El Papa y otros líderes religiosos: «Libremos a la humanidad de la pesadilla nuclear»
Reclaman a los líderes mundiales que apuesten por el diálogo multilateral durante un encuentro internacional por la paz organizado por la Comunidad de Sant’Egidio
«¡No más guerras! Detengamos todo conflicto. La guerra solo trae muerte y destrucción. Es un viaje sin retorno en el que todos salimos perdiendo. Cesen las armas, declaren ahora un alto el fuego universal. Que empiecen pronto, antes de que sea tarde, negociaciones que conduzcan a soluciones justas para una paz estable y duradera». Es la llamada a la paz del Papa y líderes cristianos y de otras religiones durante el encuentro internacional promovido por la Comunidad de Sant’Egidio en Roma sobre el tema El grito de la paz. Religiones y culturas en diálogo.
Esta declaración dirigida a los líderes mundiales, también en nombre de los que sufren la guerra, los refugiados y las víctimas, aboga por reabrir el diálogo para «anular la amenaza de las ramas nucleares». Y recuerda que es el diálogo multilateral el que puede reparar las heridas de la guerra, como ya hizo tras la Segunda Guerra Mundial de la mano de la Organización de Naciones Unidas.
«Estamos ante una encrucijada: ser la generación que deja morir el planeta y la humanidad, la que acumula y comercia con armas, en la ilusión de salvarse de los demás; o, en cambio, la generación que crea nuevas formas de convivencia, no invierte en armas, abolió la guerra como instrumento de resolución de conflictos y detuvo la explotación de los recursos del planeta», leyó Elissar, una refugiada siria que hoy es estudiante universitaria en Roma.
El texto, firmado por todos los líderes, concluye con una nueva llamada para que la humanidad ponga fin a la guerra, pues, de otro modo, «será una guerra la que acabará con la humanidad». «Liberemos el mundo de la pesadilla nuclear. Reanudemos de inmediato un diálogo serio sobre la no proliferación nuclear y el desmantelamiento de las armas nucleares. Invirtamos en todas las formas de diálogo. ¡La paz es siembre posible! ¡No más guerra!», sentencia.
La paz, en el centro
En su discurso previo a esta declaración, el Papa ha denunciado que, a menudo, los gritos de paz son silenciados por la retórica de la guerra y por la de la indiferencia, y ha pedido que «no dejarnos contagiar por la lógica perversa de la guerra ni caigamos en la trampa del odio al enemigo». «Pongamos la paz en el centro, como objetivo de nuestra acción personal, social y política, en todos los niveles. Desactivemos los conflictos con el arma del diálogo», ha añadido.
Asimismo, ha constatado que la paz está hoy «gravemente violada, herida, pisoteada». También con la guerra en Ucrania, en Europa, «el continente que vivió las tragedias de dos guerras mundiales». «Lamentablemente, desde entonces, las guerras nunca han dejado de ensangrentar y empobrecer la tierra, pero el momento que estamos viviendo es particularmente dramático», ha continuado.
Tomando el llamamiento del Papa Juan XXIII tras la crisis internacional de 1962, Francisco ha reclamado a los líderes internacionales que no hagan oídos sordos al grito de paz de toda la humanidad. Una tarea en la que las religiones llevan tiempo implicadas, como muestra la declaración de la pasada edición de este encuentro, tal y como ha recordado el Pontífice: «Las religiones no pueden usarse para la guerra. Solo la paz es santa. No se puede usar el nombre de Dios para bendecir el terror y la violencia».