalén).

No es fácil encontrarse con un cristiano con la formación de Sobhy Makhoul en pleno Jerusalén. Sobhy es un católico maronita, lo cual en España puede sonar algo lejano, aunque lo cierto es que millones de católicos en el mundo son maronitas. En Tierra Santa quedan unos 8.000, que se pueden encontrar en las ciudades del norte, y en Jerusalén tan sólo viven unos 300. Su origen se remonta al siglo IV, cuando empieza en Oriente Medio la herejía del monofisismo, y el monje san Maron se opone defendiendo las dos naturalezas de Cristo, la humana y la divina. A él se unen cientos de personas, formando una comunidad, que es perseguida y que, en el siglo VI, se ve obligada a huir a las montañas del Líbano, por negarse a vivir bajo el dominio de los musulmanes. Su historia pervive desde entonces hasta hoy, con los mismos ritos del siglo IV (utilizan el arameo, la lengua de Cristo, en sus liturgias). Es además la única Iglesia oriental que no tiene las dos ramas, la ortodoxa y la latina, ya que no sucumbieron al cisma de Oriente.

Sobhy está casado, tiene dos hijos, y trabaja como secretario del Patriarcado maronita en Jerusalén. Su vida, por tanto, gira en torno a la promoción y al desarrollo de los cristianos en Tierra Santa, y ha participado activamente en la organización de la peregrinación del Papa Benedicto XVI en Jordania e Israel. Durante todo este tiempo, reconoce que la llegada del Pontífice «es una gran alegría para todos los cristianos. Benedicto XVI representa a Pedro, que viene a confirmar a sus hijos en la fe. Desde el punto de vista cristiano, queremos acoger al padre que viene de visita, pero, junto con este sentimiento filial, también es importante fijarse en la situación política y social que vivimos aquí, porque es una situación que requiere un apoyo y una mayor atención por parte de la Iglesia a la comunidad cristiana de Tierra Santa».

Sobhy reconoce que los católicos esperan mucho de esta visita: «Esperamos resolver una serie de problemas que no están resueltos. Por un lado, el status de la Iglesia en el Estado de Israel, que la Iglesia pueda recibir más apoyo, y concretar, en definitiva, todos los asuntos que aún están en el aire para la Iglesia. Pero no quisiéramos -reconoce- que este aspecto político y jurídico fuera lo más importante de la Visita. Todos los cristianos tenemos la certeza de que la presencia del Papa es muy importante, como se podrá comprobar con la participación de todos los cristianos en los encuentros que tengan lugar estos días… Pero el Papa trae una gran esperanza también, pues esperamos que mueva los corazones de nuestros jefes políticos. Que, al menos, se incentive el proceso de paz. El Papa ha dicho que viene como peregrino, y que espera que su Visita pueda contribuir a traer la paz, y en ello confiamos».

En cuanto a los problemas con los que se encuentran los cristianos en el día a día, Sobhy afirma que son muy numerosos, aunque el primero, quizá, es el del reconocimiento jurídico y político de la Iglesia, y es que «los cristianos son una minoría en esta tierra, y padecen el hecho de serlo».

«Otra cuestión —prosigue— es el tema de la libertad religiosa, que existe, pero no de modo suficiente. Por ejemplo, un cristiano en Belén que haya nacido hace menos de 15 años es probable que no haya podido visitar nunca el Santo Sepulcro, porque es palestino, y no puede entrar en Israel. También tenemos problemas con las propiedades y con los impuestos… Y queda también por definir la relación con las escuelas católicas y el Estado de Israel. En definitiva, hay muchas necesidades que tienen que regularse. Por lo tanto —explica—, estamos deseando un acuerdo que facilite la presencia cristiana en Tierra Santa, y que ayude a los cristianos a resistir en estos territorios, porque las minorías, cuando hay dificultades políticas y económicas, emigran y se van».

La emigración o la desaparición de los cristianos de Tierra Santa es un problema grave al que hay que enfrentarse. La presencia cristiana no sólo es necesaria, sino muy útil incluso en esta compleja sociedad, y así lo viven ellos mismos. «Nosotros —explica Sobhy—, como Iglesia local y católica, queremos que el resto de la Iglesia adquiera una conciencia clara de su misión en Tierra Santa, porque es una misión importante. Los que somos conscientes de esta importancia y estamos ligados a esta tierra de forma consciente, creemos que no basta con que se mantengan las piedras sobre las piedras, sino que permanezcan también las piedras vivas».