Vía crucis 2013: Cristo, y Cristo crucificado - Alfa y Omega

Vía crucis 2013: Cristo, y Cristo crucificado

Lo que hace realmente sugestivas las celebraciones litúrgicas y las procesiones populares con que la Iglesia celebra la Semana Santa, no es su belleza y simbolismo, sino que conmemoran un hecho histórico, algo que de verdad ocurrió. Santos de todas las épocas se han introducido en esta realidad, y han orado contemplando los misterios de la Pasión y muerte de Jesús. No es para menos: el Salvador de cada hombre y mujer, también del lector, sufrió el tormento, despreciado, escupido y flagelado, y terminó atravesado en un madero, como un hereje, según el Sanedrín. Para profundizar en aquellos acontecimientos, la editorial San Pablo ha editado el Vía crucis con los santos, en el que se acompaña el rezo del vía crucis –que la Iglesia recomienda en Cuaresma y Semana Santa–, con meditaciones, en cada estación, de seis grandes santos: san Agustín, santa Teresa de Jesús, san Juan de Ávila, santa Teresa de Lisieux, la Beata Teresa de Calcuta y el Beato Juan Pablo II. Textos de gran profundidad, ilustrados con mosaicos del jesuita Marko I. Rupnick, que el editor de San Pablo, el sacerdote Pablo Cervera, ha tenido la feliz idea de ofrecer a los lectores, y que Alfa y Omega recoge, agradecido, para el vía crucis de esta Jueves Santo. Porque, como decía santa Teresa, y así lo recoge el libro, «es bueno pensar las penas que allí tuvo, y por qué las tuvo y Quién las tuvo y el amor con que las pasó… Se esté allí con Él»

Colaborador
1
Jesús es condenado a muerte
Jesús es condenado a muerte.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Al hacerse de día, los sumos sacerdotes y los ancianos se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran (Mt 27, 1-2.26).

San Agustín:
Eres barro en Adán, resucitas en Cristo: la muerte temporal de tu Señor ha matado tu muerte eterna. La muerte, para nosotros, consiste en no ser ya lo que se era. La Escritura nos enseña que existe una muerte para la destrucción, y que existe una muerte para la reconstrucción. Los hombres pueden recibir la sabiduría y la vida si se acercan a la luz y al calor de Dios, y pueden perder todo si, por mala voluntad, se alejan de Él. Nosotros somos como uno que ve de lejos la patria y por medio está el mar: él ve a dónde ir, pero no tiene cómo llegar. Barruntamos la meta a alcanzar, pero por medio está el mar de este mundo, y muchos ni siquiera llegan a ver a dónde deben ir. Dios, que ha querido ser nuestra patria, nos ha venido al encuentro. Y, ¿qué ha hecho? Nos ha procurado el árbol de la cruz con la que cruzar el mar. Nadie puede cruzar el mar de este siglo, si no es llevado por la cruz de Cristo. ¡Cómo querría, hermanos míos, marcaros en el corazón esta verdad! Si queréis vivir un cristianismo verdadero, abrazaos profundamente a Cristo, en lo que Él se convirtió para nosotros. Así podremos llegar a Él, en lo que es y siempre ha sido: su divinidad es la patria hacia donde vamos; su humanidad es el camino que debemos recorrer.

Oración
Oh Dios, que nos has redimido en Cristo, tu Hijo, muerto por nuestros pecados y resucitado a la vida inmortal, confírmanos con tu Espíritu de verdad, para que, en la alegría que proviene de Ti, estemos dispuestos a responder a todo el que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

2
Jesús carga con la Cruz
Jesús carga con la Cruz.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Con sumo gusto seguiré gloriándome, sobre todo, en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte (2 Cor 12, 9b-10).

Santa Teresa de Jesús:
En la Cruz está la vida y el consuelo
y ella sola es el camino para el cielo.
En la Cruz está el Señor de cielo y tierra
y el gozar da mucha paz, aunque haya guerra.
Todos los males destierra de este suelo
y ella sola es el camino para el cielo.
Es una oliva preciosa la santa Cruz,
que con su aceite nos unta y nos da luz.
Alma mía, toma la Cruz con gran consuelo.
Que ella sola es el camino para el cielo.

Oración
Padre, que por nosotros quisiste que tu único Hijo fuera ultrajado y condenado a muerte: en virtud de las injurias y tormentos que soportó, ayúdanos a no juzgar a nuestros hermanos, y merecer tu juicio favorable el día de la Resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

3
Jesús cae por primera vez
Jesús cae por primera vez.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
¿Crees que no puedo rogar a mi Padre, quien pondría a mi disposicional punto más de doce legiones de ángeles? (Mt 26, 53).

Beato Juan Pablo II:
Jesús cae bajo la cruz. Cae al suelo. No recurre a sus fuerzas sobrehumanas, no recurre al poder de los ángeles. ¿Crees que no puedo rogar a mi Padre, quien pondría a mi disposición, al punto, más de doce legiones de ángeles? No lo pide. Habiendo aceptado el cáliz de manos del Padre, quiere beberlo hasta las heces. Esto es lo que quiere. Y por esto no piensa en ninguna fuerza sobrehumana, aunque al instante podría disponer de ellas. Pueden sentirse dolorosamente sorprendidos los que le habían visto cuando dominaba a las humanas dolencias, a las mutilaciones, a las enfermedades, a la muerte misma. ¿Y ahora? ¿Está negando todo eso? Y, sin embargo, «nosotros esperábamos», dirán unos días después los discípulos de Emaús. «Si eres el Hijo de Dios…», le provocarán los miembros del Sanedrín. «A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse», gritará la gente. Y Él acepta estas frases de provocación, que parecen anular todo el sentido de su misión, de los sermones pronunciados, de los milagros realizados. Acepta todas estas palabras, decide no oponerse. Quiere ser ultrajado. Quiere vacilar. Quiere caer bajo la cruz. Quiere. Es fiel hasta el final, hasta los mínimos detalles, a esta afirmación: «No se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú». Dios salvará a la Humanidad con las caídas de Cristo bajo la cruz.

Oración
Señor Jesús, tu ternura nos levanta; regálanos tus ojos para mirar con compasión a todos los que están caídos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

4
Jesús encuentra a su Madre
Jesús se encuentra a su Madre.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí (Lc 1, 45-49).

Beata Teresa de Calcuta:
Nosotros conocemos la cuarta estación del vía crucis en la que Jesús encuentra a su Madre. ¿Somos nosotros los que sufrimos las penas de una madre? ¿Una madre llena de amor y de comprensión? ¿Estamos aquí para comprender a nuestra juventud si se cae? ¿Si está sola? ¿Si no se siente deseada? ¿Estamos entonces presentes?

Oración
Jesús, Salvador del mundo, que muriendo has destruido la muerte y resucitando nos has dado la vida, por intercesión de tu Madre, consuélanos con tu consolación divina para que, confortados por Ti, llevemos tu alegría a los que sufren. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

5
Simón de Cirene lleva la Cruz de Jesús
Simón de Cirene lleva la Cruz de Jesús.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo (Gal 6, 2).

San Juan de Ávila:
Salgamos al campo y veamos si nuestra viña ha florecido y si las flores se han cambiado en frutos y si han florecido la granadas. Salir al campo es desembarazar el pensamiento y una libertad que da Dios, parándose a mirar qué deseos buenos tiene y si estos deseos han dado sus frutos, y, aunque tenga deseos y obras, no se contenta si no han florecido las granadas, que quiere decir, si tiene deseos de derramar la sangre por Jesucristo, porque aquello es darle verdadero amor, pues ninguno lo tiene mayor que dar la vida por quien ama. Que si nosotros tuviéramos hambre de Cruz, el Señor nos daría mucho de ella, porque escrito está: Que no afligirá Dios con hambre el alma del justo.

Oración
Gracias, Señor nuestro Jesucristo, que no te contentas con ser nuestro mediador para merecernos la gracia que por ti recibimos, ni con ser nuestra cabeza, que nos enseña y nos mueve a orar por tu Espíritu, mas también quieres ser mediador nuestro en el cielo, para que, presentando a tu Padre la humanidad que tú tienes y la pasión que recibiste, alcances lo que en la tierra pedimos invocando tu nombre. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

6
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
La Verónica enjuga el rostro de Jesús.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados (Is 53, 3-5).

Santa Teresa de Lisieux:
Fuiste tú, madre querida, quien me enseñó a conocer los tesoros escondidos en la Santa Faz. Lo mismo que, hacía años, nos habías precedido a las demás en el Carmelo, así también fuiste tú la primera en penetrar los misterios de amor ocultos en el rostro de nuestro Esposo. Entonces tú me llamaste y comprendí… Comprendí en qué consistía la verdadera gloria. Aquel cuyo reino no es de este mundo me hizo ver que la verdadera sabiduría consiste en querer ser ignorada y tenida en nada, en cifrar la propia alegría en el desprecio de sí mismo. Sí, yo quería que mi rostro, como el de Jesús, estuviera verdaderamente escondido, y que nadie en la tierra me reconociese. Tenía sed de sufrir y de ser olvidada…

Oración
Mira, oh Padre, el rostro de tu Cristo, que se ha entregado a sí mismo para salvar a la Humanidad. Y haz que, de Oriente a Occidente, sea glorificado su nombre entre los pueblos, y en todas partes se ofrezca a Ti el único sacrificio perfecto. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

7
Jesús cae por segunda vez
Jesús cae por segunda vez.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
«¿Quiénes son mi madre y mis parientes?» Y extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo Jesús: «He aquí a mi madre y a mis parientes, quienquiera que haga la voluntad de mi Padre» (Mt 12, 48-50).

Beata Teresa de Calcuta:
Jesús cae de nuevo. ¿Hemos recogido a personas de la calle que han vivido como animales y se murieron entonces como ángeles? ¿Estamos presentes para levantarlos? También en vuestro país podéis ver a gente en el parque que está sola, no deseados, no cuidados, sentados, miserables. Nosotros los rechazamos con la palabra alcoholizados. No nos importan. Pero es Jesús quien necesita nuestras manos para limpiar sus caras. ¿Podéis hacerlo? ¿O pasaréis sin mirar?

Oración
Dios justo y misericordioso, que quisiste que tu único Hijo fuera condenado a muerte por nosotros, pecadores, danos la compunción saludable del corazón para que los que, prevaricando, hemos pisoteado al autor de la vida, podamos, mediante la penitencia, obtener por su muerte la vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

8
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por Él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí llorad por vosotras y por vuestros hijos» (Lc 23, 27-28).

San Agustín:
Ama, y harás sólo el bien. Hay casos en que el odio engaña con la adulación, y el amor grita y reprende. No prestes atención a las palabras de quien lisonjea y a la aparente severidad de quien reprocha. Busca la fuente, la raíz, de la que procede el reclamo. Hay quien lisonjea para engañar y hay quien grita para corregir. No es necesario, hermanos, que sea yo quien os ensanche el corazón. Pedid a Dios amaros mutuamente. Amad a todos los hombres, también a vuestros enemigos, no porque son hermanos, sino para que lo sean. Encendeos en amor fraternal, amando tanto al hermano, ya adquirido, como al enemigo, para que llegue a ser hermano. Si amas a alguien que aún no cree en Cristo, con tu amor estás reprochando el vacío de su vida. Sí, todo nuestro amor se dirige hacia los cristianos, hacia todos los miembros de Cristo. La regla de la caridad, sin embargo, hermanos míos, no conoce límites: la fuerza, las flores, los frutos, la belleza tan atractiva, el lugar donde se alimenta y sacia la sed, los abrazos de la caridad son universales. Si la caridad nos llena de alegría mientras somos todavía peregrinos, ¿cuál será nuestra alegría en la Patria? Corramos, por lo tanto, hermanos míos, corramos y amemos a Cristo. ¿Qué Cristo? Extiende tu caridad sobre todo el mundo si quieres amar a Cristo: porque los miembros de Cristo están presentes en todo el mundo.

Oración
Custodia siempre con paterna bondad a tu familia, Señor, y ya que la gracia que viene de Ti es el único fundamento de nuestra esperanza, ayúdanos siempre con tu protección. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

9
Jesús cae por tercera vez
Jesús cae por tercera vez.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión (Lc 15, 7).

Santa Teresa de Jesús:
Que ésta llamo yo verdadera caída, la que aborrece el camino (la oración) por donde ganó tanto bien… Allí entenderá lo que hace y ganará arrepentimiento del Señor y fortaleza para levantarse.

Oración
Dios y Padre nuestro, que concedes sin cesar tu Espíritu a nuestra tierra, convierte nuestros corazones para que tu obra de amor y de vida se realice en todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

10
Jesús es despojado de sus vestiduras
Jesús es despojado de sus vestiduras.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador (Col 3, 9-10).

San Juan de Ávila:
Para vivir en Cristo nunca querría que a los ricos sus confesores les mandasen ayunar, ni rezar, sino sangrarles la bolsa. Ésa es su cura. Decimos a Dios Padre nuestro, luego todos somos hermanos; quien no quiere el nuestro, no quiere a Dios por padre. Siendo como somos hijos de Dios, somos todos hermanos, y no es de hermanos buenos que unos tengan muy demasiado y otros se mueran de hambre. No es ley de hermanos que uno esté desnudo y a otros les sobren ropas y locura. Como si no tener hermanos con necesidad fuera cosa pasajera, mas teniéndolos como los tenemos, esas cosas excesivas en el vestir, no sólo es locura, más aún es robo. ¡Que robáis a vuestro hermano, pues no le dais lo que es suyo! Aprended a despojaros al menos de todo lo superfluo y vestid a vuestros hermanos que viven desnudos de lo necesario.

Oración
Bastarnos debería, Señor, Hijo de Dios bendito, esta palabra mi Padre, si nosotros fuésemos niños e hijos. No más que mi Padre no más, no más; todo lo otro es mi enemigo, mi perdición, mi flaqueza, mi engaño. No haya Yo en arrimo, no Yo en amor, no Yo en nada, sino mi Padre en todo y en mí. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

11
Jesús es clavado en la Cruz
Jesús es clavado en la Cruz.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a Él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus vestidos, echando a suertes (Lc 23, 33-34).

Santa Teresa de Lisieux:
Decidí permanecer en espíritu a los pies de la Cruz para recibir allí el rocío divino, la sangre que caía a tierra, sin que nadie se apresurase a recogerla. Entonces comprendí que debía abocarla sobre las almas. Sin duda, aquellos que amas ofenderán al Dios que les ha colmado de bendiciones; sin embargo, ten confianza en la misericordia infinita del Buen Dios; es lo bastante grande como para borrar los peores crímenes cuando encuentra un corazón de madre que pone en ella toda su confianza. Jesús no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva eternamente. Este niño, que sin esfuerzo acaba de curar a tu hijo de la lepra, lo curará un día de una lepra más grave… Entonces, no bastrá un simple baño, será preciso que Dimas sea lavado en la sangre del Redentor… Jesús morirá para dar la vida a Dimas y éste entrará, el mismo día que el Hijo de Dios, en su Reino celeste.

Oración
Señor Jesucristo, que has extendido tus brazos en la Cruz por la salvación de todos los hombres, acoge nuestra debilidad y la ofrenda de nuestro amor, y haz que toda nuestra vida sea signo y testimonio de tu redención. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

12
Jesús muere en la Cruz
Jesús muere en la Cruz.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34).

Beato Juan Pablo II:
Jesús, clavado en la cruz, inmovilizado en esta terrible posición, invoca al Padre. Todas las invocaciones atestiguan que Él es uno con el Padre. Yo y el Padre somos una sola cosa; El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso obro yo también. He aquí el más alto, el más sublime obrar del Hijo en unión con el Padre. Sí: en unión, en la más profunda unión, justamente cuando grita: Eloí, Eloí, lema sabachtani?: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Este obrar se expresa con la verticalidad del cuerpo que pende del madero perpendicular de la cruz, con la horizontalidad de los brazos extendidos a lo largo del madero transversal. El hombre que mira estos brazos puede pensar que, con el esfuerzo, abrazan al hombre y al mundo. Abrazan. He aquí el hombre. He aquí a Dios mismo. En Él… vivimos, nos movemos y existimos. En Él: en estos brazos extendidos a lo largo del madero transversal de la cruz. El misterio de la Redención.

Oración

Dice Isaías: Todos tus hijos serán discípulos del Señor. ¡Oh Jesús!, os suplico, pues tenéis escuela, que sea yo uno de vuestros estudiantes; enséñame Vos, pues yo no quiero otro maestro, ya que sólo Tú tienes palabras de vida eterna. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

13
Jesús es bajado de la Cruz
Jesús es bajado de la Cruz.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Al caer la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era discípulo de Jesús, tomó su cuerpo y lo envolvió en una sábana limpia (Mt 27, 57.59).

Beata Teresa de Calcuta:
¡Vosotros, jóvenes llenos de amor y de energía, no desperdiciéis vuestras fuerzas en cosas sin sentido!

Oración
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que, viviendo con sinceridad ante Ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad, y a nosotros concédenos también que, progresando en la caridad fraterna y en el deseo de conocerte más, seamos ante el mundo testigos más convincentes de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.

14
Jesús es colocado en el sepulcro
Jesús es colocado en el sepulcro.

Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Palabra de Dios
Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en la roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro (Mc 15, 42-46).

Beato Juan Pablo II:
Desde el momento en que el hombre, a causa del pecado, se alejó del árbol de la vida, la tierra se convirtió en un cementerio. Tantos sepulcros como hombres. Un gran planeta de tumbas. En las cercanías del Calvario había una tumba que pertenecía a José de Arimatea. En este sepulcro, con el consentimiento de José, depositaron el cuerpo de Jesús una vez bajado de la cruz. Lo depositaron apresuradamente, para que la ceremonia acabara antes de la fiesta de Pascua, que empezaba en el crepúsculo. Entre todas las tumbas esparcidas por los continentes de nuestro planeta, hay una en la que el Hijo de Dios, el hombre Jesucristo, ha vencido a la muerte con la muerte. O mors!, ero mors tua!: Muerte, ¡yo seré tu muerte! El árbol de la vida, del que el hombre fue alejado por su pecado, se ha revelado nuevamente a los hombres en el cuerpo de Cristo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo. Aunque se sigan multiplicando las tumbas en nuestro planeta, aunque crezca el cementerio en el que el hombre surgido del polvo retorna al polvo, todos los hombres que contemplan el sepulcro de Jesucristo viven en la esperanza de la Resurrección.

Oración
Danos, oh Padre, la gracia de unirnos en la fe a la muerte y sepultura de tu Hijo, para con Él resurgir a la vida nueva. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.