La muerte de tres niños en Vinitsia marca el Sínodo grecocatólico ucraniano
Los obispos, reunidos en Polonia, han decidido crear un plan de pastoral de la salud para las víctimas de la guerra, con centros de rehabilitación y formación psicológica para sacerdotes y seminaristas
Casi 150 días después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los últimos acontecimientos hicieron que el viernes el Sínodo de la Iglesia grecocatólica ucraniana terminara con una nota de dolor. Los obispos grecocatólicos, reunidos en la ciudad polaca de Przemysl (a poco más de una docena de kilómetros de la frontera), concluyeron su cita anual rezando de manera especial por las víctimas del bombardeo ruso contra la ciudad de Vinitsia, el día 14.
Entre las 23 víctimas mortales, se encontraban tres niños: dos de 7 y 8 años, y la pequeña Liza Dmytrieva, de 4 y con síndrome de Down. Liza se dirigía con su madre a su cita de logopedia cuando un misil caído del cielo segó su vida. Su madre, una de los 200 heridos, está ingresada en una unidad de cuidados intensivos.
«Es insufriblemente doloroso ver la muerte de civiles inocentes y la destrucción de la infraestructura civil en las calles centrales de la pacífica Vinitsia, una ciudad que forma parte de mi archieparquía y que visité no hace mucho», dijo durante la oración el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, primado de esta Iglesia oriental en comunión con Roma.
En su videomensaje del mismo viernes, Shevchuk relató que «tres misiles rusos impactaron en el centro de la ciudad; en el lugar más concurrido de este centro provincial, donde hay un consultorios médicos, un hospital de maternidad y otras instalaciones de necesidad vital». Y concluía afirmando que «el terrorismo de Estado revela hoy toda su asquerosa fealdad desde los cielos de Ucrania».
Oración y ayuno por el fin de la guerra
Más allá de su conclusión, como no podía ser de otra forma la guerra ha marcado toda la reunión de los obispos grecocatólicos, que comenzó el 7 de julio. En sus resoluciones finales, en primer lugar, dan instrucciones de que todos los fieles intensifiquen «la oración personal y comunitaria, el ayuno y las obras de misericordia», de forma que «el cielo nos conceda el final de la guerra y la liberación de nuestro pueblo».
Los obispos también han aprovechado la cita para adaptar el funcionamiento de sus estructuras a las circunstancias de la guerra. Así, entre las resoluciones se incluye una orden a su Comisión de Pastoral de la Salud para que desarrolle un programa de apoyo a las personas afectadas por la guerra.
En la misma línea, se pide a los obispos diocesanos que apoyen la creación de centros de rehabilitación tanto para las víctimas de la guerra como para soldados heridos. Por su parte, las instituciones educativas como seminarios e institutos de formación permanente recibieron el encargo de formar a los seminaristas y sacerdotes sobre cómo tratar con personas con traumas causados por la guerra.
Atención espiritual a militares
Reconociendo y agradeciendo «la labor profesional y entregada» de todo el personal de Cáritas, se les anima, junto al resto de entidades caritativas, a «intensificar la asistencia social a los desplazados temporalmente, los heridos, los pobres y los marginados». Para ello, hace falta «implicar a laicos proactivos», especialmente «entre los mismos desplazados».
También todos los clérigos y consagrados están llamados a esta labor. Sobre todo, a «abrazar con atención pastoral» y a prestar una atención especial, dentro de los desplazados, a las viudas y huérfanos, junto a todos los demás que han perdido a seres queridos. Esto conlleva también atender sus necesidades espirituales mediante «la oración y la palabra de Dios». Asimismo, subraya la necesidad de ofrecer acompañamiento espiritual a los militares y sus familias, que necesitarán «programas de apoyo espiritual a largo plazo».
Otra de las prioridades es la atención a los ucranianos que han buscado refugio en otros países. Así, los departamentos de Pastoral y Migraciones elaborararán una aplicación para móviles con información actualizada de los centros, comunidades y parroquias grecocatólicas en el extranjero.
Por otro lado, debido a la guerra, esta Iglesia pedirá al Tribunal de la Signatura Apostólica, en el Vaticano, permiso para que si hay algún caso que afecte a sus miembros dentro del país o en Polonia, estos puedan testificar en formato online.
El encuentro concluyó convocando el próximo Sínodo de la Iglesia grecocatólica para los días del 3 al 13 de septiembre de 2023. En principio, se espera que se celebre «en Ucrania», si la guerra lo permite. Y girará en torno al tema Acompañamiento pastoral a las víctimas de la guerra.