La estadística se olvida de las personas sin hogar
Andrés acabó en la calle por culpa del alcohol y allí sintió el frío, pero también el apoyo de Cáritas, que «incluso ha intercedido por mí en los Servicios Sociales». La entidad lleva 30 años trabajando de forma coordinada a favor de este colectivo
La campaña de Cáritas Española Nadie sin hogar, que cumple 30 años, invita en esta edición a implicarse para que las personas sin techo no se queden Fuera de cobertura. Pero lo cierto es que lo están. O lo estaban hasta el pasado jueves, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) actualizó, por fin, después de diez años sin hacerlo, los datos sobre el número de personas sin hogar que hay en España. La cifra, 28.552 personas, se refiere solo a aquellas que han sido atendidas en algún centro asistencial de alojamiento. Quien no haya pasado por ellos, no cuenta para las estadísticas.
La falta de datos imposibilitaba que se pudieran «diseñar políticas de inclusión social y una adecuada planificación de estrategias eficaces de acción», según Cáritas Diocesana de Tenerife, que, ante la ausencia de cifras por parte de la Administración, se decidió a recopilar esta información para poder acompañar mejor a las personas sin hogar. «No existía ningún estudio sistemático» sobre este colectivo hasta que en 2020 la entidad desarrolló, con la colaboración del Cabildo tinerfeño, un primer estudio sobre la exclusión residencial extrema en la isla. «Aquel primer estudio reveló la existencia de 1.784 personas en situación de exclusión residencial extrema», recuerda Úrsula Peñate, coordinadora de Acción Social de Cáritas Diocesana de Tenerife. Un año después, el segundo estudio presentado constató un aumento de 1.000 personas en esta situación respecto al estudio presentado en 2021. «En total hay 2.738 personas», asegura.
Tras el informe, Peñate reconoce que «la Administración está tratando de poner más dinero», pero lo que hace falta es que «cambie su mirada». «Tienen una mentalidad de prestación de servicios, pero hasta que no se ponga el acento en el acceso real a una vivienda digna, la situación no va a cambiar y vamos a seguir creciendo en datos», sostiene la coordinadora de Tenerife, que augura un futuro muy oscuro: «Desde los años 80 no se construye vivienda social en Canarias».
Una vida en la almohada
A nivel nacional, la entidad caritativa de la Iglesia también se ha preocupado por contabilizar a todas las personas sin hogar que atiende. El mismo día en el que el INE hablaba de 28.852 personas en situación de sinhogarismo, Cáritas Española reveló que durante el año 2021 atendió a 37.207 personas de este colectivo en sus 420 centros y recursos destinados a esta labor.
Uno de ellos fue Andrés Romero, que en la actualidad se encuentra en el Hogar San Martín de Porres, situado en Valencia. En su caso, lo de fuera de cobertura no es un eslogan, sino una realidad que dificulta mucho que pueda ofrecer su testimonio. La llamada con Alfa y Omega se corta constantemente. «Imagínate cuando tengo que pedir una cita para algún servicio, aunque reconozco que yo he tenido suerte, porque me han ayudado mucho», explica. De hecho, el centro en el que está desde hace dos días cuenta con ordenador, desde el que este valenciano puede hacer este tipo de gestiones.
Aunque lo que más valora Andrés es la seguridad. «La calle es muy peligrosa, a mí me han robado bastantes veces», confiesa. Para evitar que le quitaran las pocas cosas que tenía, dormía con la mochila de sus pertenencias como almohada. Eso, «sumado al frío, hacía que no descansara bien».
Andrés, que es de Elche y trabajó «en el sector del calzado» y luego como «conductor de autobús», acabó en la calle por culpa de su adicción a la bebida. «Tenía, y sigo teniendo, un problema con el alcohol. Eso me destrozó la vida, me cortó la relación con mi familia. La gente se cansa de darme oportunidades», lamenta. Salvo todas las organizaciones sociales por las que he pasado. «He de dar gracias a Cáritas y a su personal, que se han implicado mucho conmigo. Incluso han intercedido por mí en los Servicios Sociales de mi barrio y están esforzándose de más. Estoy muy agradecido».
Red de apoyo
El caso de Andrés Romero es uno de los que integran la campaña Nadie sin hogar 2022 de Cáritas Española, que «es una campaña de sensibilización», subraya María Santos, responsable del programa de Personas sin Hogar de la entidad. La idea es «ayudar a la gente a que se dé cuenta de que sí podemos hacer cosas». Se puede «acompañar a las personas para que reclamen sus derechos, y también estar cerca, para generar esa red de apoyo que tiene cualquiera y que a ellas les falta», explica.
Un primer paso, sin embargo, sería desvelar el problema. «Parece que lo que no se conoce, no existe». Lo que ocurre es que «cuando la exclusión es tan grave, y las personas se quedan en los márgenes, es porque realmente no nos importan lo que nos tendría que importar». De hecho, «muchas veces, cuando la sociedad habla sobre estas personas, utiliza a menudo el término invisible», pero «no nos podemos engañar. Son perfectamente visibles», incluso para el INE, «lo que pasa es que la sociedad no quiere escuchar, no quiere estar cerca de sus historias de vida», añade la responsable.
Una vez que lo invisible se convierta en visible, Cáritas Española aboga «por poner a la persona en el centro y acompañarla en ese proceso en el que cada persona debe ser la protagonista», subraya Santos. «Ya sé que siempre estamos con lo mismo, pero es que supone un cambio de mentalidad que buena parte de la sociedad, y de la Administración, todavía no ha entendido», concluye la responsable del programa de Personas sin Hogar de Cáritas Española.
Adiós al asistencialismo
Precisamente, el gran cambio de la organización caritativa de la Iglesia a lo largo de estos 30 años de campañas por las personas sin hogar «ha sido el de pasar del asistencialismo al acompañamiento de los procesos de vida de las personas», señala David Alonso, técnico de Cáritas Diocesana de Burgos, que lleva 17 años trabajando en ellas. Para Cáritas, «siempre ha sido un programa prioritario». De hecho, ahora se celebra la campaña número 30, pero a este colectivo se le atendía desde el principio. «Nosotros tenemos 55 años de historia, y ya hace 50 años los comedores sociales para personas sin hogar era nuestro trabajo más importante».
Las campañas para personas sin hogar surgieron en el año 1992 para «implementar el trabajo en red, porque no había nada que nos uniera», afirma Alonso. «Las entidades que trabajamos en este sector empezábamos a ser muy numerosas» y se unieron Cáritas, FACIAM, la Xarxa d’Atenció a Personas Sense Llar, y la plataforma Beste Bi, «para sacar adelante aquella primera campaña de forma coordinada y así dar mayor visibilidad a este trabajo».
1992: Cáritas lanza su primera campaña Nadie sin hogar en colaboración con FACIAM, la Xarxa y Beste Bi.
1995: No hay datos fiables. La entidad habla de unas 40.000 personas sin hogar.
1998: Cáritas advierte de que algunos calificativos, como el de maleantes, son estigmatizadores.
2000: La entidad publica un completo informe en el que invita a generar procesos de inserción.
2003: La persona como centro del modelo de intervención social ocupa la campaña de este año.
2008: La crisis provoca un aumento del 21 % de las personas sin hogar y que muchos tengan que volver a la calle.
2012: El INE publica una encuesta de personas sin hogar: hay 22.900 en la calle.
2016: La campaña de este año, Hazme visible, denuncia la marginación social del colectivo.
2020: Según Cáritas, la COVID-19 dispara la cifra de personas sin hogar. Se estima que hay 40.000.
2022: La campaña de este año, la número 30, advierte de la desprotección social de este colectivo.