Rosario Murillo amenaza al obispo de Matagalpa y lo acusa de «incitar a la violencia»
Rolando Álvarez está retenido desde hace días en el obispado. No puede ni salir para celebrar misa en la catedral
La policía bloquea las puertas de la residencia del obispo que revela que ni si quiera puede ir a presidir la misa en la catedral o la liturgia de las horas. Desde el pasado miércoles, las llamadas fuerzas antimotines rodean la casa del obispo. Han cortado incluso la calle de acceso a la residencia. Rolando Álvarez no puede salir. Junto a él hay otros 6 sacerdotes y 6 laicos a los que tampoco se les permite abandonar el obispado. La policía estableció el perímetro en torno a la casa del obispo justo cuando liberaron al sacerdote Uriel Vallejos de la Iglesia de la Divina Misericordia de Sébaco después de haber clausurado la emisora católica situada en la parroquia por orden de Daniel Ortega.
En la misa que celebró este viernes, el obispo ofreció la eucaristía por todos aquellos que están pendiente de su situación. «Aun en esta situación, mantenemos nuestra alegría, nuestra fuerza y nuestra paz interior. Y seguimos manifestando al mundo que, gracias al Espíritu Santo, somos hombre y mujeres con capacidad de diálogo, de concordia, de entendimiento, de reconciliación, de amistad, de fraternidad, de libertad y de paz», dijo el obispo en su homilía recogida por el diario nicaragüense La Prensa.
«El Señor restaurará Nicaragua», aseguró. No se olvidó tampoco de rezar por los policías que lo mantienen retenido. En un vídeo viral en las redes sociales, puede verse al obispo intentando salir de su domicilio mientras que varios policías, pertrechados con equipos antidisturbios, le impiden abandonar el episcopado haciendo barrera. Rolando Álvarez asegura que su intención no es «irrespetar a la policía»: «Nunca la hemos irrespetado. Sin irrespetar a los hermanos que tienen sus familias y que son nuestros amigos, entonces voy a esperar que me permitan salir, yo les mantendré informado», dice el obispo.
El jueves, intentó salir de su residencia. Lo hizo con el Santísimo en las manos con el fin de interpelar a la policía con estas palabras: «Nosotros no somos los que estamos haciendo la guerra». El gobierno por su parte, con Rosario Murillo a la cabeza, no es de la misma opinión. La mujer de Daniel Ortega acusa al obispo de «incitar a la violencia» y ha amenazado diciendo que «no se pueden infringir las leyes y cometer delitos porque provocar, hacer ostentación de impunidad es un delito, sobre todo, cuando se provoca discordia».
Varios organismos han condenado unánimemente el acoso que está sufriendo la Iglesia en Nicaragua de parte del matrimonio Ortega-Murillo. Para empezar el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), una organización pro Derechos Humanos que desde 1990 monitoriza cada uno de los desmanes de la dictadura. El Departamento de Estado de Estados Unidos también ha mostrado su repulsa por estas nuevas agresiones a la Iglesia en Nicaragua personificada por el padre Uriel Vallejos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos reconoce una persecución sistemática contra la Iglesia católica de parte del régimen de Nicaragua. Asimismo, pide que se restituya el servicio de los medios de comunicación cerrados arbitrariamente por el dictador.
Por último, los miembros del CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, en un comunicado titulado «Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren con él, aseguran unirse al sufrimiento de los nicaragüenses ante «el constante hostigamiento que viene sufriendo la Iglesia por parte de las autoridades gobernantes». Invitan a todos a rezar por el pueblo nicaragüense, sus líderes, autoridades y la Iglesia ya que «cuando un miembro sufre, todos sus miembros sufren con él».