San Isidro y el diálogo entre ciencia y fe

En el marco del Año Santo de san Isidro, el pasado lunes, 28 de noviembre, se dieron a conocer los resultados de un amplio estudio antropológico y forense realizado al cuerpo del patrón de Madrid, fruto de un encargo del Arzobispado de la capital a un equipo de investigadoras de la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense. La idea de aprovechar las últimas tecnologías surgió de la Real Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid y, después, fue el propio arzobispo, cardenal Carlos Osoro, quien quiso hacerlo y pidió autorización al Vaticano. Tenía la convicción de que era una oportunidad para «conocer mejor» al labrador, un «ejemplo de santidad para sus contemporáneos y para millones de personas del mundo entero a lo largo de los siglos».

Con la decisión de aprovechar la apertura del arca de san Isidro para su veneración pública para realizar varias pruebas, la Iglesia demuestra una vez más que «no tiene miedo a nada» —en palabras del purpurado— y que el diálogo entre ciencia y fe siempre puede ser fructífero e iluminador. Ahora, tal y como recoge Alfa y Omega, el detallado informe confirma aspectos arraigados en la tradición isidril como la idea de que era un hombre dedicado al trabajo manual y alto, al tiempo que conecta con la fecha de muerte recogida en la bula de canonización e introduce puntos novedosos como los orígenes africanos o la presencia de una moneda en su laringe.

Los datos servirán para que cada fiel se pregunté por qué san Isidro es importante en su vida. Además, al permitir un mayor conocimiento del patrón de los madrileños y de los agricultores, darán pie a nuevas investigaciones y también facilitarán que su figura llegue a otros. Así proseguirá la devoción a un hombre que hizo vida el Evangelio y que, con su papel en el hogar, junto a sus vecinos o en el trabajo, continúa resultando profundamente atractivo y actual.