Hans Zollner: «La forma en la que se ha gestionado el caso Rupnik es grave»

La publicación de los abusos cometidos por el jesuita esloveno Marko Rupnik siguen causando un gran revuelo. De hecho, se habla ya de caso Rupnik. Desde que se hizo público que había sido investigado y sancionado por cometer abusos contra religiosas en los años 90, han ido apareciendo nuevas denuncias e informaciones sobre su comportamiento. A todo ello se suma el modo en que se ha informado de la cuestión en los canales oficiales.

«La forma en que se ha gestionado el caso Rupnik desde los años 90 es tan grave que es necesario extraer lecciones y conclusiones apropiadas para el futuro», afirma en una entrevista en COPE y Ecclesia Hans Zollner, experto en abusos y miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Y añade: «Es muy frustrante darse cuenta de que a pesar de todo lo que ha sucedido, lo que se ha discutido, debatido y reflexionado en términos de abuso y su prevención, todavía no hemos avanzado».

Así, señala que las víctimas del padre Rupnik «necesitan respuestas claras a las peticiones de justicia, reparación y sanación». De hecho, valora de forma positiva que la Compañía de Jesús invite a las afectadas a enviar sus denunciar: «Es un paso adelante».

Adultos vulnerables

El jesuita alemán considera «terrible» que se pueda llegar a pensar que el abuso a mujeres adultas vulnerables —las víctimas en este caso— es de segunda categoría. «Parece que se está repitiendo lo que sucedió también cuando se descubrieron los casos sobre abusos a menores: de forma gradual la Iglesia está comprendiendo lo profundo que puede resultar el trauma, y no solo cuando se es menor», explica.

Zollner apunta una serie de cuestiones que habría que tener en cuenta de cara al futuro tras el caso Rupnik. En su opinión, sería deseable que la Congregación para la Doctrina de la Fe publique las razones de los veredictos, pues «sin jurisprudencia es imposible conocer los criterios que se han adoptados».

Además, ve necesario que exista un organismo independiente al que puedan dirigirse las víctimas y que esté dotado de personal suficiente y preparado: «Debería tener la competencia necesaria para iniciar e implementar cambios fundamentales y de gran alcance en la gestión de casos como el del padre Rupnik». Por último, pide que haya más atención y sensibilidad a las comunicaciones de las víctimas.

«Solo sé que la poca transparencia y las preguntas abiertas, las imprecisiones y las contradicciones prolongan el sufrimiento de las víctimas. Ni se puede ni se debe seguir así», concluye el jesuita, que reconoce la aportación de los medios de comunicación para que estos casos se traten en la Iglesia de forma adecuada.