Cecilia Pilar Gracia, nueva presidenta de Manos Unidas: «Esperamos una gran hambruna en África»
La nueva presidenta de Manos Unidas quiere que la entidad se siga modernizando y que se centre en los jóvenes y en dignificar a las personas que ayudan. «Todavía no lo hemos conseguido», asegura
Cecilia Pilar Gracia fue maestra y dirigió una agencia de comunicación. A la ONG de la Iglesia llegó por «dos amigas que estaban enganchadísimas al voluntariado». Dentro de la entidad, estuvo trabajando para varios proyectos de Iberoamérica, de ahí pasó a coordinar el festival Clipmetrajes y, por último, se encargó del Área de Comunicación y Responsabilidad Pública, donde creó el departamento de marketing. Fue elegida presidenta el pasado 21 de mayo y la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) la ha ratificado este jueves.
¿Cómo ha afrontado su nombramiento y a qué ha dedicado estas semanas?
Desde que aparecieron los primeros rumores hasta que fui elegida he tenido tiempo de hacerme a la idea. Lo he vivo con mucha tranquilidad. Está ocurriendo todo con absoluta normalidad. Tras la confirmación de la CEE hay que ponerse con todo el papeleo. Hasta ahora, he estado trabajando codo a codo con Clara [Pardo, presidenta saliente], como los últimos cinco años. Lo que hemos hecho ahora es repartir el trabajo, aunque hay cosas que yo no puedo hacer.
¿Clara le ha dado algún consejo?
Me ha advertido de que se trabaja mucho, porque si no esto no sale adelante. Y me ha dicho que disfrute. Para ella ha sido el mejor periodo de su mandato. Así que pienso hacerla caso en ambas cosas.
¿Dónde le gustaría poner el acento los próximos tres años?
Como llevo tiempo aquí, sé las cosas de las que adolece y las cosas que tiene bien organizadas Manos Unidas. Me quiero fijar en tres cosas. Es verdad que la pandemia nos dio un empujón para adaptarnos al siglo XXI, y hemos hecho un avance enorme, pero todavía quedan muchas cosas por hacer y mejorar. Luego me quiero empeñar en acercar Manos Unidas a los jóvenes, que se involucren como voluntarios y como socios. Ellos son el futuro y acercarnos a la juventud es una tarea fundamental para nosotros. Por último, hay un trabajo que hay que seguir haciendo que es dotar de dignidad a esos millones de personas con las que trabajamos. Hay que seguir en esa brecha, porque todavía no lo hemos conseguido. Esto es prioritario también.
¿Cómo ha sido el 2021 de Manos Unidas? Durante la presentación de la memoria se dijo que fue «el peor año de vuestra historia».
Después del tan difícil 2020, pensamos que el 2021 ya se había acabado la pandemia y resultó ser todo lo contrario: Cantidad de contagios, la gente seguía muriendo, no se podía viajar a visitar los proyectos, no podíamos hacer nuestras actividades de sensibilización en la calle, tampoco podíamos visitar los colegios, las iglesias estaban al 30 %. Y más allá de la COVID-19, el mundo seguía plagado de hambre, de guerras… Con toda esta situación, las delegaciones se desesperaban. Fue un momento de muchísima intranquilidad. No sabíamos qué iba a pasar. Pero supimos reinventarnos. Todo lo pasamos a lo virtual, preparamos vídeos para los colegios, y gracias a Dios salimos adelante. De hecho, las cifras de 2021 luego resultaron ser estupendas.
Tal y como está el mundo, cada vez son más las voces que alertan de una hambruna mundial. ¿Tienen prevista alguna medida al respecto?
Es terrible. Ucrania no solo es el granero de Europa, sino también de África. Los precios están disparados y a eso hay que sumar las sequías de 3 y 4 años que padece el cuerno de África y las otras guerras del mundo. Esperamos una gran hambruna.
Nosotros nos somos una ONG de emergencia, pero cuando un socio local nos pide ayuda, estamos ahí los primeros. Este año hemos tenido cerca de 55 emergencias y siete proyectos de ayuda humanitaria. Es decir, nos ponemos en marcha rápido. Y esto es lo que vamos a hacer: Estar muy atentos a lo que nos digan nuestros socios del sur para reaccionar inmediatamente y enviarles aquella ayuda que necesiten.
¿Asusta tomar el relevo en estas circunstancias?
No. Estos últimos años han sido muy duros y he visto cómo ha respondido el equipo humano, tanto los voluntarios como los trabajadores, que conforma Manos Unidas. Esa entrega que tienen me da mucha tranquilidad. Con eso y con la ayuda de Dios salimos adelante seguro.
El pasado viernes, 17 de junio, Manos Unidas presentó su memoria 2021, año en el que se logró una recaudación de 51 millones de euros a pesar de que fue «el momento más difícil de nuestra historia», señaló Clara Pardo, presidenta en funciones. Del total de lo recaudado, el 86,3 % proviene del sector privado. En este ámbito han experimentado un crecimiento desorbitado las herencias y legados, que se dispararon un 140 % con respecto al año 2020. Con todo este dinero, la entidad ha desarrollado 474 proyectos en 51 países por valor de 33,4 millones de euros: 110 proyectos de alimentación y medios de vida (9,8 millones); 108 proyectos de educación (6,5 millones); 94 de salud (4,2 millones); 24 de agua y saneamiento (1,4 millones); 70 proyectos de derechos de las mujeres y equidad (4,7 millones); 56 proyectos de derechos humanos y sociedad civil (5,2 millones) y doce proyectos de medio ambiente y cambio climático (1,5 millones). En total, «hemos podido cambiar la vida a más de 1,5 millones de personas en el mundo», concluyó.