Entre estas dos fotos ha pasado medio siglo. Ángela Merkel y el presidente de Francia, Hollande, han recordado y celebrado en la catedral de Reims el 50 aniversario de la Misa de Reconciliación entre Francia y Alemania, tras la Segunda Guerra Mundial, cuyos protagonistas fueron Konrad Adenauer y Charles de Gaulle. Los dos se arrodillaron en el templo en el que fue bautizado el primer Rey de Francia con 3.000 de sus soldados. Era arzobispo de Reims, hace 50 años, monseñor Marty, que luego sería cardenal arzobispo de París. Bajo el Ángel de la sonrisa del maravilloso Pórtico gótico, el General de Gaulle le dijo: «Excelencia, el canciller Adenauer y yo mismo venimos a esta catedral a sellar la reconciliación de Francia y de Alemania». El ángel de la misteriosa sonrisa había quedado decapitado por un bombardeo. Hoy, seguramente, las heridas de Europa son otras, difíciles de curar. El calor de la acogida de la Iglesia católica es siempre el mismo, aunque haya demasiadas estaciones para el tren europeo y París y Berlín traten de disimular sus diferencias de fondo.