Cáritas Madrid apuesta por la inteligencia artificial para familias vulnerables
De la mano de la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación y la Fundación AIverse, la entidad eclesial ofrecerá a los niños de sus programas la oportunidad de crear proyectos con esta tecnología para resolver problemas reales
Max bot es un proyecto desarrollado por tres niños de entre 8 y 10 años que ayuda a los mayores en sus casas. A través de un dispositivo de reconocimiento facial les abre la puerta si vienen cargados y llama al 112 en caso de caída. Ponte en Marcha es una aplicación creada por una madre y su hijo que vigila el estado de ánimo de personas mayores que viven solas, les propone actividades y avisa a un familiar en el caso de que no se encuentren bien. Ergonomic es un programa lanzado por una familia que monitoriza la postura de un usuario delante del ordenador, le avisa cuando tiene una mala posición y le recomienda periodos de descanso. Dragona, un proyecto de niños de entre 10 y 11 años y un adulto, es un robot pensado para descubrir especies todavía no catalogadas. Todas estas propuestas tienen en común varias cosas: utilizan la inteligencia artificial bajo el amparo de la Asociación AIverse, tienen un impacto social, han sido realizadas en familia y promueven la curiosidad entre los más jóvenes por las disciplinas STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) y por el emprendimiento.
Todas se incluyen dentro del programa IA en Familia de AIverse, que ahora se extenderá a familias vulnerables de la mano de la Delegación en Madrid de la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicaciones (AEIT-Madrid) y Cáritas Diocesana de Madrid. La posibilidad de iniciar este proyecto surgió el año pasado, cuando la AEIT-Madrid premió a Cáritas por la promoción de competencias digitales en familias vulnerables. «Nos pareció que nuestra relación con esta entidad no se podía quedar en un premio. Podía ser interesante casar el mundo de la inteligencia artificial con el de los colectivos vulnerables y creamos un grupo de trabajo», explica Inmaculada Sánchez Ramos, ingeniera y miembro de la junta directiva de AEIT-Madrid. «De entornos desfavorecidos salen talentos muy fuertes. Por eso es importante hacer este tipo de propuestas a todos. La tecnología no es solo para los que tienen mayor poder adquisitivo», explica María José Monferrer, presidenta de AIverse. Uno de los objetivos es, precisamente, combatir la brecha digital.
El programa, según explica Monferrer, es muy práctico y basado en juegos. Tras una pequeñas nociones de inteligencia artificial, utilizan simuladores a los que introducen datos. Por ejemplo, se pueden añadir frases de un club de lectura y de un club de fútbol y cada vez que digas una frase la IA te dice a cuál de ellos perteneces o con cuál tienes más afinidad. También se pueden hacer con imágenes y sonidos. Para los más avanzados, aprenden programación e incluso montan dispositivos con sensores.
El siguiente paso es detectar un problema cercano que se quiera resolver y, con ayuda de expertos, pensar en una posible solución. Una vez identificado el problema y propuesta la solución, se elaborará un prototipo que incorpore la inteligencia artificial. Luego hay que trabajar la parte económica y la de marketing, es decir, la financiación y cómo lo vas a vender.
Y como la inteligencia artificial se nutre fundamentalmente de datos, el programa hace especial hincapié en la importancia de ser lo más exhaustivos posibles para evitar sesgos y en la ética. «La tecnología está a nuestro servicio. Con programación sencilla se pueden hacer cosas bonitas para la comunidad», concluye María José Monferrer.