El viernes pasado, más de 2.000 chicos de la diócesis de Getafe se embarcaron en una aventura fantástica: se montaron en un autobús… y viajaron hasta Narnia. En realidad, era la Granja de San Ildefonso, pero no tenía nada que envidiar al mundo mágico creado por el autor inglés C. S. Lewis. En este viaje, participaron, por un lado, alumnos de Religión de 6º de Primara y 1º de ESO, como jugadores; y, por otro, los de 4º de ESO y 1º de Bachillerato, que eran monitores.
El libro y la película con la que han trabajado este año fueron El príncipe Caspian, y las actividades giraron, sobre todo, en torno al tema de la fe. Si os acordáis, en este libro, los hermanos Peter, Edmund, Susan y Lucy Pevensie vuelven a Narnia. Para ellos sólo ha pasado un año desde que abandonaron este mundo mágico, pero allí han pasado muchos siglos. Durante el libro, «Lucy puede ver al león Aslan» –que simboliza a Jesús–, «pero sus hermanos no, y tienen que elegir entre fiarse de su testimonio» mediante la fe, «o seguir por otro camino». Además, la Narnia a la que vuelven «se ha olvidado de Aslan», como le pasa en gran medida a la sociedad de hoy en día con Jesús. Como veis, este libro les ha venido que ni pintado para hablar sobre el Año de la fe que estamos celebrando.
Los niños se dividieron en distintos ejércitos, y así tuvieron que superar distintas pruebas. «En una prueba, teníamos que buscar cosas para hacer una pócima. En otra, para hablar de la fe, el profesor se tapaba los ojos y los alumnos teníamos que guiarle y decirle por dónde tenía que ir», cuenta Diego, de 12 años, que estudia en el colegio Lope de Vega, de Fuenlabrada. A su compañero Miguel Ángel, la prueba que más le gustó fue otra en la que tenían que buscar unos números y, a cambio de ellos, los monitores les daban letras con las que tenían que formar una frase. Diego se acuerda bien de qué frase era: «Jesús, creo, pero aumenta mi fe». Junto a esa idea, tras este viaje a Narnia, a Miguel Ángel se le quedó grabada una idea: «Las cosas no las puede hacer uno solo, tienes que confiar en Dios». Por eso, durante ese día también hubo tiempo para rezar y confesarse.
Pero esta aventura aún no ha concluido. Javier, el delegado de Enseñanza de la diócesis, explica que el viaje a Narnia no es sólo un día de excursión con actividades: «Antes de venir a Narnia, a lo largo del año, se ve la película que corresponda a ese año y se prepara el tema con los chavales». Y, después de volver, siguen trabajando en ello. Así que hay aventuras en Narnia para rato.