Salamanca se convierte en el sepulcro de Jesús
La catedral salmantina acoge la exposición The Mystery Man, que presenta una imagen hiperrealista del Jesús de la Sábana Santa. «He sentido conmoción», dice el obispo Retana
Antes de ser expuesto al público, el Jesús hiperrealista protagonista de la muestra The Mystery Man —en la catedral de Salamanca hasta diciembre— estuvo guardado ocho años en la casa de Álvaro Blanco, comisario de la exposición. En este tiempo, en el que «solo se lo he enseñado a un puñado de gente», «he visto cómo el cuerpo toca a las personas». En concreto, Blanco recuerda a «una mujer que, tras ver la imagen, rompió a llorar». «Nos contó que hacía tiempo la habían violado y nos explicó como Él le había ayudado a superarlo», revela en entrevista con Alfa y Omega. Se produjo una especie de conexión ante el dolor entre la mujer violada y la obra de Blanco, que ha tratado de despojar de todo movimiento artístico a la escultura. «La idea no era hacer una obra de arte, sino utilizar todos los medios técnicos a nuestro alcance para hacer carne lo que está en la Sábana Santa», explica.
Cuando pude contemplar el cuerpo, que aparece cubierto con un sinfín de heridas, e incluso de la tierra que tuvo que manchar los pies de Jesús camino de la cruz, pensé que todo eso lo había sufrido por mí, y por todos, para salvar a la humanidad. «Cada uno experimenta una cosa», dice el comisario, quien se confiesa como «el primer evangelizado» de cuantos se acercarán al mensaje de Jesús tras visitar el cuerpo ahora expuesto. «Cuando lo vi por primera vez tuve una reconexión con Cristo. No tengo ninguna duda, y se lo puedo rebatir a cualquiera, de que la imagen de la Sábana Santa es la imagen de Jesús», asegura Blanco, que ha estudiado la Síndone durante 15 años.
The Mystery Man nació, precisamente, después de todo ese tiempo que Blanco dedicó a la tela. «Me acerqué a ella como historiador buscando una explicación científica, forense, y me quedé atrapado tratando de dar una respuesta». Entonces, «me di cuenta de que las cosas más maravillosas no tienen explicación», y dijo basta. «Ahí está toda la documentación científica. Ahora se trataba de construir ese cuerpo y mostrar al verdadero artista de esta obra, al protagonista, a Jesús».
De esta forma, el cuerpo, de 75 kilos de peso y realizado en látex y silicona, es la pieza fundamental de la exposición, pero no la única. La muestra, promovida por la empresa ArtiSplendore y que aspira viajar por los cinco continentes —de momento tienen la mirada puesta en la JMJ de Lisboa 2023 y en el Jubileo que la Iglesia celebrará en 2025—, cuenta con 600 metros cuadrados distribuidos en seis salas. En ellas, se hace primero un rápido repaso a la historia de Jesús y su condena a muerte. Allí aparecen 30 denarios de plata como los que Judas recibió por su traición, una réplica del sepulcro cuyo interior alberga un holograma en el que se representa el entierro de Jesús, o un conjunto de ocho lanzas romanas, con las medidas exactas de la herida que presenta el costado.
En una segunda parte, The Mystery Man ahonda en todos los descubrimientos y pruebas científicas que se han realizado a la Síndone. Destaca la cámara de Secundo Pía, quien descubrió en el siglo XIX que la Sábana Santa es un negativo fotográfico, o los hallazgos de la NASA, que aseguraron que la Síndone es la única imagen del mundo que tiene una propiedad tridimensional.
Por último hay un videomapping y una sala inmersiva en la que se proyectan miles de obras pictóricas que han representado a Cristo a lo largo de la historia. Solo después de todo este recorrido, el visitante puede contemplar —a esto invita el operario de que da acceso— al Cordero de Dios, como se titula la última sala, que alberga al hombre misterioso de la Sábana Santa.
«Yo creo que es una exposición que hará mucho bien a los que tienen fe y también a los que no. He visto a gente no creyente que se ha quedado realmente conmovida. Yo mismo he podido sentir esa conmoción, porque aunque hay muchas películas, cuadros y obras sobre el tema, nunca había visto el atroz sufrimiento de Cristo por nosotros de forma tan realista», confiesa José Luis Retana, obispo de Salamanca, a este semanario.