Monseñor César Franco, nuevo obispo electo de Segovia
A las 12 del mediodía, junto a prácticamente la Curia episcopal en pleno del arzobispado de Madrid, el arzobispo Carlos Osoro hacía pública la noticia antes de rezar el ángelus: monseñor César Augusto Franco, hasta ahora obispo auxiliar de Madrid, ha sido nombrado nuevo obispo electo de la diócesis de Segovia, después de que el Papa haya aceptado la renuncia, por motivos de edad, a monseñor Ángel Rubio, hasta ahora titular de la sede segoviana
Después de casi 18 años como obispos auxiliar de Madrid, monseñor César Franco ha sido designado por el Papa Francisco como nuevo obispo electo de Segovia, después de haber aceptado la renuncia, por razón de edad, a monseñor Ángel Rubio, ahora obispo emérito de la diócesis castellana.
Ha sido el propio arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, quien ha confirmado la noticia a las 12 en punto, justo antes de rezar el ángelus en el vestíbulo del arzobispado de Madrid, acompañado por monseñor Franco y por prácticamente todos los vicarios de la curia diocesana en pleno. Al anuncio ha sucedido un caluroso aplauso, fruto del palpable cariño que los diocesanos de Madrid tienen a «don César», como es conocido en la Iglesia de Madrid.
La tarea del obispo: hacer lo que hizo Jesús
«La tarea del obispo –ha añadido monseñor Osoro, al hilo de la lectura del Evangelio del día, sobre la curación de los diez leprosos– es hacer lo que hizo Jesús: salir a los caminos, encontrarse con las personas en las situaciones en que estén y sobre todo realizar esa tarea de reintegrar a los hombres e incorporarlos a la sociedad, ayudándoles a vivir con los demás».
Inmediatamente después, y antes de comparecer ante los medios, el nuevo obispo electo de Segovia ha querido dar gracias a Dios, «que me ha cuidado durante toda mi vida, con muestras de cariño y de confianza, como esta de ahora, al poner en mis manos una de sus santas Iglesias, la de Segovia», algo para lo que «me considero indigno en mi ministerio sacerdotal y episcopal», ha dicho. Por eso, para su nueva labor como pastor titular de una diócesis, «me acojo a la misericordia de Cristo y a la ayuda que sé que nunca me va a faltar de Él».
Una Carta a todos los segovianos
Tras mostrar su gratitud «al Papa Francisco por considerarme digno de regir una Iglesia», monseñor César Franco ha explicado que acababa de enviar una Carta al obispo de Segovia y a sus nuevos diocesanos. Una carta en la que saluda «a todos los diocesanos y de modo muy especial al presbiterio que, con el Obispo a la cabeza, lleva adelante la hermosa tarea de la evangelización y santificación en esa parcela del santo pueblo de Dios», y en la que explica que, «desde el momento que me comunicaron mi nombramiento, no he dejado de teneros presentes a todos en la celebración de la Eucaristía, pidiendo que la diócesis de Segovia se mantenga siempre fiel a Cristo y, como Él, se sienta siempre convocada y enviada por el Padre para anunciar la Buena Nueva de la salvación». Además, ha pedido a los segovianos que recen «para que sea un obispo según el modelo que tenemos en el Buen Pastor, Jesucristo».
Y concluye diciendo que «desde este momento, la diócesis de Segovia estará en mi corazón y procuraré servirla con la sabiduría y fuerzas que Dios me dé, apoyado siempre en la oración y ayuda de cuantos la componen, y bajo la poderosa intercesión de san Frutos y de Santa María, tan querida y venerada por los segovianos bajo el título de Virgen de la Fuencisla».
Madrid, su madre
Don César también ha tenido palabras de agradecimiento a la archidiócesis de Madrid, aunque él mismo ha reconocido que «no tengo palabras suficientes de afecto y de gratitud» hacia ella «porque esta Iglesia es mi madre, que me ha dado la fe y que me ha enriquecido con los dones de los sacramentos». Así, ha recordado a todos los laicos con los que ha tenido contacto desde sus días de sacerdocio, así como a todos los obispos auxiliares, a los anteriores arzobispos de Madrid, y en particular al cardenal Rouco, arzobispo emérito de Madrid, «que durante 18 años como obispo y 8 como sacerdote ha querido que colaborase estrechamente con él, con quien he trabajado con estrecha fidelidad, afecto y comunión durante estos años y al que agradezco la confianza de las tareas que ha querido encomendarme».
La Curia, su comunidad
Una de las muestras más claras del carácter comunitario y eclesial del nuevo obispo de Segovia ha sido su saludo a los Vicarios episcopales y a los miembros de la Curia diocesana, «que han sido para mí la comunidad viva y concreta en la que he vivido la fe durante estos años, porque desde que me hicieron obispo siempre he echado de menos una comunidad», así como el agradecimiento a José Antonio Álvarez, durante años su secretario personal y hoy formador del Seminario de Madrid, «que ha sido para mí un ejemplo prudente, discreto, eficaz y que me ha dado un gran testimonio de vida sacerdotal, y como nunca nos ha faltado la alegría a pesar de los problemas que hemos tenido en el despacho, hemos llegado a ser grandes amigos».
Deseos para monseñor Osoro
Asimismo, ha deseado al nuevo arzobispo madrileño, que lleva sólo 15 días en la diócesis, «que tenga un pontificado muy fecundo y que sea tan feliz en Madrid como un servidor lo ha sido. Porque Madrid es verdad que tiene muchos problemas, pero parece que es una esposa feliz que ayuda a llevarlos muy bien. Le deseo un pontificado en el que toda la diócesis colabore con usted, le sea leal y sincera, y le quiera, y ore ante el Señor por usted».
Además ha pedido perdón «por mis pecados, incoherencias e infidelidades» y ha dicho que aunque «yo no tengo a nadie por enemigo y espero que nadie me tenga por tal, en caso de que así sea, que lo achaque a mis fallos, pero no a mi ministerio».
Un ladrón de almas para Segovia
Al recordar que la noticia se ha hecho pública el día de san Josafat, obispo y mártir, monseñor César Franco ha señalado que «le llamaban ladrón de almas, porque amaba tanto a la Iglesia y al Señor que quería siempre verla unida y a cada alma que encontraba la quería llevar hasta ella, así que ojalá yo también sea un buen ladrón de almas para Segovia».
Un extenso currículo
Pero, ¿quién es el nuevo obispo de Segovia? Monseñor César Augusto Franconació el 16 de diciembre de 1948 en la localidad madrileña de Piñuecar, y fue ordenado sacerdote el 20 de mayo de 1973. Es Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, y Diplomado en Estudios Bíblicos por la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén.
Comenzó su ministerio sacerdotal en Madrid, en las parroquias de San Casimiro, Santa Rosalía y Nuestra Señora de los Dolores. Ha sido Capellán de las Hijas de la Caridad en el Colegio San Fernando, Consiliario diocesano de Acción Católica, Capellán de la Escuela de Caminos y de la Facultad de Derecho, Secretario del Consejo Presbiteral de Madrid, Rector del Oratorio Santo Niño del Remedio y Vicario Episcopal, hasta que el 14 de mayo de 1996 fue nombrado obispo auxiliar de Madrid y ritular de Ursona.
De 1997 a 2011 fue Consiliario Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, y fue el Coordinador General de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011. Desde noviembre de 2012 es Deán de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid, ha impartido cursos sobre Biblia en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.
Además, ha sido miembro de las Comisiones Episcopales de Liturgia, de Enseñanza y Catequesis, de Apostolado Seglar y de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, donde, desde el pasado mes de marzo, preside la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.