Mientras Irak arde, sus jóvenes católicos rezan
Más de 1.500 se han dado cita durante tres días en Erbil con motivo del Ankawa Youth Meeting, el mayor encuentro juvenil que se celebra en Oriente Medio
Irak ha vuelto a protagonizar los titulares de todo el mundo por otro episodio más de violencia. Los afines al clérigo Muqtada al-Sadr incendiaron las calles del país después de que este anunciara su retirada de la política por la parálisis institucional que le ha impedido formar gobierno. En las elecciones de octubre del año pasado, el llamado Movimiento Sadrista obtuvo 73 de los 329 escaños de la cámara. Sin embargo, el partido de al-Sadr no puede gobernar en solitario ni ha encontrado el modo de hacerlo en coalición ya que gran parte de sus oponentes políticos están alineados con Irán.
El anuncio del clérigo provocó que decenas de sus seguidores irrumpieran en el Palacio Presidencial y el Palacio del Gobierno de la capital, tal y como hicieran el mes pasado cuando tomaron el Parlamento. Las revueltas dejaron un saldo de al menos una treintena de muertos y más de 250 heridos.
Ante el caos desatado, al-Sadr pidió calma a sus correligionarios para evitar más derramamiento de sangre. El mismo Patriarca Caldeo, Louis Raphael Sako, aplaudió el gesto y apeló a todas las partes a «hacer concesiones para encontrar soluciones auténticas y eficaces que respondan a los deseos reales de los ciudadanos de vivir en paz».
Mientras se iban sofocando las revueltas, cientos de jóvenes de todo el país llegaban hasta Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, para una movilización muy distinta, el Ankawa Youth Meeting. Se trata del mayor encuentro de jóvenes que se celebra en Oriente Medio. La iniciativa nació en 2013 y este año ha congregado a más de 1.500 católicos de Irak que durante tres días han repartido su tiempo entre la formación, la oración, el discernimiento vocacional y la diversión bajo el lema «Comunión y participación». Las jornadas han tenido lugar en sedes como la Universidad Católica de Erbil o la catedral de San José que se hiciera tristemente famosa hace unos años cuando se convirtió en el refugio de cientos de familias cristianas, musulmanas y yazidíes perseguidas por el autodenominado Estado Islámico.
Precisamente uno de los organizadores del evento, el padre Dankha Joola, señaló en una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada, que esta iniciativa es fundamental para la Iglesia tras la invasión del ISIS y la violencia que diseminó. El sacerdote insistió en que a pesar de los conflictos en Irak «tenemos a Jesús y una cultura única que queremos mantener con vida». Para ello, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, junto a otras entidades, ha patrocinado el AYM, porque supone un revulsivo para los jóvenes cristianos, sobre todo, para que se queden en su país. De este modo, además de la sinodalidad y relacionado con este tema, los participantes en el encuentro trabajaron sobre ser constructores en la Iglesia y construir Iglesia.
Es la invitación que el arzobispo caldeo de Erbil, Basar Warda, hizo a todos estos jóvenes en la misa conclusiva de las jornadas. Les pidió que construyan Iglesia porque «cuando se construye la Iglesia se pertenece a la Iglesia». A la ceremonia en la catedral de San José también asistió el nuncio en Irak, el arzobispo Mitja Leskovar, que leyó un mensaje del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, quien, a su vez, transmitía a los jóvenes el saludo del Papa. Francisco les ha invitado a no perder la esperanza y a amar al prójimo y a su país como los artífices de futuro que son.