Obispos de EE. UU. denuncian los traslados de migrantes a estados del norte
Desde el verano, los gobernadores republicanos de Texas, Arizona y Florida han enviado mediante engaños a decenas de migrantes a zonas gobernadas por demócratas. «Usarlos como peones ofende a Dios», denuncia un obispo de Texas
Varios obispos de Estados Unidos han criticado a los políticos republicanos que están enviando a migrantes y solicitantes de asilo desde sus estados, en la frontera sur, a lugares gobernados por los demócratas. «Usar a los migrantes y refugiados como peones ofende a Dios, destruye la sociedad y muestra lo bajo que pueden llegar algunos individuos para su beneficio personal», afirmó el domingo el obispo de San Antonio (Texas), Gustavo García-Siller, en Twitter.
Bajo la falsa promesa de que los trasladan a un destino donde tendrán trabajo, alimentación y otras ventajas, se les invita a subir a aviones o autobuses dirigidos al norte. El último caso ocurrió el 14 de septiembre, cuando unos 50, en su mayoría venezolanos, fueron llevados en avión hasta la acaudalada zona de Martha’s Vineyard (Massachusetts). La orden la dio el gobernador de Florida, Ron DeSantis, aunque los refugiados salieron precisamente de San Antonio, en otro estado.
Desde Florida, el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, subrayó que «las informaciones de la implicación de Florida en el transporte de migrantes desde Texas a Martha’s Vineyard es desconcertante». Cualquier medida para «transportarlos por medio de engaños y dejarlos abandonados sin asistencia» sería un atentado contra su dignidad que los «cosificaría».
Durante el verano, otros grupos han sido enviados desde Texas y Arizona a Washington D. C. y Nueva York. A un grupo que viajaba en autobús lo dejaron cerca de la residencia de la vicepresidenta, Kamala Harris, sin avisar a ninguna autoridad local. Este miércoles, informa Europa Press, se ha cancelado en el último momento un vuelo de San Antonio con destino a Georgetown (Delaware), lugar cercano a la residencia de verano del presidente Joe Biden. Tanto DeSantis como el gobernador de Texas, Greg Abbot, son católicos.
Acogida católica
Esta táctica «promueve el tráfico de personas», y es una «acción enfermiza» por parte de líderes que «hacen poco por esta cuestión», continuaba García-Siller. «El problema no son los refugiados, sino los líderes que no pueden aceptar que somos uno con la humanidad». Por eso, aseguró que rezaba por su conversión.
En las ciudades de destino, voluntarios de distintas entidades, también ONG católicas, se han esforzado por ayudar a los recién llegados en un momento de gran confusión. Les ofrecieron alojamiento, comida y asistencia básica. Y un grupo de estudiantes de instituto que estudian español ayudaron con las traducciones.
En un comunicado, el obispo de Fall River (Massachusetts), Edgar M. Da Cunha, alabó la «inspiradora respuesta» de la comunidad de Martha’s Vineyard hacia la cincuentena de personas a las que «literalmente se dejó varadas» en la isla. Cuando las autoridades estatales reubicaron al grupo en una base militar en el continente, trabajadores bilingües de la Cáritas diocesana se trasladaron allí para ofrecer su colaboración. También se les va a ofrecer atención pastoral, incluida la celebración de la Misa y otros sacramentos.
«Texas no está desbordada»
El gobernadora de Texas, Abbott, justificó esta acción diciendo que era una protesta por la política de Biden de permitir la entrada en el país de migrantes. Pretendía que los políticos que apoyan estas medidas prueben lo que se vive en los estados fronterizos. Sin embargo, el obispo de San Antonio ha afirmado que «Texas no está desbordada de refugiados».
La inmigración no es solo una cuestión política, sino fundamentalmente humana y moral, añadía el arzobispo de Miami. Los migrantes «no son números sin rostro sino personas humanas», nuestros hermanos. «Un sistema migratorio roto es un problema, pero los inmigrantes mismos no son problemas».
«Es una deshonra la degradante falta de respeto con la que se trata a los inmigrantes en este país, como peones en juegos de espectáculos políticos», afirmaba también en Twitter el obispo de Brownsville, también en Texas, Daniel Flores. «¿Estamos tan borrachos de nuestro propio poder que estamos ciegos a la dignidad humana básica? El juicio a los cristianos que no respetan a los pobres será más severo».
Amnistía Internacional ha denunciado que «las autoridades estadounidenses vienen sometiendo a las personas haitianas solicitantes de asilo a detención arbitraria y a malos tratos discriminatorios y humillantes que constituyen tortura basada en la raza». Así se pone de manifiesto en su informe No nos trataban como a personas, presentado este jueves.
Estas violaciones de derechos humanos, junto con las expulsiones masivas durante la pandemia y al menos hasta enero de este año aprovechando la sección 265 del Título 42 de la legislación federal (relativa a la salud pública) son los capítulos más recientes. Pero detrás, afirma la entidad, hay una larga historia de detenciones, exclusión e intentos de disuasión desde la década de 1970. Lo atribuyen a la discriminación sistémica de las personas negras.
«Hace un año, la administración Biden condenó las vergonzosas escenas de agentes a caballo de la Patrulla de Fronteras que dispersaban violentamente a personas solicitantes de asilo haitianas en Del Río (Texas)», manifestó Erika Guevara Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas. Pese a esto, las autoridades estadounidenses continúan limitando» su derecho «a buscar protección internacional» ante la pésima situación que se vive en el país.
Según los testimonios recabados, las autoridades estadounidenses detuvieron incluso a bebés de 9 y 14 días, y en varios casos los separaron de sus progenitores. Las personas haitianas entrevistadas también afirmaron que no tuvieron acceso a intérpretes, asistencia jurídica ni a información sobre el lugar de detención ni de los motivos de su reclusión, lo que constituye detención arbitraria. Durante este tiempo, sufrieron además falta de acceso a alimentos suficientes y a atención sanitaria.
«También continúan evocando los males de la esclavitud con el uso de grilletes y de esposas a bordo de los vuelos de expulsión». El «dolor y sufrimiento mental» que esto supone «constituye tortura según el derecho internacional».