No es verdad 781 - Alfa y Omega

Cómo estará la economía española, que incluso El País editorializa que el recorte adicional anunciado de 10 mil millones de euros es un «gesto más que necesario». Los humoristas gráficos se las ven y se las desean para arrancar una sonrisa. Y con algunos chistes, uno no sabe si reír o llorar, igual que al leer a Luis María Anson, en El Mundo: «Destacados dirigentes del PSOE están que trinan. Mariano Rajoy ha tenido la desfachatez de suprimir en los Presupuestos del Estado la subvención de 293.899 euros que Trinidad Jiménez concedió gentilmente para la Resolución de conflictos con los hipopótamos de Guinea Bissau».

Acusan ahora al Gobierno de romper consensos, con sus recortes, los mismos que han dejado las arcas peladas, y a miles de ciudadanos rebuscando cada noche sobras en los cubos de basura. En el colmo de la desfachatez, acusan al PP de electoralismo, y de haber esperado a que pasen las elecciones andaluzas para aprobar unos durísimos presupuestos que deberían haber quedado aprobados en 2011. Qué frágil es la memoria. Si hemos tenido que esperar hasta abril, ha sido porque el Gobierno socialista no se atrevió a presentar estas cuentas, para evitar el coste político en las elecciones generales.

Acusan al Gobierno de romper consensos los mismos que nos han llevado al borde del precipicio, y han malgastado el dinero de todos en financiar su agenda ideológica radical. Al menos, como apunta La Gaceta —el que no se consuela es porque no quiere…— «cambios de sexo, fecundaciones in vitro y vasectomías dejarán de ser gratuitos». Bendita crisis, podrán decir también muchos niños andaluces, que nacerán gracias a que han quedado desiertos los concursos convocados por la Junta en varias provincias andaluzas.

Y tanto acusan los unos, y tanto esconden la cabeza los otros, o se lían en embrollos y contradicciones internas, que muchos llegan a la conclusión de que el Partido Popular, lo que de verdad necesita, es un relato para explicar sus reformas económicas. Tal vez haya ahí algo de cierto, pero, antes de nada, el Gobierno tendría que explicar —y para esto no hacen falta relatos— por qué hay tijeretazo en Sanidad y Educación, por ejemplo, sin antes cerrar embajadas autonómicas, o cortar por lo sano con esa sangría de las televisiones autonómicas, que nos cuestan cada año más de 800 millones de euros, con esa máquina de propaganda al frente que es Canal Sur, a la que la Junta socialista acaba de autorizar (es de bien nacido ser agradecido) un nuevo endeudamiento de 200 millones de euros. O Televisión Española… A 68 euros por hogar, tocamos, ¿para que, en la noche más importante del año para los cristianos, cuando se celebra la Vigilia Pascual, la televisión pública se descuelgue con una película que es todo un alegato de falsedades históricas y prejuicios anticristianos? Para el Consejo de RTVE, en cambio, lo intolerable es que el obispo de Alcalá diga, en una misa televisada, que el aborto destruye tanto al niño asesinado como a la madre que lo ejecuta; que el adulterio rompe el matrimonio y causa «un sufrimiento enorme para los hijos», y que muchas personas terminan viviendo «en el infierno», confundidas por ideologías que falsean y pervierten la sexualidad humana, dejando a innumerables víctimas en la cuneta. Para que conste: en la tele de todos, se puede insultar a los cristianos, y no pasa nada, pero está prohibido hablar de que el pecado existe y destruye al hombre.

Quienes andan sobrados de relato son los socialistas. En esto hay que reconocerles la maestría. Han perdido hasta en Andalucía, pero uno les escucha, y parece que son ellos quienes siguen cortando el bacalao: «En cuanto deje de gobernar la derecha, que además tiene toda la pinta de que no va a ser demasiado tarde», amenaza un dirigente de este partido, el PSOE no va a tardar «ni veinticuatro horas» en derogar reformas como la del aborto… Ahí les duele. Algunos se empeñaban en tiempos de Zapatero en hablar de cortinas de humo, pero no: su proyecto es básicamente eso. Y ojo quien se atreva a cambiar una coma.

Claro que, para chulería socialista, la del País Vasco. Gobiernan gracias al apoyo totalmente gratis del PP y, lo nunca visto, amenazan a sus pánfilos benefactores con ¡romper el pacto! ¡Pues sí, eso era lo que había que haber hecho hace mucho tiempo! ¿Regalar los votos a los socialistas, para que se peleen con el PNV, por ver quién es más amigo de Batasuna? Hay cosas que nunca cambian. Ya lo advertía la fábula, atribuida a Esopo, de la rana que ayuda al escorpión a cruzar el río, convencida de que no pasará nada, porque si el escorpión le pica, los dos morirán ahogados. Y el escorpión le pica, claro. Va en su naturaleza.