Un libro es también una historia. Y en este caso, los ejes que vertebran la biografía de este texto son elocuentes de una época de la enseñanza de la teología y de la historia de la teología en España y en Europa. En una sucinta presentación, nuestro autor, que no necesita más referencia sobre su persona en el hoy eclesial que la de recordar que es jesuita y Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, describe los avatares de este texto, y aprovecha para agradecer al nuevo director de la BAC, el padre Carlos Granados, su publicación y en estas fechas.
En los primeros ochenta del pasado siglo, apareció la Antropología teológica del padre Ladaria, una disciplina nueva con viejos contenidos, que tuvo varias reimpresiones, y que sin duda fue la fuente de información y de conocimiento de no pocas generaciones de estudiantes de teología. Cuando se proyectó la colección de Manuales de la BAC Sapientia fidei, el que entonces era su director, nuestro recordado Juan Luis Ruiz de la Peña, solicitó al padre Ladaria que escribiese un tratado de Antropología teológica especial, las partes dedicadas al pecado original y a la gracia. Y ahí está ese primer volumen de esa colección que, también, tiene su historia y ha hecho historia. Lo que de la obra originaria sobre la antropología teológica del padre Ladaria, según una revisión de 1995, no se aborda en el manual de la BAC, aparece ahora en español.
El hecho de que se publique algo escrito hace ya unos años y desgajado de su contexto hace que el autor se pregunte si tiene, ahora, interés. La respuesta queda al juicio de los lectores. Un juicio que, sin duda, será positivo en la medida en que vivimos tiempos en los que son necesarias, si cabe, obras de teología que sirvan para asentar los parámetros desde los que dialogar con el pensamiento contemporáneo, especialmente con la ciencia. No pocas de las noticias recientes sobre descubrimientos científicos, y no pocas de las cantinelas de la utilización que del saber sobre las realidades primeras y últimas, y sobre los procesos de generación y difusión de la materia, hacen los nuevos programadores del ateísmo pseudocientífico, deben servir para un diálogo fecundo con las afirmaciones que el autor realiza sobre la creación del mundo y del hombre.
El autor nos ofrece tres capítulos principales: la creación en el marco de la fe en Jesucristo; el desarrollo teológico-dogmático de la fe en la creación; y el hombre imagen de Dios, centro de la creación. Hay que destacar la perspectiva cristocéntrica y la forma en la que se acerca a algunas cuestiones que están en la mente de todos, como la del sentido de la Historia, el concurso divino, la autonomía de las realidades temporales, el creacionismo y la evolución. Temas, entre otros, sobre los que, desde que se escribió este libro, ha corrido mucha tinta. Pero el interés de estas páginas permanece, tal y como lo demuestra que un análisis de la bibliografía que utiliza nos descubre que no ha trabajado con material fungible; que es cierto que hay autores, como K. Rahner, que destacan, pero que, sin duda, este pequeño gran libro se puede considerar un clásico.
Luis F. Ladaria
BAC
2012
276
10,96 €