Cardenal Osoro en la Paloma: «Este momento requiere que repensemos la vida desde Dios»
El arzobispo ha presidido la Misa solemne en honor a la popular Virgen, que vuelve a las calles tras las restricciones de estos años de pandemia. «No te calles lo que has oído y has vivido, imita a nuestra Madre María y proclama la grandeza de Dios», ha pedido
«Esta mujer que hoy nos reúne en la fiesta de su Asunción a los cielos fue la que, con su vida, proclamó con más fuerza la grandeza de Dios». Así lo ha asegurado este lunes, 15 de agosto, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la tradicional celebración en honor a la Virgen de la Paloma, que ha congregado a numerosos fieles y autoridades —como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o el alcalde, José Luis Martínez-Almeida— en la parroquia Virgen de la Paloma y San Pedro el Real.
Poniendo el foco en la que la historia de esta devoción es «muy bella» y en que en «esta comunidad cristiana» ha habido una fuerte vida de fe —con el surgimiento, entre otras cosas, del Camino Neocatecumenal—, el purpurado ha recordado que «Ella ha sido elegida para dar rostro humano a Dios y Ella se ha postrado ante quien es el único Señor». «Este momento de la historia de los hombres requiere que repensemos la vida desde Dios —ha aseverado—. No bastan nuestros pensamientos para entender lo que nos sucede: hay guerras y migraciones, nos desentendemos los unos de los otros, buscamos el poder no para servir sino para servirnos de él, no miramos de frente muchas situaciones…».
En este sentido, ha detallado que «lo hombres siempre hemos concebido la Asunción a lo divino como la escalada de una pirámide», por lo que «intentamos llegar a su vértice por los propios esfuerzos», pero en realidad —ha proseguido— «al encarnarse y tomar rostro humano» Dios «ha invertido la pirámide, se ha puesto en la base, nos ha tomado sobre sus hombros y nos carga a la espalda» igual que «el pastor a la oveja perdida». «El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Y lo hizo pidiendo al ser humano más bello, a la Virgen María preservada del pecado, que prestara la vida para ello», ha añadido, reconociendo que puede costar, como decía san Agustín: «No siendo humilde no comprendía la humildad de Dios» (Confesiones, VII, 18).
«Imita a nuestra Madre María»
El arzobispo ha abundado en que, con su Encarnación, «Dios hizo de este mundo un santuario, se hizo historia» y «nos dio a conocer el rostro verdadero del ser humano». «Nos ha recordado y ha querido meter en nuestro corazón que somos hijos de Dios y así hermanos de todos los hombres. Hemos de ser conscientes de que estamos en este mundo para acercar la Buena Noticia», ha remarcado, incidiendo después en que este mensaje ayuda a preservar «la dignidad» de todos y en que este mundo no sería «igual» sin él.
Para hacer «presente a Dios» como hizo María, el cardenal Osoro ha alentado a ponerse «en camino» como Ella, a llevar «la misericordia y el amor de Dios» a «todas las situaciones de los hombres, a los lugares en los que están», a experimentar «la cercanía de Dios a tu vida, su gracia, su amor, su elección contigo, la misión a la que te envía», y a proclamarlo, resaltando que esta «no es una cuestión secundaria en la construcción de la historia».
«No te calles lo que has oído y has vivido, imita a nuestra Madre María y proclama la grandeza de Dios. Alégrate por haber experimentado y vivido la cercanía de la salvación que te ofrece. Sé humilde, pues no eres más que otros, pero te ha elegido a ti para portar su mensaje de salvación y decir a los hombres: Cristo es el Camino, la Verdad, y la Vida», ha concluido en la Misa concelebrada, entre otros, por el obispo emérito de Callao (Perú), José Luis del Palacio, y el vicario general de Madrid, Avelino Revilla.
Al término de la celebración, miembros del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid han procedido al tradicional descendimiento del cuadro de la Virgen. La veneración continuará hasta las 18:30 horas, momento en el que tendrá lugar un homenaje del pueblo de Madrid a la Virgen, en el presbiterio del templo, que concluirá con el rezo del rosario, a las 19:00 horas. Este homenaje se celebró el año pasado por primera vez, a falta de procesión. Se trata de una «expresión del amor y la devoción a la Virgen» en forma de poesía, cantos de niños, «interpretación de fandanguillos…», como explica el párroco y vicario episcopal de la Vicaría VI, Gabriel Benedicto.
Vuelve la procesión
Después, el cuadro de la patrona será instalado en la carroza para su salida procesional por las calles. El recorrido se iniciará a las 20:00 horas, y seguirá el itinerario habitual: plaza de la Paloma, Isabel Tintero, Gran Vía de San Francisco y Puerta de Toledo, con un acto en honor a la Virgen por parte del Cuerpo de Bomberos; Toledo, con un homenaje a la altura del n.º 104, con suelta de palomas desde los balcones y canciones marianas; Toledo; plaza de la Cebada, donde varias asociaciones castizas bailarán en honor a la Virgen; Puerta de Moros, carrera de San Francisco, plaza de San Francisco el Grande, Calatrava y Paloma. A su regreso al templo, el cuadro será colocado de nuevo en el retablo, acompañado por el rezo de la salve y el canto del himno a la Virgen.
La procesión es «el plato fuerte de la fiesta» en expresión de Benedicto. Un año llevan preparándose feligreses y vecinos para recibir por todo lo alto a la Virgen en la calle. Los chotis en la plaza de la Cebada, al suelta de las 50 palomas blancas, los cánticos a María desde balcones prestados por los vecinos, que además los engalanarán para la ocasión con adornos cuya elaboración ya está en marcha…
Cuando la Virgen sale a la calle, subraya el párroco, «se acerca a nosotros con Cristo». Por eso, este año especialmente «le podemos pedir que derribe en nosotros el muro del odio», que comienza «a pequeña escala» con rencillas familiares o vecinales, y que acaba «con la guerra y con la pérdida del don de la paz». «No podemos detener las guerras —añade—, pero sí apagar los pequeños fuegos a nuestro alrededor».
A su vez, puesto que es el día de su fiesta y la imagen de la Paloma es una Soledad, se le pide hacer un regalo a María: «Volver a mirar a las personas que están solas». «Cada vez hay más personas que se enfrentan a sus últimos días solas», y cuidarlos es vivir la ecología integral de la que habla el Papa Francisco, recuerda el sacerdote, porque el «primer cuidado de la creación es el mayor cuidado del hombre».