Francisco confiesa a los obispos brasileños que no piensa renunciar
«Quiero vivir mi misión hasta que Dios me lo permita», ha asegurado el Pontífice durante la reunión
El Papa Francisco ha confesado este martes a una nueva tanda de obispos brasileños en visita ad limina que no se le pasa por la cabeza renunciar como se insinúa desde algunos medios de comunicación, según informa EFE.
El arzobispo de Porto Velho, Roque Paloschi, ha asegurado en entrevista con Vatican News que Francisco le dijo «que tiene muchos desafíos, pero que no se le pasa por la cabeza lo que sale en la prensa [en referencia a su posible renuncia]» cuando hablaron sobre su estado de salud.
«Quiero vivir mi misión hasta que Dios me lo permita», ha asegurado el Pontífice, según Paloschi, mientras que Lúcio Nicoletto, administrador diocesano de Roraima, ha agregado que vieron a Francisco con su «fragilidad», pero «también con una fuerza muy grande».
En esta reunión con 17 obispos brasileños de la zona norte y noroeste, el Papa los animó a actuar «sin miedo» y «a enfrentar los desafíos que nos presenta el momento actual». También «a denunciar todo lo que pisotea los derechos fundamentales de las poblaciones indígenas y el cuidado de la casa común».
«Es inmoral el uso de armas nucleares»
Por otra parte, Francisco ha enviado un mensaje a la primera reunión de los estados miembros del Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares, que se lleva a cabo desde este martes hasta el 23 de junio en Viena. «Es inmoral el uso de las armas nucleares, pero también lo es su mera posesión. Es engañoso y contraproducente pensar que la seguridad y la paz de algunos esté desconectada de la seguridad y la paz de otros», ha señalado en el texto, leído por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados.
Aunque reconoce que hablar de desarme puede parecer hoy «paradójico», advierte de que no se pueden pasar por alto los «peligros de los enfoques miopes de la seguridad nacional e internacional y los riesgos de proliferación». Y por eso insiste en la llamada a «silenciar todas las armas y eliminar las causas de los conflictos mediante el recurso incansable de negociación».
«La adhesión y el cumplimiento de los acuerdos internacionales de desarme y del derecho internacional no es una forma de debilidad. Por el contrario, es una fuente de fuerza y responsabilidad, ya que aumenta la confianza y la estabilidad», ha reivindicado.
Con todo, ha pedido que se promueva «una cultura de la vida y la paz basada en la dignidad de la persona humana y en la conciencia de que todos somos hermanos y hermanas» y ha asegurado el compromiso de la Iglesia católica en la promoción de la paz entre los pueblos y naciones y en el fomento de la educación en la paz en todas sus entidades.