Francisco llama a la calma en Brasil antes de las elecciones presidenciales
Después de reflexionar sobre la desolación, «que todos experimentamos», Francisco ha rezado durante la audiencia para que Brasil no se deje llevar por «el odio, la intolerancia y la violencia»
Ante el evidente riesgo de polarización en Brasil, donde este domingo 30 de octubre Bolsonaro y Lula se juegan la presidencia del país, el Papa Francisco ha llamado a la calma y la fraternidad. «Rezo a Nuestra Señora de Aparecida para que proteja y cuide al pueblo brasileño, que lo libere del odio, de la intolerancia y de la violencia», ha pedido el Pontífice durante el saludo a los fieles de lengua portuguesa al final de la audiencia general de este miércoles.
En su repaso internacional, el Santo Padre también ha confesado sentirse horrorizado ante «los acontecimientos que continúan ensangrentado la República democrática del Congo». Ante ellos, en concreto ante «el deplorable asalto que tuvo lugar hace unos días en Maboya —donde han sido asesinadas personas inermes, entre ellas una religiosa dedicada en la asistencia sanitaria—» el Papa ha expresado su «firme denuncia». Asimismo, ha rezado «por las víctimas y por sus familiares, así como por aquella comunidad cristiana y por los habitantes de esa región desde hace demasiado tiempo azotados por la violencia».
Por último, Francisco ha instado a no olvidarse «de seguir rezando por la martirizada Ucrania. Que el Señor proteja a su gente y la conduzca por el camino de una paz duradera».
Leer la tristeza
En la catequesis previa, el Pontífice ha reflexionado sobre la desolación, que «todos de alguna manera hemos experimentado». En un primer momento, ha recordado que «quien quiere servir al Señor», no debe «dejarse guiar» por este sentimiento. Sin embargo, ha recomendado no tener «presa en librarnos de ella» porque también «tiene algo importante que decirnos».
Es verdad que «nadie quiere estar desolado, triste. Todos quisiéramos una vida siempre alegre, feliz, satisfecha». Pero, según el Santo Padre, «además de no ser posible, tampoco sería bueno para nosotros». De hecho, «el cambio de una vida orientada al vicio puede empezar por una situación de tristeza, de remordimiento por lo que se ha hecho».
En este sentido, Francisco ha explicado que «la tristeza puede ser una campana de alarma indispensable para la vida» o un mecanismo para «despertar la atención ante un posible peligro». Por ello, «es importante aprender a leer la tristeza».
Y durante esa lectura, durante ese momento de desolación, es importante «no hacer cambios». «Lamentablemente algunos deciden abandonar la vida de oración o la elección emprendida, el matrimonio o la vida religiosa, empujados por la desolación», pero hay «una regla sabia» que «dice no hacer cambio cuando se está desolado», porque uno se puede dejar llevar por el «humor del momento» y no por la verdadera realidad de las cosas.
De hecho, «si sabemos atravesar la soledad y la desolación con apertura y conciencia, podemos salir reforzados bajo el aspecto humano y espiritual», ha concluido el Papa. «Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance».