Campaña de AIN y COPE con los cristianos de Bangladés. Su futuro pasa por las escuelas
Los cristianos en Bangladés son una gota en medio de un océano de musulmanes. Pero se caracterizan por su gran calidez y alegría, tal y como los define don Javier Menéndez Ros, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en España, que ha estado recientemente de viaje en la zona para conocer sus necesidades, inquietudes y esperanzas. El sábado comienza la campaña navideña de recaudación de AIN, apoyada como cada año por la Cadena COPE
«Si salgo de mi casa y me doy una vuelta por los alrededores, encuentro tantas razones como personas para atreverme a animar a los españoles a que colaboren con la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada y la Cadena COPE con los cristianos de Bangladés». Lo dice el hermano marista Eugenio Sanz, que lleva 5 años trabajando en Pirgacha —al borde de la jungla de Modhupur—, con los miembros de la tribu Mandi, casi todos cristianos en un océano de musulmanes. «Pienso en Manuel, el niño sordomudo de cinco años al que sus padres no pueden enviar a una escuela apropiada a sus necesidades; en Koli, la niñita de 3 años que fue abandonada en el último asiento de un autobús de línea y traída por la policía a nuestra misión para que nos hiciéramos cargo de ella; en Kuheli, Shobita y sus compañeras, maestras de escuela Primaria que cobran 28 euros al mes y, a pesar de ello, realizan su función educadora con gran dignidad; en Pujon, el joven autodidacta que ha aprendido a arreglar aparatos eléctricos y ha puesto un pequeño negocio de venta de gallinas, esperando que un día reunirá dinero suficiente para ir a una universidad; en Dipu, la chiquita de 14 años arrancada de la escuela y colocada a trabajar en uno de los múltiples salones de belleza de Dhaka, expuesta a toda clase de abusos por los dueños musulmanes del establecimiento; o en Khilchi, otra muchacha enviada a trabajar en una de las miles de fábricas textiles de Bangladés, donde cobra menos de 30 euros al mes y está expuesta a accidentes laborales, tan graves como el incendio que tuvo lugar hace unas semanas en el que murieron más de cien trabajadores».
Eugenio, y los hermanos maristas en Bangladés —una de tantas comunidades religiosas que trabajan por llevar a Cristo y dignificar la vida de los más pobres entre los pobres—, llevan años intentando mejorar la vida de estos pequeños y jóvenes a través de la educación, «porque, si un día tienen que emigrar —los cristianos no pueden estar seguros de que sus tierras no van a ser expropiadas o invadidas por musulmanes bengalíes—, no podrán llevarse consigo edificios, pero sí sus conocimientos».
En la escuela de Secundaria que tienen en la misión, Eugenio enseña a los jóvenes a utilizar el ordenador y lleva una vida cercana a los cristianos, para que se sientan arte y parte de la comunidad: «Vivimos en casitas de adobe, viajamos en destartalados medios públicos de transporte…, llevamos una vida sencilla y austera. Es raro el día que no tenemos montones de visitas, especialmente de jóvenes, que vienen a vernos, a charlar, a jugar…» Y da un dato importante: «Tan sólo cinco años después de llegar a Bangladés, algunos jóvenes ya nos han dicho que les gustaría ser hermanos, como nosotros».
Aumentan los cristianos
El número de cristianos pertenecientes a tribus marginales aumenta de año en año, lo que supone que, «a sus problemas de pertenecer a una tribu minoritaria, se le añaden problemas por tener fe en una religión minoritaria también». Porque, aunque la Constitución de Bangladés es laica y otorga los mismos derechos a todos los ciudadanos, «en la práctica es otro cantar», reconoce Eugenio. «Es difícil progresar en la sociedad para un cristiano, más en el caso de los tribales». Y eso que la actual primera ministra, Sheik Hasina, ha reconocido recientemente, en público, la labor social, educativa y sanitaria de los cristianos en Bangladés. De hecho, los colegios católicos están llenos de musulmanes, y los graduados procedentes de los colegios misioneros, son los mejores alumnos de Bangladés, según datos publicados a mitad del curso pasado.
«El futuro de este país pasa por las escuelas», afirmaba un sacerdote a los miembros del equipo de Ayuda a la Iglesia Necesitada que ha visitado el país.
El Hermano Eugenio, ahora, se enfrenta a otro reto en el país: construir una escuela en Moulovibazar, un lugar donde viven los trabajadores de las plantaciones de té, en condiciones de semiesclavitud y que ganan 50 céntimos de euro al día si logran recoger 10 kilos de hojas de té. «Queremos dar educación a sus hijos para que puedan salir de esa terrible situación».
AIN espera recaudar 66.400 euros para los cristianos de Bangladés. Para canalizar los donativos, la organización ha habilitado los teléfonos 91 725 92 12 y 902 636 737. Éste es el desglose de las partidas:
• Ayuda a la subsistencia de los sacerdotes: 25.600 euros, de los cuales, 12.000 irán destinados a la compra de motocicletas para la diócesis de Mymenshing, donde hay unos 80.000 católicos y los sacerdotes tienen que recorrer largas distancias para visitar a las distintas comunidades.
• Construcción de una capilla en Simultola, Rajshahi, donde se atiende a 66 comunidades cristianas dispersas por la selva: 9.000 euros. Y reparación y ampliación de la capilla de Teliapara —13.600 euros—, que actualmente tiene el tejado muy deteriorado y se ha quedado pequeña.
• Subsistencia de las Hermanas de María Reina de los Apóstoles: 11.000 euros. Se trata de seis hermanas, repartidas en dos comunidades, que desarrollan actividades pastorales, educativas y médicas, y viven de la Providencia en una zona extremadamente pobre.
• Plan de evangelización de la diócesis de Rajshahi, para llevar la Palabra de Dios a lugares recónditos, donde no llegan sus 30 sacerdotes —hay 50.000 católicos—: 7.200 euros para un plan de radio y publicaciones escritas.